¿Competencia desleal en un mercado informal? El caso de los taxis por aplicativo en el Perú.

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En las principales urbes del mundo se viene proliferando a ritmo acelerado el uso de aplicativos móviles para brindar el servicio de taxi. Entre las empresas que crearon las aplicaciones para lograr esta nueva forma de relación entre usuarios y proveedores se encuentran gigantes como Uber, Easytaxi, Taxi Beat o Cabify, conocidos, a estas alturas, en los cinco continentes.

A pesar de ser no solo novedosa sino útil, la introducción de estas aplicaciones ha generado que en diversas ciudades y países como Buenos Aires[1], Colombia[2], Chile[3], Madrid[4], Barcelona[5], Francia[6] o Ciudad de México[7], se reporten recurrentes y hasta violentas protestas incitadas por taxistas tradicionales que denuncian que este nuevo servicio es un caso evidente de competencia desleal que los hace sentir en desventaja, habiendo solicitado a tribunales, municipios o parlamentos o que prohíban el uso de las aplicaciones o que se exija que las empresas se sometan a la regulación de cada país o ciudad.

En este escenario son varios los países que han decidido regular el nuevo servicio con normas que fundamentalmente persiguen brindar seguridad a los usuarios y que los proveedores cumplan los requisitos exigibles a los taxistas tradicionales. Sin embargo, el caso más importante estuvo en manos del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), quien recientemente calificó el servicio de Uber como uno de “transporte” y no de “servicio de intermediación de la sociedad de la información”, interpretación que implicó exigirle, no solo a Uber sino a toda empresa de la misma naturaleza, que cumpla la regulación española, es decir, que obtenga licencias, tribute, brinde un tratamiento laboral a sus conductores, entre otras obligaciones. [8]

Esta situación, vinculada con el ámbito regulatorio y del derecho de la competencia, discutida intensamente en otros países, colocó en una posición insólita al Perú, pues a pesar que el uso de las aplicaciones penetró masivamente en Lima[9], los taxistas tradicionales solo han protestado contra Uber en setiembre de 2016, en los exteriores del festival gastronómico anual de Mistura, pero –paradójicamente– no para denunciar competencia desleal [como sucedió en otros países] sino el que Uber haya sido adjudicado como proveedor oficial del servicio de taxis, dejando de lado a otras empresas locales.[10]  Es decir, la única protesta en Perú contra el servicio de taxi por aplicativo fue una suerte de “venganza” de parte de las empresas que no lograron adjudicarse un contrato y perdieron utilidades.

La realidad peruana, extraña a todas luces, es una evidencia que, bien observada, inevitablemente desemboca en el que ha sido un lugar común en las actividades económicas de la segunda mitad del siglo XX: la informalidad. Evidentemente, es oportuno preguntarse: ¿acaso el elevado índice de informalidad en el mercado de taxis tradicionales evita que estos consideren al nuevo servicio de taxi por aplicativo como un competidor y más bien lo consideran un aliado? Al respecto, se tiene que  que una simple observación demuestra que en muchos casos son los mismos taxistas tradicionales quienes brindan el servicio de Uber o Taxi Beat, haciendo lo que coloquialmente se denomina “dobleteo”. ¿Acaso el mercado formal de taxis en Perú no tiene poder o interés económico para denunciar competencia desleal por parte de los taxis por aplicativo, como ha sucedido en otros países? En tal caso, debe tenerse en cuenta que en Perú existieron algunos proyectos de ley sustentados en el combate de la inseguridad ciudadana que perseguían regular este servicio, y si bien se aprobó uno de ellos, prontamente fue observado por el Poder Ejecutivo y no entró en vigencia.[11] En síntesis, parece que para el gobierno este no es un problema apremiante por atender; al menos no a través de la promulgación de una norma.

Pero eso no quita el derecho de preguntarse legítimamente: ¿acaso los taxistas que cumplen la norma (con todos los costos que implica) no tienen derecho de exigir que los nuevos jugadores también lo hagan? Si bien esta pregunta tuvo una respuesta afirmativa en otros países, en el nuestro los taxistas tradicionales parece que no quieren exigir que los nuevos competidores cumplan esa regulación costosa. ¿Acaso será porque ni ellos mismos lo hacen? Quizá piensen que es mejor no despertar al monstruo del estado para que los ponga contra la pared con su rol supervisor y sancionador y prefieran, en todo caso, convivir ambos beneficiándose por la informalidad.

