Mundo: Día Mundial del Agua genera reflexión y alarma en el mundo

Servindi, 23 de marzo, 2010.- El Día Mundial del Agua, es otra fecha establecida por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que más allá de una celebración, despierta reflexiones preocupantes y deslumbra cifras nada tranquilizadoras acerca de una de las crisis más graves del presente y futuro: la falta de agua.

Y fue precisamente esa la finalidad de instaurar a nivel mundial este día, para que la población reflexione acerca de la importancia y la necesidad de preservar este recurso para el futuro de la humanidad.

Antecedentes

El Día Mundial del Agua se inició a gestar durante la Conferencia de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo en Mar del Plata, Argentina en 1992, para llegar a concretarse el 22 de febrero del siguiente año mediante una resolución aprobada en la Asamblea General de la ONU.

Además, mediante otra resolución del 23 de diciembre de 2003, la Asamblea General proclamó el periodo del 2005 al 2015 como el Decenio Internacional para la Acción, “El agua, fuente de vida”.

Con ello se invitó a las naciones a realizar actividades relacionadas con la conservación y el desarrollo de los recursos hídricos, apelando a la puesta en práctica de las recomendaciones de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo contenidas en el Capítulo 18 (Recursos de Agua Dulce) de la Agenda 21.

Mortal problemática

Desde niños conocemos que el planeta está prácticamente cubierto de agua (71% de la superficie terrestre), sin embargo, lo que pocos saben es que sólo el 2% de esa enorme cantidad puede ser consumida por el hombre.

Las consecuencias relacionadas con el consumo de agua no potable provocan cada año más víctimas mortales en todo el mundo que cualquier tipo de violencia, incluida la guerra, según información vertida por la ONU.

En la Cruz Roja estiman que, en total, en todo el mundo sigue habiendo 884 millones de personas sin acceso al agua potable, un bien fundamental que repercute en la sanidad, la seguridad y la calidad de vida, especialmente de menores y mujeres.

Por ejemplo, las enfermedades que se propagan por el agua causan cada año la muerte a más de 1,5 millones de niños o, lo que es lo mismo, cada 15 segundos muere un niño por una enfermedad causada por la falta de acceso a agua segura para beber, el saneamiento deficiente o la falta de higiene.

El África subsahariana es la región en la que sus habitantes sufren las peores consecuencias. Además, el acceso al agua aparece claramente vinculado a la riqueza, ya que el 20 por ciento más rico de la población subsahariana tiene el doble de posibilidades de acceder a agua potable que el 20 por ciento más pobre y cinco veces más opciones de contar con condiciones de salubridad aceptables.

Se estima que más de 2.500 millones de personas en el mundo viven sin un sistema adecuado de saneamiento. Cada día, 2 millones de toneladas de aguas residuales y otros efluentes son vertidos sin control alguno. El problema es más grave en los países en desarrollo, en los que más del 90% de los desechos sin procesar y el 70% de los desechos industriales sin tratar se vierten en aguas superficiales.

Caso peruano

El caso del Perú no es uno de los más graves en el mundo, a pesar de sus alarmantes cifras, pero no deja de ser una situación similar a la de todos los países de Latinoamérica.

Aquí, 3 mil 600 personas mueren cada año por beber agua contaminada, sobretodo esta problemática recae en las zonas más pobres del país, donde se enfatiza las limitaciones para acceder a servicios de agua potable.

En Perú, sólo el 43% de la población rural cuenta con abastecimiento de agua potable, el sector agrícola demanda el 80% del agua disponible, mientras que la población y el industrial concentran el 18% y el sector minero consume el 2% restante, según datos de la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

A esto se suma que en la costa peruana se concentra el 70% de la población y solamente tiene un 1,8% de oferta de agua dulce, en un contexto en el que esta zona depende de las precipitaciones pluviales en la sierra para abastecerse de este recurso.

Fuente: Servindi

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