Archivo del Autor: Olger Gutiérrez Aguilar

Acerca de Olger Gutiérrez Aguilar

MÉRITOS: Distinción Honorífica, Municipalidad de Arequipa, Premios Nacionales 2000 1997. Reconocimiento, Instituto Nacional de Cultura de Arequipa 1996. Mención Honrosa en el VI Concurso Nacional de Artistas Jóvenes 1991 organizado por el Instituto Cultural Peruano Norteamericano con los auspicios de Southern Peru; Primer Premio en el XX Salón Nacional de Acuarela del Instituto Cultural Peruano Norteamericano, 1990 Lima; Primer Premio En el II Concurso de Acuarela Paisaje Peruano Premio John Constable 1990, organizado por la Asociación Peruano - Británica y el Consejo Británico Lima; Primer Premio en el II Concurso Nacional de Pintura 1989, auspiciado por la Cía de Seguros y Reaseguros el Pacífico a favor de la Asociación Unámonos; Cuarto Puesto en el Noveno Concurso Nacional de Pintura Michell & Cía S.A. 1989; Cuarto Puesto en el Concurso Pictórico Municipal de Arequipa 1984 y Mención Honrosa en el Segundo Concurso Nacional de Pintura “50 Años Michell & Cía .S.A.” 1982.

UN AREQUIPEÑO HACIENDO ARTE EN EL CUSCO ‘Nadie es profeta en su tierra’

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El arequipeño Luis Enrique Palao Berastain es uno de los más destacados plásticos nacionales, pues no sólo domina la difícil técnica de la acuarela, sino también el óleo, la temperas, pasteles, tintas y carbones, y sus obras ya forman parte de varias colecciones del Mundo. Existe un libro publicado por Eduardo Moll sobre su vasta y exquisita producción artística, que lo ha situado en un envidiable lugar en el campo de la pintura; sin embargo, Palao a pesar de su fama conserva su humildad y ello lo engrandece aún más.

El artista durante la larga conversación que sostuvimos hace unas semanas en la casa del amigo Manuel Rodríguez Velásquez, recordó con emoción a su finada madre doña Rosa Berastain Berastain, quien siempre lo alentó a seguir su vocación artística, ella era quien lo levantaba muy temprano para que cumpliera sus planes de pintar a la salida del sol los verdes campos de Sabandía o Tiabaya; incluso le hacía sugerencias sobre los colores y matices que debía llevar en su paleta para plasmar en las cartulinas y lienzos la campiña arequipeña. Es decir, también ella fue una de sus primeras maestras del genio plástico a pesar de la oposición del padre.

Luis Palao, recordó también que nació en la calle Jerusalén (1943)en una casona frente al antiguo local del Colegio San Francisco; luego su familia se traslado a la calle Saenz Peña del distrito de Miraflores, en donde vivió muchos años. El pintor mistiano destacó que en aquellos tiempos Arequipa era la mata de los pintores, pues en cada calle había uno y él tuvo la oportunidad de conocer a muchos, con los que entabló amistad y salía a pintar. “Antes en Arequipa todos eran muy generosos, los pintores no sólo enseñaban sus trucos sino también invitaban el almuerzo a jóvenes como yo que recién nos iniciábamos en el camino del arte”, expresa Palao.

Uno de esos personajes era don Guillermo Mansilla Canessa de quien guarda un grato recuerdo nuestro entrevistado, precisamente del momento en que decide irse a radicar al Cusco. A continuación reproducimos una crónica que escribió Luis Palo Berastain sobre este hecho, varias décadas después:

PARADO SOBRE LAS PIEDRAS

Por Luis Palao Berastain (Qosqo, Chinchero, 3 de agosto de 1993)
La mañana del 14 de julio de 1966 no solamente era fría por el invierno de Arequipa sino también por los baldazos de agua con que los vecinos lavaban sus veredas de piedra.

Apoyado en la puerta del estrecho zaguán de su casa en la cuesta del Puente Bolognesi, un hombre alto, delgado, de fina nariz abrigado en su saco plomo y en sus holgados pantalones de casimir, me esperaba.

Desemboqué yo de la Plaza de Armas a la carrera con mi mochila y mis bártulos de pinturero ya que la noche anterior ese hombre, Don Guillermo Mansilla Canessa, el acuarelista, me había dicho:

-Mañana levántese más temprano y antes de ir a la estación de la Peruvian a tomar el tren de la sierra, pase usted por mi casa, amiguito Palao.
No bien me vio el acuarelista, cobró vida y exclamó:
-¡Ay, chulla madre!, por la grandísima apure amigo Palao que ya se va el tren de la sierra…
Vino hacia mí y me dio un apretón de manos. Me entregó una linda carpeta con cartulinas para acuarela, papeles cortados y empastados por sus hábiles manos de ebanistas.

