Perú: Reflexiones en torno a Machu Picchu

Por Jorge Agurto y Javhe Mescco

Servindi, 7 de julio, 2011.- El día de hoy Machu Picchu celebra un centenario desde que el norteamericano Hiram Bingham difundiera su existencia a nivel internacional. El despliegue informativo es enorme y una buena ocasión para reflexionar sobre su significado, la cultura de sus creadores y los compromisos pendientes para resarcir a las culturas originarias del Perú.

Descubrimiento o revelación

El historiador y antropólogo peruano Luis Guillermo Lumbreras ha sido muy claro en precisar que más que un descubrimiento lo que hizo Hiram Bingham fue realizar el primer lanzamiento mediático internacional del santuario inca, que personalmente Bingham conoció un 24 de julio de 1911.

El antropólogo, arqueólogo e historiador Federico Kauffmann Doig precisa que en 1909, Carlos Romero, historiador y director de la Biblioteca Nacional, creía que esa era la “ciudad perdida inca” de los incas y así se lo comunicó a Bingham. Pero éste, al conocer el sitio dos años después, entendió que no era “Vilcabamba, la vieja”, porque las crónicas daban otras referencias.

Se conoce que el cusqueño Agustín Lizárraga trazó el 14 de julio de 1902 un camino a la ciudadela inca, debido a que pintó un muro con su nombre y fecha del hallazgo. Este registro habría sido despintado por orden de Bingham.

Lo cierto es que desde el siglo XVI al XIX Machu Picchu era perfectamente conocida en términos de propiedad y de toponimia afirma el historiador Donato Amado, de la Universidad San Antonio Abad del Cusco.

Documentos de 1658 y 1714 hallados en los archivos de Perú se refieren a Machu Picchu como parte de haciendas repartidas por las autoridades coloniales a familias cusqueñas, así como a frailes agustinos y betlemitas, indica Donato.

El papel de Hiram Bingham

Para Lumbreras, Bingham -quién fue profesor de historia de América Latina de la Universidad de Yale- tiene dos méritos: el mediático y el científico.

El primero, estuvo asociado a la difusión mundial del mundo andino inca a través de la revista National Geographic, una de las revistas de mayor circulación internacional.

El segundo mérito reposa en que Bingham trabajó con un grupo de profesionales, como geólogos, antropólogos, botánicos, entre otros, lo cual le dio un sustento científico a la revelación.

Federico Kauffmann coincide con Lumbreras en valorar y no mezquinar el rol de Bingham, del cual afirma que “no fue un aventurero cualquiera”.

“Él manejaba fuentes históricas, conocía las crónicas de la época (…). Su intención no fue descubrir Machu Picchu sino la ciudad perdida de Manco Inca, ‘Vilcabamba, la vieja’. Por eso hace una primera expedición a Choquequirao”, sostiene Kauffann.

Por su parte, Luis E. Valcárcel destaca que Bingham “fue el primero en darse cuenta del gran valor de aquello que descubría, sobre todo la cabal apreciación de su trascendencia para la historia del hombre americano”.

Si bien hubieron muchos precursores se trató de “personas sin preparación para apreciar el valor de los monumentos que tenían ante sus ojos” afirmó Valcárcel.

Significado de Machu Picchu

Siguiendo con Lumbreras, Machu Picchu fue un gran monasterio mandado a construir por Pachacútec, donde se le rendía culto, y lugar en el que habría sido conservado después de muerto.

“Representa algo equivalente para el Perú a lo que son las pirámides para Egipto” indica Lumbreras.

Aún así, lo que halló Bingham no tiene comparación con lo que fue Machu Picchu en todo su esplendor, debido a que los incas escondieron los objetos de valor cuando iniciaron su resistencia al invasor español y se retiraron a Vilcabamba hasta 1572.

Existe evidencia de que existieron instalaciones, como el Koricancha, con oro en las paredes, que se perdieron a lo largo de dos o tres siglos. “En Machu Picchu solo quedaron las paredes” precisa el especialista ayacuchano.

El antropólogo y arqueólogo Elías Mujica destaca que “lo más relevante es que Machu Picchu fue una suerte de síntesis”.

“Así como los Incas son la síntesis final del Proceso Andino Preeuropeo, Machu Picchu es la síntesis de la creatividad inca, en donde el carácter principal es la forma como los incas articulan las construcciones que hacen con el entorno natural” señaló Mujica.

Machu Picchu como política de Estado

Federico Kauffmann Doig sostiene que la construcción del monumental complejo fue parte de una política del Estado inca pues además de un santuario religioso también fue un centro de administración agraria y de producción de alimentos.

Su diseño y creación fue parte de una estrategia para ampliar la frontera agraria y producir más. Se trata de un proyecto estatal tardío, que quedó inconcluso por la llegada de los españoles.

