Millones de personas con discapacidad carecen de movilidad mínima debido a que el Tercer Mundo tiene un déficit de 20 millones de sillas para servirles. Los niños de cinco años o más a veces necesitan gatear para moverse o no pueden asistir a la escuela debido a la falta de accesibilidad. Pablo Kaplan, quien durante casi 30 años desempeñó el cargo de vicepresidente de marketing de Keter Plastic, una empresa fabricante israelí de productos plásticos para el hogar y el jardín, decidió acudir en su ayuda y establecer el proyecto Wheelchairs of Hope. El objetivo era producir sillas de ruedas para niños discapacitados en países del Tercer Mundo.
Luego de pasar tres años trabajando en el proyecto, el primer envío de 250 sillas de ruedas para niños en instituciones en Israel y la Autoridad Palestina se enviará este mes, con un lote para los residentes de los campamentos de refugiados en Siria pronto. La distribución de las sillas de ruedas se está realizando a través de instituciones como el Hospital Alyn de Jerusalem y Beit Issie Shapiro en Ra’anana.
Para desarrollar una silla que pueda soportar duras condiciones, pero al mismo tiempo ser cómoda para los niños, Kaplan contactó a su amigo y colega de regreso de sus días en Keter, el Doctor Amir Ziv Av, ahora propietario de la empresa de ingeniería Ziv Av Engineering Group. Juntos desarrollaron una silla ligera -pesa 10 kilogramos en comparación con los 15 kilogramos estándares-, no requiere mantenimiento y es robusta y simple de ensamblar. Lo más importante es que solo cuesta 100 dólares.
“Es una silla diseñada para niños que no se parece a un dispositivo médico. No es una silla de ruedas para adultos adaptada a los niños”, explicó Kaplan. El prototipo del producto fue creado usando una impresora tridimensional gigante, la primera de su tipo en Israel. El financiamiento provino de dinero privado y de una subvención de la Oficina del Científico Jefe del Ministerio de Economía de Israel, dijo Kaplan, un israelí que nació en Argentina. El presidente también aprobó todas las pruebas de estándares internacionales.
Las sillas de ruedas tienen un esqueleto de metal combinado con elementos de plástico. “Las partes que entran en contacto con el niño son de plástico”, detalló Kaplan. Las primeras están dirigidas a niños de 5 a 9 años, que son semiactivas y pueden presionarse. Los especialistas en asientos ocupacionales de Alyn proporcionaron las muy necesarias ideas para el diseño de la silla de ruedas.