Una mañana de Marzo y seis “Putamadres” bien puestos

PUTA MAAADREEEE!!!!!

– Puta Madre, me quede dormido

Juan Ernesto, un joven ejecutivo de una empresa reconocida de Lima se había quedado dormido por quinta vez en el mes, por alguna extraña razón Marzo siempre era un mes de sueño profundo y ni la mierda de celular que tenia lo lograba despertar, desde que vivía solo le estaba costando bastante despertarse, pero por alguna razón en Marzo siempre era peor.

Saltó de la cama, se metió un duchazo de agua fría, se lavo los dientes y sin tomar desayuno agarro sus llaves y salió corriendo, llamo al ascensor y bajo al sótano a recoger su carro.

Se dio cuenta que esta sería la segunda vez en el día que diría “Puta Madre”

– Puta Madre, llanta de mierda

Las malditas leyes de Murphy le vinieron a la cabeza, ya no había ni un carajo de tiempo para siquiera intentar cambiar la llanta, que chucha, a tomar una mierda de taxi después de mucho tiempo, lo único malo era la caminata de cinco cuadras hasta llegar a la avenida principal. Hoy su jefe lo iba a putear por la tardanza.

Salió lo más rápido posible tratando de evitar agitarse y sudar su camisa celeste, por alguna razón las camisas celestes son unas delatoras de sudor increíbles, se nota la mancha azul a kilómetros. Un par de axilas sudadas deben ser de las cosas más desagradables de ver y para colmo Juan Ernesto tenía una reunión importante y sabia que llegaría con las justas, así que a no agitarse para que no le suden más las alas.

Paso por el parque de su zona, estaban las tias, que si tuvieran bolas se las rascarían porque se casaron con el ricachón así que no hacen ni mierda por la vida, haciendo la mariconada esa del Tai Chi, lo malo es que habían dos o tres que siempre lo miraban con deseo y hacían bromas cuando lo tenía cerca, y ahora que estaban en mancha sabían que lo iban a joder más que de costumbre.

– Juancito, ven que necesito ayuda para estirarme
– Ven muchacho, no seas tímido
– Mijo, ayúdame y alcánzame mi dentadura y te doy tu “premio”

Después de caminar rápido pero sin agitarse y sentirse que estaba caminado como un maricón llego a la avenida, y luego de diez minutos no había pasado ni un solo taxi. Llegó uno, estiro la mano y el Nissan Sentra se estaciono cerca.

– Maestro ¿a San Isidro?
– Mmmmm… diecisiete soles flaco
– ¿!Que!? Mejor dime que no quieres ir
– Tacaño de mierda – Le dijo el taxista mientras metia la pata a full en el acelerador

El tercer “Puta Madre” del día; no entendía porque un taxista en Lima no podía ser cortes y simplemente disculparse y decir que no iba para tal o cual zona. Otro taxi.

– Maestro ¿a San Isidro?
– Mmmm.. esteeee… ¿once soles está bien?
– Diez pues maestro
– Ya pues sube

Antes de subir notó que el carro era un Toyota Corona del ochentaisiete bien hecho… bien hecho mierda, no podía ni asegurar de qué color era por la cantidad de choques y planchadas mal hechas que tenia, que carajo pensó, estoy tarde y no tengo tiempo de ponerme exquisito. Se subió y el olor casi lo golpea, penso que había caminado cinco cuadras como un trolazo para no sudar pero igual iba a terminar oliendo a sobaco, “puta madre” por cuarta vez.

– Vió el partido ayer – preguntó el taxista

Carajo, otro taxista parlanchin, pensó, no tengo ganas de hablar con nadie, aparte si hablo respiro más fuerte y si respiro el olor a ala se me mete hasta el cerebro.

– No, no lo vi – respondió secamente

Se imaginó que si no inventaba algo el chofer le iba a seguir haciendo la conversación. Una idea genial se le paso por la cabeza.

– ¿Alo? … Hola huevas ¿Cómo estás? … Aquí pues yendo a chambear.

Invento una conversación como por quince minutos, el tiempo exacto para llegar a la oficina.

Llego a la puerta del elegante edificio sanisidrino, le pagó al chofer y miro su reloj, excelente, a pesar de todo llegué temprano se dijo, el transito no estaba tan jodido.

Se acercó rápidamente a la puerta mientras se acomodaba el fotocheck con la foto de mierda que le habían tomado cuando entro a trabajar ahí.

Cuando casi había terminado de cruzar la puerta escuchó algo.

– Señor ¿dónde se dirige?

Puta madre, el quinto putamadre del dia, hoy no era su día, solo eso le faltaba, un vigilante nuevo en la puerta. Un poco mas de criterio no les vendría mal a estos muchachos de marrón, pensó, era lógico que trabajaba ahí, el guardia lo había seguido con la mirada desde hacía como cinco metros y era más que obvio que había visto su fotocheck.

– Buenos días hermano, trabajo aquí – Le dijo al vigilante mientras le enseñaba su fotocheck
– Si lo se señor, pero debo registrarlo en mi cuaderno de lo contrario no puede ingresar. ¿Me deja su DNI?
– ¿!Mi DNI!? ¿Para que? Ya te dije que trabajo aquí, estoy tarde hermano y no estoy para huevadas – Se dio media vuelta y enrumbo al ascensor.
– Señor, le pido porfavor que me entregue su DNI – Le decía el guardia mientras caminaba apurado detrás de el.

Bueno pues, se me acabo la paciencia se dijo a si mismo.

– Oye huevon de mierda, déjate de huevadas que no tengo tiempo para tus cojudeces de mierda, déjame pasar o hablo con tu supervisor y te quedes sin chamba estúpido conchetumadre. ¿De cuando acá me tengo que registra con un vigilante de mierda para entra en mi oficina? Ya mi día es una verdadera mierda como que me vengas ahora tu a joder con tus cojudeces de registro.

Se dio media vuelta y sintió como el vigilante lo agarraba del brazo, eso ya fue demasiado. Volteo con furia y apretó el puño lo más fuerte que pudo y con un swing de derecha conectó al guardia que ni se imaginó que se le venía un golpe a la boca. El hombre luego del impacto se tambaleo y cayó al piso, antes de incorporarse se llevo la mano derecha a los labios y corroboró que estaban sangrando.

– No me vuelvas a poner la mano encima hijo de puta, nunca me he registrado para entrar, no han mandado ninguna notificación al respecto así que.. ¡METETE TU REGISTRO AL CULO QUE NO LO HE HECHO ANTES NI LO VOY A HACER AHORA CARAJOOOO!
– Señor, es una norma que todo trabajador que viene a trabajar Domingo se debe registrar al ingresar y al retirarse.
– ¿Domingo? … PUTA MAAAAAADREEEEEE!!!!

Ese fue el sexto y último “puta madre” de esa mañana, expresó otros veinte “putamadres” el lunes en la mañana al recibir el memo de su jefe.

Descansa humanidad donde quiera que estés… y descansa inventor del “Puta Madre”, hiciste un buen trabajo

Puntuación: 4.50 / Votos: 6

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