Emocionatest, una app que evalúa y potencia las emociones de niños autistas

Emocionatest

Emocionatest es una aplicación para móviles y tabletas desarrollada por la Universidad Jaume I que permite evaluar y potenciar la competencia emocional de niños y niñas entre los 3 y los 12 años de edad, especialmente en menores con Trastornos del Espectro Autista (TEA) pero también aplicable a la población infantil en general. La app permite evaluar y tratar los retrasos o anomalías en la capacidad de niños y niñas para reconocer y gestionar las emociones.

Emocionatest combina el diseño en forma de videojuegos infantiles con la lógica analítica y la captación de datos, por lo que resulta mucho más estimulante para los niños y niñas que los tradicionales test psicológicos, y los profesionales pueden obtener los datos de una manera automática.

EMOCIONATEST ES UN JUEGO

Se trata de una aplicación que introduce al niño/a en una dinámica de juego motivadora, en la que el niño percibe interacción con el test. El esfuerzo realizado en el aspecto gráfico y de diseño hace de la app una herramienta muy atractiva. Por otro lado, no existe ninguna herramienta específica y comprehensiva validada para la evaluación de la competencia emocional en población normal y TEA simultáneamente.

La aplicación es totalmente visual, al más puro estilo de un videojuego, y la presentación de los ítems se adapta al ritmo del alumno, supliendo las dificultades de memoria de trabajo en estos niños y niñas. En cada nivel, los menores interactúan con diferentes pantallas que reproducen escenas o episodios emocionales cotidianos en la vida lo los niños/as de edad escolar (por ejemplo, situaciones que pueden ocurrir en el patio, en el parque, en el supermercado, etc.). En dichas situaciones, el niño debe ser capaz de identificar las emociones en juego. Emocionatest permite detectar de manera temprana a aquellos niños y niñas con dificultades para identificar y gestionar emociones.

LA FUNDACIÓN ORANGE Y EL AUTISMO

La tecnología ofrece múltiples posibilidades para mejorar la calidad de vida de las personas con TEA. La Fundación Orange ofrece en su web una selección de diferentes aplicaciones, programas de descarga gratuita, páginas web… Proyectos todos ellos que se realizan en colaboración con universidades, expertos, empresas, asociaciones de usuarios e incluyendo a los usuarios finales en el proceso de desarrollo de esas herramientas.

Además ha desarrollado la web Appyautism que se dirige a personas con TEA, sus familias y a todos los profesionales que se relacionan con estas personas, ofreciendo una selección de las mejores aplicaciones para ordenadores Windows y Mac y de las mejores apps para dispositivos Android, iOS y Windows Phone, así como un potente buscador para localizar las mejores apps para cada persona.

APPYAUTISM

Cada mes actualiza la lista con las novedades, e incluye también referencias a artículos divulgativos y académicos sobre el empleo de todas estas tecnologías para personas con TEA. Todo ello, con un enfoque profesional y asequible, y buscando guiar a todos sobre cuál es la mejor tecnología disponible en cada momento.

La Fundación Orange dedica muchos de sus esfuerzos a apoyar a las personas con trastornos del espectro del autismo (TEA). En este ámbito, la Fundación lidera una decidida apuesta por el uso de la tecnología para mejorar la calidad de vida de las personas con TEA. También impulsa innovadoras actividades de ocio adaptadas a estas personas y desarrolla una importante labor de difusión, a través de obras audiovisuales, para sensibilizar a la sociedad sobre los TEA.

Universitat Jaume I

Fundacion Orange

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Aplicaciones móviles para personas con discapacidad visual

Aplicaciones pensadas para las personas con discapacidad visual.

Las nuevas tecnologías han pasado de ser vistas como una barrera para la inclusión de las personas con discapacidad, a ser herramientas para mejorar su calidad de vida y su participación en la sociedad. El desarrollo de estas va desde las sillas de rueda, las prótesis, audífonos y los dispositivos para aumentar la visión, hasta la implementación de software e inteligencia artificial que permiten asociar las funciones de ciertos dispositivos a la mente humana.

Este papel benéfico de la tecnología lo vemos reflejado en el surgimiento de aplicaciones cada vez más funcionales y prácticas que facilitan a las personas con discapacidad visual el uso de dispositivos móviles. Estas funcionan a partir de adaptar los sistemas a las necesidades del invidente y por lo tanto le permiten tener más autonomía e independencia.