De ser así, este escenario solo lleva a pensar seriamente que en el Perú se aplicaría la siguiente regla: “a menor formalidad en el mercado de prestación de servicio de taxi, menor resistencia u oposición al nuevo servicio por aplicativos”. Por lo tanto, las autoridades pueden estar tranquilas si pensaban que el sector de transporte urbano de taxis protestaría, pues los conflictos de otros países no se han presentado ni sucederán en el Perú, por la informalidad de este sector.

Entonces, ¿regular o no regular?

Ante el problema global generado por este fenómeno tecnológico, que irrumpió el servicio tradicional de taxis, el mercado peruano se encuentra en ventaja comparativamente, pues este escenario de informalidad que ya existía en el transporte de taxis, y que parecía no tener solución a corto plazo (coloquialmente hablando se dice que cualquiera puede ser taxista con un sticker plegable en el parabrisas), podría ser abordado, no solo a través de la gastada, ineficiente e insuficiente labor de supervisión y sanción, sino evitando someter a esos nuevos jugadores a una regulación atávica para la era digital, debiendo ofrecerse, más bien, un nuevo marco regulatorio para todos (o quizá ninguno para las aplicaciones), lo que solo podrá determinarse si se parte por analizar hasta qué punto los fines que persigue la norma actual ya se encuentran asegurados en un alto grado por el servicio de taxi por aplicativo (sin norma): ¿acaso las aplicaciones no garantizan la protección o seguridad del usuario a través de la identificación del vehículo y conductor, monitoreo en tiempo real del viaje, exigencia de licencia de conducir y SOAT, tarifas predecibles, reglas de incentivos y bonificaciones por el buen servicio, formalización de conductores con pagos bancarizados (lo que sería tributariamente conveniente para la recaudación), reducción de asimetría informativa, entre otros?

En atención a lo expuesto, lo cierto es que los problemas mencionados, sin regulación, vienen siendo garantizados por los proveedores del servicio de taxi por aplicativo y, aunque suene light, su obligatoriedad se sustenta en la regulación que las empresas se han impuesto a sí mismas, sin necesidad de una norma promulgada por el gobierno. Es más, los beneficios del servicio irán en aumento por la incesante innovación, pues estas empresas se encuentran en competencia global para captar la preferencia de los usuarios.

Por lo tanto, la conveniencia o necesidad de tener una nueva norma debe pasar, necesariamente, por pensar qué se busca y si la alternativa elegida necesariamente garantizará su propósito, pues debe tenerse presente que las normas vigentes no solo generaron sobrecostos o barreras para el ingreso de competencia, sino que fueron inadecuadas para combatir la informalidad o inseguridad de los usuarios.

Citas:

[1] Véase, al respecto: https://www.efe.com/efe/america/economia/los-taxistas-toman-el-centro-de-buenos-aires-en-protesta-contra-uber-y-cabify/20000011-3950749 Página revisada el 27 de abril de 2019, a las 10:00 hs.

[2] Véase, al respecto: https://noticias.canalrcn.com/nacional-bogota/protesta-taxistas-contra-uber-complica-movilidad-varios-sectores-bogota Página revisada el 27 de abril de 2019, a las 10:10 hs.

[3] Véase, al respecto: https://www.t13.cl/noticia/nacional/ley-uber-taxistas-convocan-paro-rechazar-indicaciones-presentadas-gobierno Página revisada el 27 de abril de 2019, a las 10:30 hs.

[4] Véase, al respecto: https://elpais.com/ccaa/2019/01/22/catalunya/1548156533_322320.html  Página revisada el 27 de abril de 2019, a las 11:00 hs.

[5] Véase, al respecto: https://www.eleconomista.es/transportes/noticias/9294093/07/18/Barcelona-se-queda-sin-taxis-por-la-protesta-contra-Uber-y-Cabify.html  Página revisada el 27 de abril de 2019, a las 12:10 hs.

[6] Véase, al respecto: https://www.france24.com/es/20190129-huelga-taxi-madrid-uber-cabify Página revisada el 27 de abril de 2019, a las 12:30 hs.

[7] Véase, al respecto:  https://www.jornada.com.mx/ultimas/2019/03/20/taxistas-exigen-a-amlo-expulsar-a-empresas-sin-permisos-9760.html  Página revisada el 27 de abril de 2019, a las 13:05 hs.

[8] Asunto C‑434/15. Sentencia del Tribunal de Justicia (Gran Sala) de 20 de diciembre de 2017. El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) falló precisando que “[…] debe considerarse que este servicio de intermediación [de UBER] forma parte integrante de un servicio global cuyo elemento principal es un servicio de transporte y, por lo tanto, que no responde a la calificación de «servicio de la sociedad de la información» […]”. Por lo tanto, el TJUE consideró a Uber como una empresa de transporte y no una plataforma digital de intermediación entre pasajeros, por lo que la obligó a trabajar con licencia como la de vehículos de alquiler con conductor (VTC) que se exige en España, además de que no podrá ser operada por conductores particulares.

