MOTIVACIÓN DOCENTE: ILUSIONAR POR APRENDER

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La motivación suele entenderse como el interés que se tiene por realizar una determinada tarea, sin necesidad de ser coaccionados por ello. Muchas veces la motivación se presenta como una energía que conduce a una actuación, a una influencia. Esto puede ser relacionado desde otra perspectiva, con la energía emocional positiva que Tichy (2003) alude como parte de una de las características que un líder puede despertar en sus seguidores.

La motivación es uno de los aspectos que debería ser definido en modelos de desarrollo personal y profesional de los docentes; esto porque compete directamente a un plano relacionado con el aspecto humano. “(…) empieza a ser cada vez más necesaria una reconceptualización de los modelos de desarrollo de los docentes” (Godson 2003: 750). Enfocar al docente desde su propia dimensión personal.

Los procesos de motivación deben ser dinámicos, ya que si siempre son los mismos, pierden valor y ya no generan el mismo efecto. Esto puede entenderse a través de una connotación más conductista, como cuando se premia el logro de alguien brindándole caramelos; llegará el momento en que este condicionamiento ya no surta un efecto motivador para quien lo recibe. Esto prueba en gran medida, que aquello que llega a ilusionarnos, pierde su efecto una vez que se ha conseguido.

Godson (2003) expone un análisis de historias de vida de docentes que por razones de desarrollo en relación a sus propias perspectivas y nuevos intereses laborales, priorizan sus objetivos personales ante el hecho de su profesión. En qué medida el docente deja de ilusionarse por su práctica, y en qué medida su propia vocación puede sufrir un desgaste que lo lleve a querer abandonarla; dando por concluido un ciclo.

En el Perú, Díaz y Saavedra (2000) desarrollaron un informe sobre la situación del docente peruano en instituciones privadas y estatales; encontrando que los perfiles profesionales se definían en base a la preferencia del docente ante la oportunidad de volver elegir esta carrera o desearla para sus hijos, es decir, el grado de satisfacción que su profesión le generaba.

Fueron los docentes de escuelas estatales, quienes declararon en su mayoría que no volverían a elegir esta carrera. Los autores vinculan este hecho con las diferencias salariales que tienen docentes de escuelas públicas y privadas. ¿Es acaso, más indispensable para el docente cubrir sus necesidades económicas, de tal modo que éstas se antepongan a su propia vocación y a su propia motivación? De pronto, habría que hacer un análisis de qué docentes, realmente llegan a la carrera con ilusión por enseñar y no por una “mera casualidad”.

Existe entonces una dualidad en cuanto a las perspectivas de motivación dentro del contexto educativo, por un lado el docente y por otro el alumno. Maureira (2004) resalta la importancia de la motivación en el rendimiento a partir de una ecuación en la que el producto que sería el rendimiento, estaría determinado por la capacidad y la motivación. Ambos factores estarían condicionando que llega rendir quien no solo pueda hacerlo; sino que además, quiera hacerlo.

Si el docente es eficaz en la preparación de las clases y en el control de la disciplina; puede llegar a motivar a sus alumnos para el estudio.El docente debe dar por hecho, que siempre habrán problemas de desmotivación en sus alumnos, los que se asumen como la falta de dedicación hacia el estudio y la disposición a ocasionar conductas disruptivas; pero qué debe hacer ante esto. Lo primero, entonces sería, estar preparados, de ser factible, disponer de planes de intervención que permitan no solo anticipar, sino contar con estrategias que puedan ser útiles a problemas específicos. Hay que partir de la evaluación previa de la realidad, y así diseñar cómo abordar las dificultades encontradas; orientando siempre objetivos que lleven a que los alumnos se autodisciplinen y se interesen por tener un mejor rendimiento.

Otro de los aspectos necesarios de conocer, son los tipos de motivación. La motivación intrínseca, más referida a los sentimientos de satisfacición y realización personal, y la extrínseca, más referida a conseguir beneficios o evitar perjuicios generados colateralmente a la tarea. Ambos tipos de motivación pueden ser útiles para la intervención docente, en tanto puedan combinarse y consideren cómo involucrar algunas estrategias de desarrollo de la autoestima en los alumnos.

BIBLIOGRAFÍA

DÍAZ, H. y SAAVEDRA, J. (2000) Documento de trabajo N° 32: La carrera del maestro en el Perú. Factores Institucionales, Incentivos Económicos y Desempeño. Lima: Grupo de Análisis para el Desarrollo GRADE. ISBN 9972-615-14-6

GODSON, I (2003) Hacia un desarrollo de las historias personales y profesionales de los docentes Revista Mexicana de Investigación Educativa: setiembre – diciembre 2003. Vol 8, N° 19 pp. 733-758.

TICHY, Noél (2003) Líderes en acción. Cómo formar líderes en todos los niveles de una organización. México: Compañía Editorial Continental CECSA.

MAUREIRA, Oscar (2004) El liderazgo factor de eficacia escolar. Hacia un modelo causal. [en línea]. En Revista Iberoamericana sobre Calidad, Eficacia y Cambio en Educación.
<http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/pdf/551/55120108.pdf>

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