Algunas de estas aplicaciones son: ‘Aipoly Vision’, dentro de la cual los propietarios de dispositivos iOS alternan entre dos funciones, ya sea el reconocimiento de objetos o el reconocimiento de colores, apuntando con su iPhone o iPad. ‘Be my eyes’ es otra app para usuarios iOS. Esta permite interactuar a una persona con discapacidad visual, con otra que no lo es con el fin de solicitar ayuda en cualquier momento, a través de una videollamada.‘KNFB Reader’, disponible en Google play y App Store, que puede traducir los textos en audio, además de que permite fotografiar textos para luego traducirlos.

Juan David Serrano, estudiante de la Universidad de Los Andes, lidera en Colombia el proyecto ‘Vhista’ una app que permite a las personas invidentes tomar una fotografía presionando la pantalla de su smartphone, para identificar y describir objetos y personas a su alrededor. Esta también reconoce marcas, paisajes, ciudades y actividades.

Las empresas y usuarios han denominado estas  iniciativas, que van de la mano con los dispositivos diseñados para ser usados por personas con discapacidad visual, como ‘Tecnología para ver’, pensadas para facilitar la vida de esta población.

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La robótica será clave para terminar con la discapacidad humana este siglo

Así lo afirma del laureado diseñador biónico Hugh Herr, uno de los líderes en el diseño de prótesis que incorporan computadoras, motores y funciones autónomas.

Hugh Herr tuvo un accidente cuando escalaba de joven y por eso perdió las extremidades. Foto: Archivo

El diseñador biónico Hugh Herr advierte que el único peligro que ve de cara al futuro es el de una sociedad que acepte que la discapacidad es inherente a la vida, porque a lo largo de este siglo la tecnología será capaz de eliminar las limitaciones que tenga un cuerpo humano.

“En este mismo siglo llegará el momento en el que no tengamos que tolerar nunca más las limitaciones de nuestro cuerpo, de forma que podamos eliminar los fallos del mismo” a través de los avances que ofrezca la biónica, señaló Herr, ingeniero mecánico y biofísico estadounidense, conocido como el hombre biónico.

De hecho, en una rueda de prensa celebrada en Oviedo (España) esta semana, el líder mundial en el diseño y desarrollo de las prótesis más avanzadas, aseguró que, pese a no tener piernas, hace lo que quiere y le da la gana, incluida la escalada.

Este experto montañista, que perdió las dos piernas a los 17 años al quedar atrapado durante tres días en una tormenta de nieve, llegó a Oviedo para recibir mañana el Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2016, galardón que le fue concedido por haber contribuido notablemente a acelerar la integración hombre-máquina.

Las prótesis de Hugh Herr tienen computadoras, baterías y motores propios. Foto: Reuters

 

No obstante, reconoció que sólo el 15% de las personas que necesitan este tipo de prótesis puede acceder a ellas en Estados Unidos, por el coste que tienen, pero que al igual que los teléfonos móviles se han abaratado con el tiempo y son usados ahora por millones de personas en todo el mundo, lo mismo ocurrirá con las prótesis inteligentes que imitan a extremidades amputadas.

En un plazo de 50 años, según las previsiones del investigador( que ha desarrollado las primeras piernas biónicas que imitan perfectamente el movimiento humano), “el cuerpo sintético va a ser dominante en cuanto a extremidades” y será completamente normal ver extremidades artificiales fusionadas con el cuerpo humano.

“En el futuro será algo normal y no importará de qué estemos hechos, sino lo que hagamos y cómo nos expresemos”, afirmó. De hecho, se imagina un futuro en el que una persona que al levantarse sufra dolores articulares o rigidez en las piernas pueda sustituirlas por extremidades artificiales sin problema alguno.

“Gran parte de mi cuerpo es sintético. Nada de lo que roza el suelo es biológico, y todos los meses y años la sofisticación de mis extremidades mejora, mientras mi cuerpo biológico va hacia abajo”, precisó Herr antes de mostrar y quitarse ante los periodistas una de las dos prótesis que le permiten caminar con total normalidad.

Bajo el pantalón, tres computadoras, doce sensores y las baterías que aportan energía mueven cada una de las prótesis que lleva y que se quitan fácilmente con un sencillo movimiento de mano.

Hugh Herr durante la conferencia de prensa. Foto: EFE

Director del grupo de biomecatrónica del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), Herr señaló que actualmente está trabajando en un dispositivo de titanio que entra en el hueso y permite el control neuronal de una extremidad a través de sensores sintéticos.