-Se las he preparado pequeñas porque sé que a usted le gusta pintar hectáreas. ¡Váyase lejos amigo Palao, aquí en Arequipa nadie lo quiere! Esta tierra está llena de pintamonos y monosabios. Usted, allá en el Cusco, va a encontrar maravilla y media. Mi padre amaba a los indios igual que Marcelo Uría. Déjeme a mí, aquí yo haré salir el sol por Tiabaya. Y tome esta pegacha.
Me alcanzó un rollo de cinta de papel engomado, agregando:

-Lleve usted este tubo de carmín que es el padre de todos los grises y para los puntos mágicos este gran amarillo de goma guta. Pínteme usted esas rejitas que ya están por caerse, los balcones de la calle sucia, que cuando yo fui a pintarlos ya estaban en el aire. Écheles azulacho, a lo macho nomás… El día que usted regrese le tomaré examen creo que con mi paleta y en uno de mis papeles finos que guardo especialmente. Y en mí delante y sin perderlo de vista hágame algunas de sus creaciones, pequeña nomás para ponerla al lado de mi calvito (Un óleo de César Calvo de Araújo).

Esta pintura siempre lo acompaño en su comedor. El pintor “Salvaje” después de pintarle su retrato a Don Guillermo Mansilla, con los repuchetes que quedaron en su paleta, le pintó con la espátula sin dibujar un retazo de su selva amazónica.

En esa fría mañana le di un fuerte abrazo en sus grandes hombros de su saco de casimir, parados en la vereda de piedra, me apretó en sus brazos diciéndome mientras giraba con su buena pierna hacia el zaguán de su casa:
-¡Adiós mi amiguito!

Los siguientes meses caminaba asombrado, atónito, debajo de los balcones. Me amparaba en la sombra de las tejas recorriendo callejones con los papeles del acuarelista Guillermo Mansilla, sobre las piedras del gran Cusco.
-Gracias Don Guillermo.

Contribución de la periodista: NEXMI DAZA ARENAS

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Por el Camino – Exposición Casa del Moral 1976

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Catalogo

Luis Palao Barastain presentó esta importante muestra de trabajos en la galería de Arte “Casa del Moral” – en esos años propiedad del Banco Insdustrial del Perú – Arequipa entre los meses de abril y mayo del año 1976.

Acuarela - En el Horno

Se expusieron un total de 20 trabajos.

acuarela
En la tarde – acuarela

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Muestra de Acuarelas – PREMIOS NACIONALES 2000

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Catálogo
Exposición en homenaje a los artistas ganadores de Concursos Nacionales de Acuarela, organizado por la Municipalidad Provincial de Arequipa, del 01 al 23 de agosto del año 1997 – Sala de Exposiciones de la Municipalidad Provincial de Arequipa, Portal de la Municipalidad Nº 110 Altos.
David Condori

 

Acuarela de David Condori

 

Emilio Huanca

 

Acuarela de Emilio Huanca

 

Hernán Sosa

 

Acuarela de Hernán Sosa
Ricardo Córdova

 

Acuarela de Ricardo Córdova
Olger Gutiérrez

 

Acuarela de Olger Gutiérrez

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Arequepay IV

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Catalogo de la muestra

Exposición realizada en el Palacio Municipal de la Cultura – 3 al 31 de agosto del 2007 – Arequipa – Perú

PRESENTACIÓN

La pintura arequipeña tiene un espacio privilegiado en las artes que se han cultivado tradicionalmente en Arequipa; artistas plásticos como Carlos Baca Flor, Jorge Vinatea Reynoso, Teodoro y Alejandro Núñez Ureta, son bandera universal de la plástica arequipeña.

Hoy, tenemos la oportunidad de apreciar el trabajo riquísimo en propuestas, de un selectivo grupo de pintores convocados para el caso, quienes con distintas técnicas: óleo, acuarela y dibujo, rinden un homenaje a Arequipa en su aniversario; artistas de diversas generaciones, coinciden por cuarta vez, en nuestra sala de exposiciones, espacio que guardamos celosamente para los nuestros creadores, y nos muestran una visión contemporánea de Arequipa.

La Municipalidad Provincial de Arequipa, que me bonro en representar, saluda elusivamente este encuentro de artistas y desea que el público asistente disfrute y descubra desde el lado del arte, el espíritu de esta noble y leal tierra que es Arequipa.

Simón Balbuena Marroquín
Alcalde de Arequipa

Mauro Castillo

Acuarela de Mauro Castillo – Mediodía 50×70 cm.
A través de pinceladas fuertes y armonizando colores, va apareciendo la silueta de Arequipa. La Fuerza, destreza e ímpetu del pintor se mezcla con la mágica aurora histórica de Arequipa, de paisajes claros y naturales; de nombres fuertes y valerosos, fieles defensores de la democracia.

Esta exposición marca cuatro años de labor en bien del desarrollo de la plástica y presentamos en esta fecha tan especial, la exposición titulada ” Arequepay IV”. Sentimos que en el tiempo estamos sembrando en el corazón de los pintores arequipeños, una llama, una mística por revalorar nuestro patrimonio natural y cultural, a través de la paleta y el pincel, hoy estamos palpando sus frutos.