[9] Véase, al respecto:  https://elcomercio.pe/economia/dia-1/uber-cabify-easy-taxy-beat-avivan-competencia-nuevos-segmentos-noticia-518048 Página revisada el 27 de abril de 2019, a las 14:40 hs.

[10] Feria Gastronómica Internacional de Lima, que se realiza anualmente.

[11] Véase, al respecto: https://rpp.pe/economia/economia/gobierno-observo-ley-que-regula-taxis-por-aplicativo-aprobada-por-el-congreso-noticia-1173126 Página revisada el 28 de abril de 2019, a las 9:30 hs.


Lo leído.

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En esta foto se encuentra mi tiempo libre. Son los libros que leí desde enero de este año (2019). Es el tiempo que, a veces, emerge entre el trabajo y estudios y que, por ahora, lo dispongo para esto. Seguramente la administración de ese tiempo irá cambiando conforme asuma otras obligaciones en la vida, pero nada me da más paz y alimento que pasar una hoja tras otra hasta saborear el epílogo de cada ejemplar que llega a mis manos.
Todos tenemos un alma que satisfacer para tener felicidad o sosiego: sea con la lectura, cine, música, escritura, danza, teatro, artes plásticas, deporte, manualidades. El primer deber que tenemos es, más o menos, hallar dentro de esas actividades lo que nos predisponga a un estado de sosiego o felicidad y, luego, no soltarla hasta que se nos imponga el punto final en la vida.
A continuación, solo como una forma de fichar los temas, dejo unos comentarios e impresiones de los libros.
Lima, junio de 2019.
Profetas del odio (Portocarrero, 2015). Son un conjunto de ensayos que pueden leerse independientemente.
El autor se acerca —a través de la sicología, sociología y filosofía, en ese orden— a la mente de la cúpula de Sendero Luminoso, buscando una explicación coherente para los actos que perpetraron durante los ochentas y noventas en el Perú. En igual sentido, revela, en retrospectiva, más allá del conocido abuso de poder y centralismo, otros conceptos sobre los cuales el senderismo fue caldo de cultivo fuera de Lima: la servidumbre, misticismo y religiosidad de los latifundios andinos y haciendas costeras. Además, existen dos entrevistas importantes, una que le hizo a Elena Iparraguirre y otra a Víctor Zavala Cataño, sobre la cuales elabora un análisis de su personalidad, limítrofe con una sicosis, sosteniéndose en la sicología.
Queda claro, al final, que Abimael Guzmán pretendió llegar al poder convencido de ser un mesías, pero hoy, ad portas de su extinción, termina clamando a quienes creen en su proyecto político que se le reconozca como un profeta.
En este contexto, personalmente no me queda claro, por lo tanto, la coherencia de la solicitud de amnistía general que clama el MODAVEF: por definición, un profeta anuncia la llegada de un salvador, y al asumirse Abimael como profeta, es porque el trabajo ideológico continúa en pie para que en algún momento se anuncie la llegada de un nuevo mesías senderista.
Libro recomendado.
Pequeña novela con cenizas (Irigoyen, 2015). Una novela de no ficción que gira en torno al desarraigo paterno filial. Están, por supuesto, los flashbacks sobre la niñez y adolescencia del autor, en los que retrata —ya desde la mirada crítica de un adulto— aquellos episodios de violencia infundidos sostenidamente por su padre y la búsqueda de una forma de liberación que se encuentra en la literatura, especialmente en la producción de Pier Paolo Pasolini. La creciente desvinculación que se generó entre padre e hijo, hasta la etapa en la que se encuentra, revela también una desesperanza.
La historia personal, en paralelo, se entrelaza con fragmentos de la vida de Pier Paolo Pasolini, al que el autor reverencia en su faceta de poeta y cineasta, en ese orden, y de quien parece buscar cosas que le permitan definir su propia vida después de un renacer depresivo.
Cuba Stone (Gamboa, Rangel y Sinay, 2016). Recopilación de tres crónicas sobre el primer concierto que ofreció en Cuba la banda londinense Rolling Stones, el 25 de marzo de 2016. De las tres, la crónica mejor lograda es Rock and roll al ritmo de (las piedras rodantes y) los hijos del “periodo especial” de Jeremías Gamboa. En esta se aborda el concierto desde la mirada desde su experiencia como observador de la escena, además de recoger testimonios y entrevistas sobre la mítica banda; adicionalmente, impregna, más allá del relato de lo acontecido, una mirada política al pasado y presente de Cuba, so pretexto de realizarse un concierto en un país que en ese momento atravesaba un cambio importante al reanimarse las relaciones diplomáticas con la llegada de Obama a la isla. Es en este contexto que también narra la conmovedora historia de unos ochocientos cubanos que en los años ochenta se exiliaron en el Parque Zonal Túpac Amaru de San Luis, en el Perú, con quienes el escritor convivió en su niñez y de quienes todos se olvidaron hasta el día de hoy.
Muerte en la tarde (Hemingway, 1932. Ed. 2012). Libro ambivalente: con matices de novela y crónica. Relata cómo nació su afición por la tauromaquia, la que se desarrollaba fundamentalmente en las ciudades españolas de los años veinte del siglo pasado. En la primera parte del libro se hace una descripción detallada de las numerosas ferias y los diestros famosos del momento. Luego, da a conocer el contexto romántico en que se desarrolla: sus pasodobles, el amor, la religiosidad, la bohemia, la muerte, la fama.