Se trata de una fusión eléctrica y mecánica que se comercializará en breve y que, según relató Herr, él mismo utilizará.

“El año que viene voy a someterme a una cirugía donde me pondrán implantes en el cuerpo que van a permitir comunicar mi sistema nervioso y las prótesis para poder moverme, sentir las extremidades biónicas, la fuerza y el tacto”, precisó.

Según Herr, la biónica avanza rápidamente hacia accionadores de los músculos que permitirán en un futuro que los brazos y piernas biónicas tengan capacidades muy superiores a los biológicos, logros que permitirán que en un futuro no se perciba la discapacidad como algo inherente al ser humano.

“Una persona discapacitada no debe aceptar su cuerpo como algo roto y no aceptar la discapacidad”, señaló este investigador, que prefiere hablar de personas condicionadas, un término más neutro.

Herr recibirá este viernes el Premio Princesa de Investigación en la ceremonia que tradicionalmente preside el rey Felipe VI en el Teatro Campoamor de Oviedo.

Agencia EFE

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Invento español es todo lo que necesitan las personas con discapacidad para usar el móvil

Javier Montaner con una de las personas con las que han probado Mouse4all. (Mouse4all)

Mouse4all es un pulsador que funciona como un ratón para enviar órdenes a la pantalla. Se puede mover con cualquier parte del cuerpo: hay quien lo acciona con la nuca.

Hay personas que tienen problemas para trabajar con una pantalla táctil. No es tan fácil como pulsar con uno o dos dedos sobre ella: tal vez tienen las manos paralizadas o algunas dificultades para mandar la orden del cerebro a sus extremidades. Ahora, unos ingenieros españoles proponen una solución muy simple para que cualquiera pueda mandar un WhatsApp o consultar Facebook según sus posibilidades.

Se trata de una pequeña caja con un pulsador, se llama Mouse4all y, como aseguran al final de uno de sus vídeos de presentación, a los que lo han usado “les ha cambiado la vida”.

Mouse4all es obra de los ingenieros José Ángel Jiménez y Javier Montaner. El primero industrial, el segundo de telecomunicaciones, dejaron sus trabajos y se unieron hace un par de años para emprender nuevos proyectos. Hasta entonces habían trabajado en desarrollo de ‘software’ para otras empresas y decidieron iniciar una nueva etapa tirando de ahorros. “Lo que nos gustaba, que eran proyectos que intentaran combinar una parte de ‘software’ o de aplicaciones y una parte de ‘hardware’, algo tangible”, explica Jiménez a Teknautas.

 Hay personas que tienen problemas para trabajar con una pantalla táctil. No es tan fácil como pulsar con uno o dos dedos sobre ella: tal vez tienen las manos paralizadas o algunas dificultades para mandar la orden del cerebro a sus extremidades. Ahora, unos ingenieros españoles proponen una solución muy simple para que cualquiera pueda mandar un WhatsApp o consultar Facebook según sus posibilidades.

Se trata de una pequeña caja con un pulsador, se llama Mouse4all y, como aseguran al final de uno de sus vídeos de presentación, a los que lo han usado “les ha cambiado la vida”.

Mouse4all es obra de los ingenieros José Ángel Jiménez y Javier Montaner. El primero industrial, el segundo de telecomunicaciones, dejaron sus trabajos y se unieron hace un par de años para emprender nuevos proyectos. Hasta entonces habían trabajado en desarrollo de ‘software’ para otras empresas y decidieron iniciar una nueva etapa tirando de ahorros. “Lo que nos gustaba, que eran proyectos que intentaran combinar una parte de ‘software’ o de aplicaciones y una parte de ‘hardware’, algo tangible”, explica Jiménez a Teknautas.

“Estábamos investigando un poco qué cosas permite hacer la tecnología en otros campos, también en el social”, prosigue. “Por casualidad nos encontramos con que las tabletas eran muy poco amigables para una persona que tuviera dificultades de acceso a la pantalla táctil”. En unos pocos meses tenían un prototipo que funcionaba.

Montaner explica que el siguiente paso fue salir a la calle y buscar a gente que tuviera problemas para interactuar con la pantalla, con el fin de que probaran su invento. Fueron a centros como el DATO de personas adultas con grave discapacidad física de Madrid o el ASPACE de parálisis cerebral. Así, desde el primer momento lo han probado los futuros usuarios finales y sus terapeutas. “Salen temas que a ti no se te hubieran ocurrido”, afirma Jiménez. “Tú aprendes mucho de discapacidad física y es un trabajo más fructífero”.