Para el investigador peruano, de padres europeos, es un disparate mayor pensar que fue la casa de descanso de Pachacútec.

De la misma opinión es el antropólogo Fernando Astete, jefe del Parque Arqueológico de Machu Picchu, quién destaca que la ciudadela fue un centro religioso, político y administrativo.

Su función principal era administrar un gran territorio, y el lugar fue elegido gracias a la gran diversidad de elementos que había alrededor.

“A Machu Picchu llegan entre seis y ocho caminos porque se trata de un nexo que articula los andes con la selva alta. Así, de la sierra se intercambiaban los tubérculos y la carne de los camélidos sudamericanos. La selva daba coca, chonta, plantas medicinales” agrega Astete.

Controversia en torno a la celebración

Algunas opiniones cuestionan la celebración de los “100 años del descubrimiento científico de Machu Picchu” porque recuerda la visión eurocentrista del V Centenario del “descubrimiento de América” en 1992, conmemorado especialmente en España.

Otros destacan que cualquier celebración está empañada mientras no se devuelva el íntegro de las piezas que con objeto de estudio Bingham entregó a la Universidad de Yale y lo acusan de “saqueador”.

Es importante observar que mucho antes de la intervención de Bingham otros personajes, nacionales y extranjeros, realizaron un gran saqueo de diversos objetos de valor, y el robo y saqueo de reliquias coloniales de oro y plata, práctica que continua aún con vigor (1). Por otro lado, la Universidad de Yale asumió el compromiso como institución académica de estudiar y luego devolver las piezas luego de 18 meses, lo cual ha venido incumpliendo hasta el día de hoy.

Pero dejando de lado posturas escatológicas que atribuyen Machu Picchu a los extraterrestres llama la atención que las autoridades políticas expresen su admiración y destaquen el valor de esta obra arquitéctonica mientras que los descendientes de sus creadores no reciban el mismo trato y aprecio (2).

Esto recuerda el “monstruoso contrasentido” que observó el escritor José María Arguedas en los señores y criollos que admiran “lo inca” pero desprecian “lo indígena”. Un artículo publicado en Servindi el 2007 recuerda este contrasentido que divorcia el arte prehispánico con los indígenas y mestizos actuales. (3)

Y es que pocos relacionan el esplendor de Machu Picchu con los pueblos indígenas u originarios que en una fase autonómica de su desarrollo crearon grandes obras, entre estas las arquitectónicas, que a pesar de los siglos aún asombran al mundo por su perfección y belleza.

Para la Organización Nacional de Mujeres Indígenas Andinas y Amazónicas del Perú (ONAMIAP) no es posible celebrar el descubrimiento de un santuario como Machu Picchu “sin agradecer y felicitar al pueblo que lo edificó”.

“Los pueblos originarios del Perú, en particular el pueblo Quechua, son los verdaderos herederos de nuestros ancestros los Inkas. Ellos mantienen viva la cultura, la sabiduría de nuestros pueblos y defienden la Pachamama”.

“Por tanto, el mejor regalo de la celebración de los 100 años de Machu Picchu sería el reconocimiento de los derechos de los pueblos originarios del Perú sin ninguna mezquindad” concluye un mensaje de ONAMIAP con el que coincidimos.

Notas:

(1) Los periódicos de hoy dan cuenta del hallazgo del madero de la Cruz de Motupe que fue robada y despedazada para despojarla de sus alhajas de oro y plata. La Cruz de Motupe es uno de los símbolos de religiosidad católica más importantes en el norte del Perú y que llega a congregar hasta 70 mil personas en su festividad anual.

(2) La ex Ministra Mercedez Araoz se regocijó hoy hablando de la celebración del descubrimiento de Machu Picchu en un medio radial y afirmó que “Machu Picchu es nuestra ancla para atraer todo tipo de turismo”. Pero, concomitantemente, insistió en que el nuevo gobierno debe evitar cualquier gesto que aleje la inversión privada o se oriente a cambiar el modelo económico actual. Con el mismo talante condenó el contexto de violencia que generan las demandas de las comunidades que se oponen a la minería. Al respecto es oportuno recordar que el informe Lombardi sobre los sucesos de Bagua señala responsabilidad en Mercedez Araoz por oponerse a la derogatoria de los decretos que ocasionaron la protesta amazónica porque según ella “se caería el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos”. En síntesis, se puede amar a Machu Picchu pero despreciar a las poblaciones indígenas.

(3) Agurto, Jorge: “Un monstruoso contrasentido en la celebración por Machu Picchu”, 9 de julio, 2007, en Servindi: http://servindi.org/actualidad/1971

Fuente: Servindi

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