Me gusta cuando Hemingwey ve que el toro y torero son parte de una tragedia, y el caballo simboliza la comedia, cuando este aún no era protegido por el peto, hasta los años veinte del siglo pasado. Considera que una cosa es el sentimiento por los animales fuera del ruedo y otra dentro de él. Para él, la tauromaquia demuestra que existen dos tipos de personas: las que se identifican con los animales y las que se identifican con las personas, a raíz de quienes consideran que es mejor que el toro mate al torero.
Cree que el aficionado posee el sentimiento de la tragedia y del ritual de combate y ese sentido se tiene o no se tiene, como se tiene o no se tiene oído musical. Hace una comparación con el buen bebedor de vino, que tiene que entrenar el paladar y conocer de la bebida para disfrutar. Igual, en cualquier tipo de arte, manifiesta que se necesita conocimientos para quererlo, lo que pasa en igual magnitud con los toros.
Libro recomendado.
El toro que vino del mar (Valero de Palma, 2014). Libro póstumo del taurómaco José Carlos Valero de Palma, Marqués de Valero de Palma. Valenciano radicado desde los años ochenta en Perú y aficionado innato de la fiesta taurina. Se trata de una excelente y extensa narrativa –poética en ciertos momentos– sobre la historia de la tauromaquia en el Perú.
Contiene una investigación seria de los antecedentes de la feria, utilizando fundamentalmente recursos como las entrevistas y referencias bibliográficas.
El título del libro, en apariencia distante del sol, sangre y arena que son elementos esenciales de la tauromaquia, guarda un dato histórico fundacional, pues narra que los primeros toros llegaron a Lima en 1540, desde España, para ser lidiados en la plaza central limeña por el primer torero conocido de américa, Francisco Pizarro González.
El Marqués es un hombre de sociedad, culto y de fina bohemia, por las entrevistas y referencias a las que acudió para dar solides al libro. Además, resaltan la autocrítica, personalidad  y valentía al proponer, como aficionado no ortodoxo, que se suprima el tercer tercio de banderillas, además de solicitar la modificación del tercio de varas para hacer menos cruenta la faena.
Un gran libro de referencia para comprender una de las tradiciones más arraigadas en el Perú. Libro recomendado para aficionados y no aficionados.
De dónde venimos los cholos (Avilés, 2018). Nueve crónicas que, bajo el título de una determinada localidad peruana, narran el modo de vida de sus pobladores que están situados, a excepción de los migrantes de Lima, en la sierra y selva peruana.
En ellos cobran relevancia el retrato que hace al autor a las formas de convivencia, sentido de justicia, hábitos, costumbres, folklore, fe, religión, esperanzas, penas, alegrías, frustraciones. Avilés cuenta, a partir de una observación directa, las actividades que dignifican a esos pueblos, y que definen a quienes son denominados cholos.
Por supuesto, la respuesta a la pregunta del título del libro, cuando se termina de leer, es la diversidad. Al conocer a los cholos (o reconocernos, como en mi caso) no nos queda más que aprehender a sacar de raíz los prejuicios y discriminación.
Cambio de palabras (Hildebrandt, ed. 2018). Compilación de entrevistas que realizó, con un atinado conocimiento de la realidad, el periodista César Hildebrandt. Entre sus entrevistados se encuentra a literatos, políticos, intelectuales y personalidades del siglo XX. La mayoría de esas entrevistas fueron publicadas en la revista Caretas.
Los prólogos a la primera (1981) y segunda edición (2008) son unas líneas honestas del periodista, en las que revela, con cierto ánimo encubridor de un yerro, la que fue, a inicios de su carrera, su vocación por ser literato, pero que tuvo que soltar al dedicarse al periodismo.
Estas son las entrevistas que más placer me dieron: Jorge Luis Borges, Mario Vargas Llosa. Víctor Raúl Haya de la Torre, Juan Velasco Alvarado y Alfonso Barrantes Lingán.
En aparente estado de ebriedad (Bedoya, 2016). Compilación de crónicas y artículos periodísticos de Jaime Bedoya, mayormente publicados en periódicos. Su narración está cargada de una ironía extremadamente fina y un estilo alejado del uso de epítetos.
Es impresionante el manejo de información y la selección de personajes, anécdotas o mitos que muchas veces son parte de las sobremesas y que parece van perdiendo justificación en los hogares actuales.
El libro es para los que gustan conocer hechos paradójicos, oscuros, trascendentes e intrascendentes de la vida común en el Perú: encontrarán retratos de la vida de un peruano nikkei (Ricardo Higa) que fue el primer torero oriental del mundo, que el chalaco Richardin Jr. (Aldo Izquierdo) fue el más famoso mago aclamado en el mundo, ídolo de Criss Ángel y David Copperfield, o de otros personajes que desde el anonimato son rescatados por Bedoya por ser dignos de un elogio o una burla.
Por su extensión, se trata de textos cortos.
Imperdible.
El doctor Jekyll y mister Hyde (Robert Louis Stevenson, 1893. Ed. 2017). Libro clásico de corte policial que al fin pude leer. Tiene un profundo contenido filosófico. No entraré en el detalle de la trama para no espoilear, pero el planteamiento central es la ambivalencia de la personalidad que puede ser provocada por propia mano (inducida), lo que en nuestros tiempos sería un diagnóstico sicológico de personalidades múltiples. No obstante, esa dualidad del bien y el mal –ligada desde culturas mesopotámicas y sobretodo religiosas–, en el libro está ligado a un experimento y no a una cuestión traída por una divinidad o de la naturaleza.