Mouse4all es esa mezcla de ‘hardware’ y ‘software’ en la que pensaban en un principio. Es una pequeña cajita con un pulsador, que se puede controlar tanto con un dedo de la mano como de un pie, con la cabeza o con cualquier otra parte del cuerpo, según la movilidad del usuario. La cajita está conectada a través de un puerto USB al móvil o tableta para mandar esa pulsación al dispositivo. En la pantalla, hay un puntero que recibe esas órdenes para hacer clic en el icono de una ‘app’, escribir un mensaje de texto o moverse de un lado a otro y de arriba abajo.

Para realizar esas acciones hay que instalar una ‘app’ (por el momento, solo disponible para Android), que se abre automáticamente al conectar la caja al dispositivo. Al abrirse, en la pantalla se despliega un menú con diferentes iconos: mover el puntero a la izquierda, a la derecha, arriba, abajo… Para indicarle al puntero hacia dónde se desea ir, tan solo hay que esperar a que los bordes del icono destaquen y pulsar en ese momento para mandar la orden. Durante el movimiento, se vuelve a pulsar la caja y el menú aparece otra vez para cambiar de dirección, hacer un clic sobre una ‘app’ o una letra del teclado de WhatsApp.

El menú puede configurarse de forma más sencilla o compleja según las posibilidades del usuario y sus necesidades concretas. Hay quien les ha pedido un icono para apagar o encender la pantalla y, de esa forma, ahorrar batería. Otras opciones como arrastrar o hacer ‘scroll’ también se pueden programar.

Como el dispositivo móvil detecta la caja automáticamente, una vez instalada la ‘app’ y conectado el periférico no es necesaria la ayuda del terapeuta o de un familiar para operar con Mouse4all. “Les damos autonomía y les damos privacidad”, explica Montaner. “Hay otros usuarios que tienen algún tipo de discapacidad cognitiva. Les damos acceso a cosas que, si no, no podrían hacer”.

Se trata de “que no dependan de nadie, que no tenga que estar alguien pendiente para hacer lo que ellos quieren hacer”, añade el ingeniero. Para ilustrarlo, su socio y él recurren al ejemplo de Pablo (nombre ficticio), un joven que les preguntó si con el Mouse4all podría enviar mensajes de WhatsApp y borrarlos una vez enviados. Los fundadores entendieron que Pablo no quería que un familiar o un cuidador tecleara por él o leyera sus mensajes más íntimos.

Un selfi con la nuca

Durante el proceso de diseño han conocido a pacientes con historias increíbles. Entre ellas, las de usuarios que nunca habían usado tabletas o ‘smartphones’ y que se animaron a hacerlo por primera vez con Mouse4all. “Hemos visto en estos centros que gente que no era capaz de utilizar un PC tiene una segunda oportunidad”, resume Jiménez.

Lola (nombre ficticio), de unos 50 años, solo podía mover la cabeza y nunca había usado una tableta. Estaba atravesando una fase de depresión y las terapeutas, buscando una motivación, sugirieron probar con ella. Los ingenieros adaptaron la caja a lo que ella podía controlar y la dejaron a solas con el artilugio. En una hora, el tiempo que tenían para estar con ella, y controlando el invento con la nuca, el único movimiento que podía realizar, Lola consiguió abrir la cámara e incluso hacerse un selfie. “Se emocionó, se echó a llorar. Fue un momento increíble. Era algo que ninguno de los que estábamos ahí hubiéramos pensado nunca que iba a pasar”, recuerda Montaner.

Otro usuario, con una enfermedad degenerativa que le impedía comunicarse, se mostraba reacio a usarlo. La terapeuta insistió en que lo hiciera y, con ello, consiguió que la persona siguiera yendo al centro para realizar actividades. La trabajadora le dijo a los ingenieros que gracias a Mouse4all, además, había podido conocer el sentido del humor del paciente.

Una caja autofinanciada

La financiación de Mouse4all ha corrido a cuenta de los ahorros de Montaner y Jiménez, pero también ha contado con un premio de innovación de la Fundación Vodafone, en la categoría de accesibilidad TIC física.

