Hitler el pez lisiado

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Hace años leí algo acerca de un experimento que se hizo con peces de cardumen, osos diminutos seres brillantes que nadan en bandadas de a cientos, a veces de a miles, y que en un instante cambian de dirección conjuntamente: nudos en una red invisible de relaciones que aparece vivir y funcionar como un supraorganismo.


Los investigadores llegaron a aislar el cordón nervioso que les permite hacerlo: transcurre paralelo a sus flancos. Y, con la conocida curiosidad faltta de escrúpulos propia de la ciencia, extrajeron el vital órgano de la empatía a uno de ellos, convirtiéndolo en un lisiado. El pez maltratado, incólume exteriormente, fue devuelto entonces al cardumen natal y, lógicamente, se convirtió en pez guía.
Lógicamente, pues, como no percibía señales y sus miles de compañeros nada sabían de su estado, consideraron que sus condiciones solitarias, que ya bo correspondian a la conocida determinación colectiva, eran ejemplares. Únicamente él, secretamente lisiado, parecía saber por dónde ir, cuál era la derecha, la izquierda, el camino hacia arriba o hacia abajo, aunque en realidad no respondía más que a un impulso ciego, autista.

La demonologiá del líder como consecuencia de una autorreferecnia absoluta, incapaz de empatía: una vez que uno se ha expuesto a esta posibilidad, la encuentra máas de una vez en la historia de las “grandes” figuras del líder de la historia. Y así, todo parece indicar que Alejandro de Macedonia padecía de ello. En el caso de Napoleón está más documentado, por ejemplo en su llamamiento a sus soldados y a su nación al inaugurar cada nueva guerra sangrienta: “¡Franceses! ¡ El zar ha roto la palabra que me dio!”. Al parecer, consideraba que una traición personal era razón suficiente para tapizar campos de batalla con miríadas de cadáveres. Pero ninguno fue tan decididamente un lisiado como Hitler.

Sí, él era el pez guía amputado que ya no percibía señales correctoras, el que únicamente seguía sus impulsos mas oscuros. Y el gran cardumen alemán, desorientado por la derrota de la Alemania imperial, que trataba denodadamente de adaptarse a una paz democrática sin anexiones basada en los Catorce Puntos de Wilson, experimentó acto seguido la derrota e Wilson en Versalles y la llegada de una despiadada pez ipuesta, con lo que se vio inmerso en aguas ignotas, frías y desiertas. Confrontado con formas hostiles, casi mortales de crisis económica, desorientado hasta la médula, percibe la imparable rabia con la que este autista se lanza hacia lo desconocido, lo considera el poste indicador de la providencia, la salida de la miseria, la promesa de un futuro aún inimaginable, pero en cualquier caso glorioso. Y los haces nerviosos de estos millones de seres se acoplan a él.

Bibliografía: Amery, Carl. Auschwitz, ¿comienza el siglo XXI? : Hitler como precursor. Mexico, FDE. 2002. 183 p.

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2 pensamientos en “Hitler el pez lisiado

  1. Jorge

    El problema de un genio autista es que parece Hitler y Hitler de autista no tenía nada porque era un tipo que dominaba los medios de comunicación y la comunicación en público de manera extraordinaria muy por encima de casi todo el mundo lo que pasa es que era un hijo de puta…eso de que el resto de la manada lo siguiera, solo pasa en Alemania, pues los alemanes eran como eran y aún hoy alguno que otro es asi…lo de los sentimientos lo tienen disciplinado y reprimido y eso no es…

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  2. jorge

    La otra confusión que tiene el genio autista es que lo tomen por bobo, lo cual también suele suceder, pero en este caso cuando se comprueba a través de examenes que no lo es pues va todo más o menos bien, el problema es que como no esté integrado no estudie no rinda en los examenes y entonces lo tomen por bobo que se cree genio, y al final lo pasa mal, supongo que le habrá pasado a algún que otro genio autista en el mundo pero ninguno ha sido famoso y más bien se habrá suicidado que es lo más normal o habrá muerto en la calle como un mendigo o algún final indigno…

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