Libro recomendado.
El príncipe de los caimanes (Roncagliolo, 2014). Ficción sobre los avatares y aventuras de un joven y su abuelo, quienes –en épocas distintas– buscaron mejorar sus condiciones de vida en la incomunicada y misteriosa selva amazónica del siglo XX. Historias que te atrapan y que hurgan bien en las pasiones y miserias del ser humano, teniendo un especial énfasis en la traición y el egoísmo.
Justicia ¿hacemos lo que debemos? (Michael Sandel, 2011. Ed. 2018). Ensayos del famoso profesor de Harvard que, partiendo del análisis de casos controversiales concretos de nuestra época como el atentado a Charlie Hebdo, catástrofes naturales (huracanes), matrimonios homosexuales, migración, eutanasia, rescata la necesidad de sobreponer la racionalidad para actuar frente a ellos. Es valioso ver cómo Sandel explora, de manera práctica y digerible, los planteamientos éticos fundamentales de Aristóteles, Kant, Bentham, Stuart Mill y Rawls, situándolos en nuestra época.
Un material imprescindible para enriquecer los juicios de valor que tenemos ante los problemas de este siglo.
Libro recomendado.
La ciudad más triste (Pimentel, 2012). Novela estructurada bajo correspondencias que tiene como protagonistas a hombres del mar del Callao del siglo pasado. La narrativa tiene agudeza y párrafos enteros bien logrados a nivel descriptivo. Me gustó, tanto la historia como las miserias de una Lima que hoy mismo sigue viéndose tan triste.
Libro recomendado.
Disfraces y extravíos. Sobre el descuido del alma. (Ghiusti, 2015). Son un conjunto de ensayos predispuestos en tres capítulos. El primer grupo está relacionado con los valores, el idea de éxito, virtud, tolerancia y saber. El segundo entra en el análisis de la libertad y el choque de civilizaciones. Finalmente, el tercer grupo son escritos de apología a la amistad, que tienen como protagonistas a ciertos amigos del autor, en los que mezcla la performance de estos con la personalidad de Sócrates o Salomón, por ejemplo.
A continuación dejaré unas líneas de los ensayos que más me gustaron.
1. El descuido del alma. En este ensayo, se pone en cuestionamiento la cultura de excelencia y calidad, traída a la escena por los organismos reguladores de calidad y mercantilistas del éxito personal.
El autor retorna a Aristóteles para diferenciar el saber teórico del saber hacer, que llama areté, y que tiene que ver con el cuidado del alma. El areté, indica, se contrapone el ideal de los gurús, coaching ontológicos, que han raptado el concepto de éxito y adoptado al mercado y corporaciones, con superficialidades que ya no tienen que ver con alcanzar la excelencia a través del cuidado del alma, con virtud y originalidad, sino mediante la adaptación a moldes y estándares mínimos.
Giusti hace ver que el areté depende de cada actividad que se realice, el buen trote de un caballo, el buen performance de un atleta, la calidad de un cuentista, todos tienen una forma distinta de alcanzar la virtud, que no se puede homogeneizar a través de una metodología de gestión de la calidad, que a todo lo quiere medir sin importar su naturaleza. La virtud nace del saber hacer, de la práctica. Por ello, el autor considera que los enemigos de las virtud son el dogmatismo y la mediocridad. El primero porque impide el esfuerzo para buscar originalidad, autonomía y diversidad y todo lo somete a un fundamentalismo; por ello, ahora la calidad y excelencia es estandarizar, como lo exigen los ISO, lo que es contrario al areté aristotélico.
2. Fatuo éxito de la ética. Explica que, en esta época, lo más importante es recatar de la filosofía a la ética, pues esta es la que permite dar explicaciones a las teorías universalistas o comunitaristas que piden ser legitimadas. La primera promovida por el capitalismo, globalización y liberalismo, y la segunda por la autonomía. Aun así el autor manifiesta que ante este contexto Rawls propuso aplicar el principio de tolerancia pero que, a su consideración, no es suficiente, porque limita el concepto de pluralidad.
En tanto, cuestiona que el discurso liberal es incapaz de reconocer la diversidad y es en ello que reside la importancia del resurgimiento de la ética, pero la ética de la virtud o felicidad.
Se comenta que la ética eudemonista ha surgido en las últimas décadas en contra del universalismo y liberalismo. Históricamente fueron autores considerados parte de la eticidad, luego comunitaristas anglosajones y finalmente parte de la ética del reconocimiento, pero todas ellas contra el universalismo. Sobre esto, cita a Martha Nussbaum, quien dice que la ética de la virtud es una categoría equivoca porque agrupa a posiciones muy heterogéneas e ignora injustificadamente las tesis explicitas sobre la virtud desarrolladas por filósofos considerados universalistas.
Giusti, sin embargo, dice que son tres elementos que caracterizarían a la ética eudemonista: 1. retornar a las fuentes que constituyen nuestra identidad colectiva, 2. la representación de una comunidad de valores que de sentido a nuestra orientación en el mundo, y  3. el cultivo de una tradición que vivifica nuestras raíces culturales. Con esos tres elementos, cree que ya no se debe buscar el ideal moral en la invención de un consenso universal sino en la salvaguarda de una identidad colectiva.