“La idea es lanzar una pequeña producción inicial”, explica Montaner. “Estará disponible en febrero o marzo, esperamos, y [luego] sacarlo a la venta. Ya tenemos una lista de gente de los centros en los que hemos ido trabajando. Los usuarios de estos centros y las familias de estos usuarios están diciendo que esto realmente está cambiando su forma de enfrentarse a la vida, su forma de comunicarse, de disfrutar de la vida”.

Habían fabricado cuarenta unidades y ahora han industrializado el proceso, con una tirada de cien que quieren vender directamente, sin distribuidores de por medio, con el fin de “tener una relación directa con los usuarios y aprender [de ellos]”. El precio estaría entre los 100 y los 200 euros, “que para el mercado donde estamos es un precio barato”, añade. “El mercado de la accesibilidad es un mercado pequeño, es un nicho, y los precios funcionan diferente que en el mercado normal”.

“A nivel de ‘hardware’, lo puedes llamar un ‘gadget’, pero es mucho más. Realmente estás resolviendo una necesidad real de nuestros usuarios. Y eso es muy motivador para nosotros”, concluye Montaner. “Estamos proveyendo para que interactúen socialmente”. Una nueva barrera cae para aquellos que más lo necesitan.

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Diseñan “piano humano” para niños invidentes en universidad de Puebla

Un piano con sensores ultrasónicos, cuya función es permitir que niños con discapacidad visual comprendan el fenómeno físico de la onda y desarrollen su sentido auditivo mediante sonidos programados, fue diseñado por el grupo de divulgación científica y tecnológica de la Facultad de Ciencias de la Electrónica de la BUAP.

Foto: BUAP

Al respecto Daniel Mocencahua Mora, investigador de dicha facultad de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) detalló que lo primero es explicar el concepto de onda y frecuencia, junto con sus características.

“Hacemos que los niños aceerquen sus manos a un ultrasonificador, el cual detecta la proximidad de los objetos que tienen enfrente y con base en la distancia emite una determinada frecuencia de sonido”, explicó.

Daniel Mocencahua señaló que durante un taller de divulgación de la ciencia pidieron a los niños con discapacidad visual que alzaran sus manos a diferentes distancias del sensor y que brincaran, para obtener una mayor intensidad de las frecuencias, todo ello para que entendieran de qué forma se emite una onda sonora.

Añadió que posteriormente, los menores fueron colocados en una línea recta, con su torso dirigido hacia el piano, a cierta distancia de los sensores ultrasónicos, los cuales emitieron un determinado sonido al detectar los movimientos que realizaban.

El especialista de la Facultad de Ciencias de la Electrónica de la BUAP explicó que cuando algunos menores daban un paso hacia adelante y otros hacia atrás, los sensores emitían una melodía diferente, en dos escalas, con el objetivo de tocar la canción de “Estrellita”.

Los integrantes del grupo que diseñaron dicho proyecto le llaman el “piano humano”, el cual está conformado por 14 sensores ultrasónicos encargados de emitir una onda de sonido, con una frecuencia tan alta que resulta imperceptible al oído humano y es recuperada por efecto de rebote.

Explicaron que cuando alguno de los sensores detecta una presencia u objeto enfrente, a una distancia de entre 20 y 50 centímetros, envía una señal a una placa de desarrollo basada en un microcontrolador (Arduino), que es el cerebro del sistema cuya función es emitir una nueva señal para que reproduzca la nota musical, de acuerdo con el número del sensor que se activó.

Los integrantes del grupo Hipercubo de divulgación científica y tecnológica de la Facultad de Ciencias de la Electrónica señalaron que mediante este tipo de instrumentos y su aplicación en niños con discapacidad visual, se busca inculcar la idea de que una limitación física no significa una limitación de vida.

Subrayaron que el piano con sensores ultrasónicos es un ejemplo de la labor de divulgación científica de Hipercubo, grupo que en el 2016 cumplió 15 años de haberse formado y que gracias a su amplia trayectoria ganó la Presea Estatal de Ciencia y Tecnología “Luis Rivera Terrazas”.

Los diseñadores de dicho instrumento son Alejandro Torija Méndez, José Jacob Ascencio Ortiz, Viridiana Ramírez Tendilla, César Alonso García Romo, Isidro Pale Córdoba, Mayra Gerónimo Cruz, Mariana Álvarez Chávez, Javier González Pérez y Salomón Junior Tobón León, estudiantes de dicha facultad e integrantes de Hipercubo.

Fuente: terra.com