El análisis de problemas y la importancia de saber mirarse

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Uno de los riesgos cuando analizamos un problema es dejarnos llevar por nuestros sesgos, y de diversa índole. Todos tenemos ideas preconcebidas (que suelen generar sesgos) cuando abordamos un problema, lo que, en sí, no está mal. Pero ¿qué ocurre cuando estas ideas preconcebidas desvirtúan nuestro análisis? Podríamos afirmar lo siguiente: esas ideas o sesgos (por ejemplo, ideológicos) siempre participan de nuestras investigaciones (y de otros aspectos de nuestras vidas) y, por tanto, no deberíamos —ni podemos— censurarlos o esperar que desaparezcan. Sin embargo, si bien siempre participan de nuestras reflexiones y acciones, será mejor identificarlos y reconocerlos para poder controlar su influencia. 3

Pensemos, por ejemplo, en una situación en la que un equipo de trabajo está encargado de analizar el problema educativo en un colegio ubicado en una zona rural peruana. Puede ocurrir que alguno de los especialistas encargados, quien, imaginemos, se ha desarrollado académicamente en un ámbito urbano y con preceptos educativos occidentalizados desde el colegio, espere que en toda escuela se lea a escritores como Cortázar, Vargas Llosa o Borges como parte del desarrollo literario de cualquier niño. La lectura de estos autores, como de tantos otros, no sería un problema en sí. Pero sí lo sería la expectativa totalizadora del especialista en cuestión sobre qué tipo de autores debería leer un alumno en cursos de lenguaje o literatura. También lo sería, por supuesto, si ese mismo especialista, obedeciendo a su experiencia personal, cree que las dos competencias principales que debe desarrollar cualquier niño son matemáticas y lenguaje, a modo de los dos pilares de la educación escolar, y que otras competencias musicales, artísticas o físicas deben recibir la sombra de aquellas dos.

Una aclaración: sí podría ser válido que un especialista considere que esos autores son claves para el desarrollo formativo de un alumno y que, además, considere a las competencias de matemáticas y lenguaje las principales. El problema es si esto que cree forma parte de un saber reflexivo construido en su formación como especialista en educación o si forma parte de sus sesgos desarrollados a lo largo de su vida por haber asistido a un colegio con estos patrones formativos. 4Es decir, es un requisito de cualquier investigador cuestionar sus propios supuestos, llevarlos del campo de la experiencia personal al campo de la reflexión teórica. Esta última, por supuesto, debe practicarse, hacerse experiencia, pero siempre cuidando de no desvirtuar los hallazgos en el estudio de un problema debido a sesgos, prejuicios o supuestos que enturbien el trabajo del investigador.

Es claro que, incluso si el especialista intenta suspender sus supuestos sobre la educación, estos podrían terminar por imponerse en sus conclusiones. Y lo cierto, además, es que todos abordamos un problema con supuestos. Pero lo mínimo que debe hacer quien analiza un problema es reflexionar sobre las razones que lo estén llevando a esos supuestos.

Será importante reconocer, entonces, si lo que estamos hallando (nuestras conclusiones) realmente son hallazgos del problema analizado o si, por el contrario, responden quizás a nuestros prejuicios, intereses o a los imperativos sociales que, al operar sobre nosotros, terminan operando también y como consecuencia sobre nuestro objeto de estudio y reflexión.

Elaborado por Christian Estrada Ugarte.

Fuentes de imágenes

  1. http://www.outmulti.com/images/entorno/analisis_del_proyecto.jpg
  2. http://definicion.mx/wp-content/uploads/2014/08/problema.jpg
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