Giusti considera que no se debe buscar la recuperación de un paraíso perdido o una comunidad ideal, sino el reconocimiento que somos seres morales, como dice Hegel: la condición del hombre moderno debe definirse como una pérdida y una búsqueda como la pérdida y búsqueda de su felicidad, que constituyen su identidad. La pérdida de la felicidad consiste en perder la ingenuidad natural o tradicional, pero su búsqueda es seguir dependiendo de aquellas raíces culturales que nos constituyen como individuos contra las tesis universalistas. Buscar la felicidad consiste en construir un nuevo ethos y estar en condiciones de imaginar formas nuevas de solidaridad humana que no se restrinja los lazos tribales.
Alega, finalmente, que la filosofía práctica, en términos de Aristóteles, se ocupa de las cosas que son pero pueden ser de otra manera. Considera que el objeto último de la filosofía práctica es la búsqueda de la felicidad. Aristóteles decía, pensando que la pregunta básica de la ética es encontrar la mejor manera de vivir, camino que debe conducirnos a afrontar la incertidumbre con más realismo que las utopías o fundamentalismos nostálgicos.
3. Secuelas de Charlie Hebdo. Hubo una identificación del mundo con el Semanario. Apunta que el humor, como cualquier forma expresión, no debe denigrar a las personas ni colectivos ni hacer mofa, pues este debe respetar el valor que legitima al propio humor: la libertad.
Se pregunta si ¿es posible una coexistencia pacífica entre culturas? Giusti cree que debemos retornar a la tolerancia, la que surgió justo en las guerras de religiones como un sistema de reglas mínimas de convivencia pacífica, obligando al reconocimiento del derecho a pensar libremente y buscar su verdad, restando legitimidad a la pretensión de imponer por la fuerza las creencias de unos sobre otros.
4. Cultura de intolerancia. La cultura de la tolerancia ha pasado a ser la cultura del reconocimiento, como lo propusieron en 1992 Taylor. O sea, debemos creer primero en que debemos respetar a los otros para luego tolerar, lo q no hace el universalismo que pretende que todo se construya en base a una sola ideología. Sostiene que eso Hegel ya lo había propuesto en su opúsculo Creer y saber. Hace una referencia a Lessing, dramaturgo que creó en su obra a Natan el sabio, historia en la que un sultán saladino acude a un judío para preguntarle cual fe es la verdadera. Él le dice que un rey le dio tres anillos a cada uno de sus hijos para ser amado y respetado por su pueblo, pero solo un anillo era el verdadero. Cuando se enteraron los hijos que solo un anillo era el verdadero, fueron a un juez para que determine cuál anillo era el verdadero. El juez dijo que no debe analizarse el anillo sino analizar cuál pueblo amaba y respetaba a su rey. Así, invierte el analista y considera que la verdad está en ver quien fue más tolerante y virtuoso, compasivo y humanitario.
5. Humboldt, el ecologista.  Poema: en las montañas está la libertad. El aliento de las tumbas no asciende hasta el aire puro. El mundo es perfecto en las alturas, adonde no llega el hombre con sus torturas.
La naturaleza tiene un sentido moral, estético y científico.
Humboldt tiene un análisis general, porque no se desliga del romanticismo alemán al describir estética y moralmente la naturaleza, pero se acerca a los ilustrados al analizarla científicamente. Considera que esto ya no se encuentra en la especialización de hoy.
Esto lo lleva a desconfiar de los amantes románticos de la naturaleza que se resisten al desarrollo del conocimiento científico, pero también desconfía de los científicos neutrales que se resisten dogmáticamente a considerar las repercusiones estéticas o éticas de sus estudios de la naturaleza. Giusti pide que se revalore en esos sentidos a la naturaleza.
6. El valor de la libertad. Ghiusti reconoce que la libertad es autonomía en dos sentidos: 1. es autónomo el individuo en cuanto es ser racional y no por detentar algún género o pertenecer a alguna cultura o confesión. Es por tanto una condición natural y universal, como lo anticipo Hegel. Es, como dirían parte del derecho natural, pero hace la salvedad que este en la filosofía griega y medieval se construyó como un sistema de valores de una confesión particular que negaba la libertad, pero en sí el derecho natural es esencialmente la libertad, en su acepción tradicional. 2. Autonomía significa autolegislacion, es el individuo que se dicta sus propias normas pero que a la vez reconoce que su orden no debe resguardar el libre ejercicio de la voluntad de todos.
La autonomía permite que el individuo pondere costos y beneficios de sus decisiones. Precisa que Kant manifestó que inclusive un pueblo de demonios convendría en firmar un pacto social y poner reglas de juego democráticas, porque siendo libres y racionales entenderían qué lo que más les conviene es limitar sus ambiciones conforme al sistema legal,  pues lo contrario traería un costo mayor que el beneficio y seria atentatorio de la libertad, poco inteligente y contraproducente. Finaliza diciendo que la cultura de la libertad tiene actualmente una presencia importante en las constituciones. En el caso peruano se consagra que la persona humana es el fin supremo de la sociedad y el estado, lo que es tomado de Aristóteles en Ética a Nicómaco, en la que dice que la polis es el fin supremo de la persona. Esta autonomía es considerada como libertad negativa.

