EL DIOS ENFERMO

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Sinesio López Jiménez
Como en el verso de Vallejo, el Estado peruano nació un día en que Dios estuvo enfermo. Por eso, no es el dios mortal de Hobbes que, en nombre del Dios inmortal, impone su autoridad. Nuestro estado es pequeño y débil. Es más pequeño que la sociedad y que el territorio en el que debiera ejercer su jurisdicción. Hay zonas geográficas, especialmente las altonandinas, a las que no llega el Estado. Es más débil que otros Estados de la región y es débil también para ejercer la autoridad e imponerla a ciertos grupos sociales que se colocan fuera de la ley. ¿Qué explica la debilidad del Estado peruano?. Mi hipótesis es que ella obedece a un conjunto de características que lo definen.
En primer lugar, es un Estado sometido a la cultura patrimonial. Esta se expresa en diversas situaciones. Cuando un partido triunfa en las elecciones cree que ha obtenido el Estado como botín y se dispone a coparlo con sus militantes apelando al supuesto derecho que le da el triunfo electoral. Esto es lo que han hecho los partidos mejor organizados, muy duchos en las lides de atiborrar al estado con sus clientelas partidarias. Cuando los ciudadanos gestionan algún tipo de servicios en el estado, lo primero que los burócratas les hacen sentir es que ellos son dueños de la función que tienen y que los van a atender, no porque la ley los obliga, sino porque son buena gente y en reciprocidad les piden, en el peor de los casos, una coima. Cuando los grupos económicos buscan atarantar al Presidente para que nombre a personas de su confianza en los puestos claves del Estado es igual. Todos ellos se sienten dueños del Estado.
En segundo lugar, es un Estado que tiene islas de modernidad, pero la mayoría de sus aparatos, especialmente aquellos que tienen ver con los servicios y derechos de la población, está anquilosada y sometida a formas tradicionales de organización y funcionamiento. En tercer lugar, nuestro Estado, como la mayoría de los estados de AL. no es democrático. Sus políticas sociales (educación y salud) no llegan a todos los peruanos y peruanas por igual. Lo mismo sucede con la ley, la justicia y la seguridad. En cuarto lugar, el Estado es más criollo que andino y amazónico. Así nació y así sigue. Lo criollo se ha estirado, sin embargo, más allá de la costa y lo andino y amazónico se ha encogido en sus propias regiones, pero el Estado tiene problemas para acomodarse y expresar a la sociedad pluricultural compleja que somos. Podría adecuarse sin renunciar a su carácter unitario.
En quinto lugar, El Estado es limeño. Las otras regiones tienen menos estado con todo lo que eso implica: menos poder, menos presupuesto, menos servicios, menos desarrollo. En sexto lugar, el nuestro es un Estado pobre. ¿Qué se puede hacer con el 14% de presión tributaria?. Sólo se reproduce en malas condiciones con una burocracia ineficiente y mal pagada. Con los escasos recursos que le quedan no puede realizar políticas sociales de calidad para todos ni puede hacer que la seguridad y la justicia imperen igualmente para todos. En sétimo lugar, la burocracia es ineficiente. Perú, a diferencia de otros países de AL (Brasil, por ejemplo), no tuvo una reforma burocrática (que Europa tuvo en el siglo XIX). Por eso, nuestra burocracia no es weberiana: racional, objetiva, impersonal, eficiente.
¿Qué consecuencias trae la debilidad del Estado?. Varias, pero quiero señalar brevemente tres. En primer lugar, un estado débil es la principal causa de la falta de gobernabilidad del país. La capacidad de gobierno y su desempeño dependen, en gran medida, de la fortaleza institucional del Estado. En segundo lugar, un estado débil afecta la calidad de la democracia. Las frecuentes fallas y la baja calidad de la democracia no dependen tanto de su diseño institucional como de la debilidad y del carácter antidemocrático del Estado. En tercer lugar, un estado débil no ayuda al crecimiento y al desarrollo. Por lo general, el Estado y el desarrollo con procesos que se acompañan. A más Estado, más desarrollo.

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6 pensamientos en “EL DIOS ENFERMO

  1. Ricardo Corrales

    Dr. Faltó analizar que el complemento perfecto de este Estado ineficiente, es la grave disfuncionalidd de nuestro sistema de partidos políticos, que precisamente son los que reproducen ese estado burocrático y patrimonialista, asaltado cada cinco años por el caudillo y allegados de turno. Entonces, la solución pasa por reconstruir nuestro sistema de partidos políticos, institucionalizarlo, y motivar el voluntariado civil a través de campañas cívicas en los jóvenes y premiaciones económicas por parte del Estado de los proyectos exitosos de participación política a través de los partidos de la ciudadanía. Saludos. Ricardo Corrales

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  2. pepe mejia c.

    En el gobierno de trancision de Valentin Paniagua se plantearon las reformas del Estado,empleado publico,del
    poder judicial,descentralizacion. No se ha hecho nada, sigue existiendo el centralismo politico, por lo cual hay ciudades
    que logran mayor desarrollo
    economico,social,educativo,tecnologico.
    Pero esta situacion tiene que cambiar en el Peru, si no volveremos a los 80.

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  3. Diego A. Carrillo Abanto

    El Perú va muy bien, otra cosa esque quieran tener personas socialistas o comunistas en el poder. Las ideologías políticas en su universidad(PUCP) están fuera de la realidad, deberían inculcar la democrácia en su alumnado.

    Dejen de ganarse la fama de ROJOS y RESENTIDOS SOCIALES.

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  4. Carlos Andía

    Concuerdo en que a mayor Estado mayor desarrollo; pero en el Perú el estado es embrionario, básicamente por nuestra propia IDIOSINCRACIA.
    Somos una sociedad semifeudal, con relaciones de dependencia muy marcadas socialmente: irracionalidad (dogmas), clientelismo (antiguo vasallaje), padrinazgo (dependencia),informalidad, autoritarismo, etc., que perviven en "islas" personales, instituciones o áreas geográficas, incluso como "zonas liberadas" del "estado central", y coexistiendo con formas capitalistas.
    ¿Cómo se cambia esto? es un proceso tendiente al cambio de la mentalidad; en este caso del estado y hacia el resto de la sociedad.
    Cinco años son poco, pero si se sientan las bases para ello, pronto podremos visualizar el horizonte.

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