Es evidente que estamos en una situación lamentable, como peruano no puedo, sino, sentirme mal por lo que tenemos que escudriñar como ciudadanos, pues, no tenemos que hacer análisis y comparaciones entre políticas públicas y proyectos trascendentes, y relevantes de los grupos políticos, por el contrario, tenemos que ver y comparar actos repudiables de sus partidarios y líderes.

El lado del derecho

Como abogado no puedo negar la presunción de inocencia con que cuentan el clan Fujimori, la franquicia Alanista o la máquina “transformadora” nacionalista; sin embargo, tal como andan el Poder Judicial y el Ministerio Público me resulta incorrecto aceptar la –presunta- inocencia de algunos, sobre todo de aquellos que tienen invadidos y manipulados los estamentos citados, máxime si justifican sus actos en prescripción y deficiencias procesales del sistema y mecanismos de investigación.

Por obvias razones, eso no es justo para una nación que espera la verdad, que merece transparencia de parte de sus políticos y sobre todo rendición de cuentas sobre sus actos y proceder político, pues, no se puede concebir un país rumbo a OCDE, con tasas interesantes de disminución de pobreza (aunque no de desigualdad), sin la mínima institucionalidad política que permita el control de los actos políticos y la determinación de responsabilidades efectivas de sus miembros y líderes en cuanto estén involucrados.

Naturalmente el derecho no cubre todos estos campos, pues, las sanciones jurídico legales, no siempre se trasuntan en sanciones políticas, a lo que me refiero es a la posibilidad de que todos los actores políticos cuestionados son a la vez presidenciables, hecho que genera una doble moral en el elector, que por un lado, puede condenar al político y por otro está casi obligado a votar por él.

Lo coherente en todo caso, sería que las sanciones jurídico legales, sean efectivas y rápidas y ello se convierta en sanciones políticas que generen un triple efecto:

1. La asunción de sus responsabilidades legales.
2. La exclusión del sistema político como consecuencia de las primeras.
3. La renovación, casi obligada, de cuadros y líderes que procuren no repetir los actos de los sancionados.

Basura a la balanza

En pleno año electoral, hay mucho por investigar y voy a citar solo lo que recuerdo en este momento:

No voy a justificar a nadie, sin embargo, a esto me refiero cuando digo que lo que podemos colocar en la balanza son actos de esta naturaleza y no precisamente políticas y proyectos trascendentes para nuestro país, algo así como un enlistado de propuestas o hechos realizados, de hecho, el veto ciudadano debería ser automático, pues el ciudadano promedio debería evaluar estos actos o por lo menos considerarlos para la futura elección.

Comparación de actos

Hay quienes se empecinan en creer o hacer creer a través de –algunos- medios que la condena del oficialismo actual hará que se olviden los actos que se vinculan a los principales grupos de oposición con posibilidades electorales para el 2016, me refiero a apristas y fujimoristas, me pregunto, realmente creen que taparán el sol con un dedo o creen que el escándalo de $ 38000 es superior a sus negociados y actos de corrupción institucionalizada.

Es evidente que del lado aprista, se busca tapar el escándalo Oropeza con denuncias que vinculan a la primera dama del nacionalismo, como si eso fuese más grave que solo un par de narcoindultos, entre los miles que se hicieron. O tal vez comparar el caso de pañales que vincula a Jara y Omonte, con las licitaciones extralegales de los colegios emblemáticos ¿Realmente, creen que hay punto de comparación entre esos hechos?

Respecto de la franquicia de la estrella, me sorprenden dos cuestiones:

1. La falta de reacción inmediata ante el escándalo que surgió tras el caso Oropeza, tal vez, debido al encarcelamiento del compañero Pastor o tal vez, debido a lo inexplicable de la situación, dadas sus fuentes de financiamiento partidario.
2. La falta de control dentro del partido de la estrella, que en pocas semanas ha brillado por los actos delincuenciales de sus miembros (Pastor, Oropeza, Navas, compañeros que robaron en Pensión 65, etc.)

Por otro parte, los que están pasando inadvertidos son los fujimoristas, con mejor perfil hacia el proceso electoral venidero; sin embargo, tampoco hay que perder de vista los juicios que están esclareciendo los hechos que los vinculan a los actos de corrupción citados, pues hoy son más de lo mismo, sino, lo mismo, sin piezas de recambio y sin proyecto político distinto.

Evidentemente, esta no es una justificación a Heredia, sino, la verdad pura de los hechos cuestionables de los principales grupos políticos al día de hoy, hechos que si se ponen en una balanza social, no dejan de ser cuestionables, pero con diferencias significativas que deberán ser evaluadas por los ciudadanos, pues es lo único que tenemos para evaluar y comparar en relación a los actos políticos de los citados.

Reflexión necesaria

Baruch Espinoza decía (1674) que “Una multitud libre se guía por la esperanza más que por el miedo” y en nuestro caso deberíamos estar poniendo en la balanza un cúmulo de propuestas, políticas, proyectos, actividades y acciones que enrumben nuestro país; sin embargo, tenemos que aquilatar actos cuestionables, lo que probablemente nos llevará una vez más a la decisión por el mal menor basada en el miedo, ojala estemos a tiempo y lo que pongamos en la balanza sean actos y hechos de esperanza.