Sobre Charly García y Canción para mi muerte

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“Canción para mi muerte” ha sido considerada desde hace varias décadas como un himno del rock progresivo argentino. Para los fanáticos de Carlos Alberto García Moreno (o el Charly García que conocemos) el tema va más allá: es —sin más— la obra musical que trazó por primera vez unas líneas nítidas de quien estaba destinado a ser un genio del rock latinoamericano. Un quinto Beatle. Un Maradona del rock.

Para evitar los mitos que siempre se crean en los velorios, el mismo Charly contó que aquella canción la escribió al caer en una sobredosis de anfetaminas en los últimos años de la década del sesenta. Dice haberse provocado ese estado letárgico para convencer a los militares que padecía de soplo al corazón y de esa manera ser expulsado del servicio militar al que fue a parar por la dictadura. Entre rifles, uniformes y tubos de enfermería —en lo que él consideraba un estado mortis causa— escribió los cuartetos de aquella canción a la que meses más tarde le agregaría el sonido principal de un piano clásico, secundado por el rasgueo de una guitarra acústica y la estridencia de una batería rudimentaria que era armonizada sobre la marcha por las notas agresivas de un bajo. Una conjugación de partes alejada de la complejidad que se hizo una pieza cuasiperfecta de trova, folk y rock.

Posteriormente, Charly reconocería que la estrategia fue un exceso de rebeldía, pero le sorprendió que la muerte apareciese haciendo las veces de un canto. Para quienes lo conocen bien, sin embargo, aquella fue una gesta digna de un muchacho arrebatado por la euforia de mayo del 68, el florecimiento de la movida Hippie y por su reverencia a los Beatles, ese cuarteto de Liverpool que provocó un giro copernicano en su vida como para abandonar a Mozart e irse a hacer rock.

¿Por qué cantarle a la muerte? creo que en su agonía, Charly pensó que sus exequias se verterían en una fosa bonaerense predestinada al olvido, lo que era inaceptable para un ególatra que desde ya buscaba que le apunten los reflectores incandescentes de la posteridad. Por eso, aquel cachaco, uno más de la tropa, escribió ese himno de despedida mientras los militares le daban de baja rasgándole los galones de patriotismo frente a su camilla. Un fanático diría con pertinencia, citando a pie de letra a Platón: hay quienes están para ser protectores de la ciudad y otros para dar con la razón lo que no pueden con la fuerza. Y así sucedió, pues esta “traición” fue resarcida en años posteriores cuando un Charly, ya con el grado de héroe popular, compuso “Los dinosaurios” e “Inconsciente colectivo”, dos canciones mordaces con la dictadura de Videla y que hicieron un llamado a la conciencia cívica frente a la guerra de las Malvinas.

Si el determinismo existe, aquí solo cabe decir que Dios se las jugó y pateó el tablero que tenía un jaque mate seguro contra García y en su lugar le hizo enroque largo con el artista que es hoy. Quizá por eso Charly compuso en su honor “Confesiones de invierno”, tema en el que describe tantas tragedias como el hambre, la prisión, el abandono, la pobreza, pero termina diciendo, después de una pausa reflexiva y un suspiro de esperanza: «solamente muero los domingos: los lunes ya me siento bien».

Mientras consolidaba su carrera, Charly tuvo como lugar común en sus canciones a la muerte, como si fuesen llamados imperativos que se asemejan a un pestañeo que no se puede evitar. Así fue que siete años después de la expulsión del ejército —en la mejor etapa de Seru Girán— compuso “Viernes 3 am”. En este tema retrata a un hombre que transgrede la ley divina y no espera el llamado de la muerte, sino que va contracorriente y se suicida. Es especial porque, antes de dispararse, se dice que el hombre cambió de tiempo, de amor, de sexo, de Dios, de música, de fronteras y de ideas, pero, aún así, nada cambió.

Sin embargo, la metáfora de la muerte en su música se hizo una verdad absoluta al pasar a ser parte del propio artista. En el dosmil, fuimos testigos del menosprecio que Charly le tuvo a la muerte cuando se tiró a una piscina de medio metro de profundidad desde el noveno piso del Hotel Aconcagua. Salió ileso y compuso “Me tiré por vos” y “Noveno B”, en las que cuenta que no necesitaba permiso para volar, que era lo único que le faltaba aprender en la vida. Aun se ve en YouTube el momento en que los periodistas ingresan al Hotel creyendo encontrar el cuerpo de Charly partido en el suelo, pero sorprendentemente él los recibe nadando y, ante el ruido que hacen, les pide una Coca-Cola.

Después de lo comentado, nos queda evidencia que la muerte siempre estará entre nos como una incógnita inefable e inasible de la que preferimos no conversar. La cultura occidental la tiende a evadir por ser de mal gusto en tiempos de vitalidad o de felicidad, a pesar que los malos pasos en la cuerda destemplada de la vida han sido en muchos casos oportunidades para reconocerse, cambiar y legar algo valioso para quienes nos sobreviven. Esto sucede porque —en ese estado de angustia— el hombre se atormenta frente a la nada y advierte que, en la incertidumbre de su futuro y la certeza de su extinción, solo caben los recuerdos y sentimientos hacia lo más cercano: un padre desmotivado, una madre con desolación, un hijo sin protección, una hija sin guía, un sobrino a la deriva, un hermano sin soporte, una esposa sin amor, un amigo con una utopía inconfesable o algún desconocido acongojado para quien se era algo sin saberlo.

Después del testimonio de vida y obra de Charly, queda aprender lo que decía Heidegger: aceptar una vida auténtica y tomar consciencia que simplemente somos seres para la muerte. Que el aroma de nuestros difuntos doblegue nuestra ira, superficialidad, malicia y odio, y sea la fuerza que nos revele que es posible una mejor convivencia, a pesar que a la muerte aun no le importe mirar hacia donde hoy nos encontremos y el destino nos cante bajito que todo, absolutamente todo en la vida se puede enmendar y remediar.

A Charly García, firme pilar para la vida.
 Antonio Eslava


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