Creemos que entre la Municipalidad Provincial de Arequipa y la Asociación de Artistas Plásticos hay una simbiosis, en donde se mezclan ideas y realidades; ellos son la fuerza y el espíritu de esta muestra. En años anteriores la ciudad ya ha reconocido su valía y os ha declarado embajadores culturales, hoy sólo hacen reafirmar la grandeza de la plástica arequipeña.

Walther Espinoza Gallegos
Sub Gerente de Promoción Cultural Turística y Educación.

Evaristo Callo

Evaristo Callo – Pasando el puente 8:00 a.m. 76×56 cm.
Chistian Flores Saavedra

Chistian Flores Saavedra – Techos 76×56 cm

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La acuarela: transparencia y espacios reservados

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Interesante ensayo de Daniel Peña aparecido en la revista Lienzo nº 7, en un número extraordinario por el 25 aniversario de la Universidad de Lima – mayo 1987. Presentamos a continuación una parte de este ensayo.

Lienzo Nº 7
“Existen muchos mitos alrededor de la acuarela, tanto respecto a su origen como a su técnica. Estos errores y equivocaciones son los que me han llevado a ocuparme de ella con el espíritu de esclarecer y sobre todo abordar el estudio de una modalidad pictórica que es a mi parecer el nexo, en un momento de la historia del arte, entre la cultura oriental y la occidental. Podemos entender mucho del pensamiento oriental y las bases mismas de todo arte a través de una técnica que ha fascinado a artistas de todas las épocas y expresado los más sutiles sentimientos, que por su fugacidad se escapan a veces de facturas que por las condiciones de su aplicación son más lentas y laboriosas.

El nombre de “acuarela” deriva de su vehículo básico: el agua, utilizada para mezclar, diluir y aglutinar los pigmentos. Estos corren fluyendo a través del soporte sobre el cual son aplicados (generalmente, papel) y se depositan sobre el mismo. Esencialmente los colores que se usan tienen la especial cualidad de la transparencia, cualidad que caracteriza a esta bella técnica y va a condicionar mucho de su forma expresiva.

Daniel Pena

El mayor o menor grado de transparencia u opacidad de los colores dependerá de la forma y cantidad con que se aplique el agua, su elemento básico. Existe en relación con esto un hecho muy importante: las luces más altas se consiguen dejando sin tocar las zonas de luz, es decir, logrando espacios reservados donde el agua coloreada no toque el papel. O sea, donde deba ir una zona de claridad, como pudieran ser nubes blancas en un cielo azul, se dejará intocada dicha zona o sólo se cubrirá de agua pura. Esto nos conduce a pensar y concebir las cosas en términos muy distintos a otras técnicas de pintura en las cuales se utilizan colores cubrientes, se “llenan” todos los espacios con pigmento y en primera o última instancia las luces se pintan con blanco o pigmento aclarado.

En el caso de la acuarela esto es muy distinto, pues se debe pensar en términos de espacios reservados, los cuales son en cierta manera tanto o más importantes que los cubiertos de pigmento. Para ser más exactos, “lo no pintado es a veces más importante que lo pintado”. Esto conceptualmente nos acerca a una forma muy interesante de apreciar el mundo y las cosas y que el acuarelista comprende inmediatamente desde el primer momento en que comienza a pensar en términos de los claros reservados.

Bill Caro

Muchas de estas formas de aplicación han sido usadas desde la antigüedad por los chinos, pioneros de la pintura al agua e inventores del papel, soporte básico de la misma, y más tardíamente por los japoneses, por influencia de los primeros.

Pero volvamos al concepto sutil del “hacer no haciendo”. Es aquí donde está la significación del “claro reservado”. El pintar no pintando que caracteriza al arte de la acuarela, quiere decir cubrir no cubriendo. El concepto de “vacío”, típico del arte oriental, es el mismo en cuanto a técnica que el de la acuarela. Esto explica el porqué el arte Zen en el Japón antiguo utiliza la pintura al agua como expresión de una posición filosófica en la que el vacío no es sinónimo de “ausencia de cosas” sino todo lo contrario: plenitud.

Y aunque el acuarelista no tenga el más absoluto conocimiento del Zen, en el momento en que su pincel deja de tocar el papel en determinada zona y piensa y comienza a “sentir” la importancia de los claros reservados, de los “vacíos”, su forma de apreciar y componer va acercándose enormemente a los antiguos principios del arte Zen.

Aquí está la esencia de la pintura al agua: en dejar que el fondo deje “hablar” a las formas; en que el blanco del papel, el “vacío” dé consistencia a los sólidos, reconociendo la importancia de lo no pintado. Otro elemento esencial en esta técnica, que está relacionado con este hecho, es el excluir las capas espesas de pintura. Es decir conservar los tonos transparentes.

Edmundo Sonco

El término transparencia nos vuelve a remitir a la importancia del blanco del papel; éste actúa de luz y cuanto más capas traslúcidas se le den menor grado de claridad reflejará. Estas capas en términos pictóricos se denominan veladuras y tienen la función de proporcionar un color o tono determinados, o reforzar un matiz ya existente.

Las veladuras en acuarela se diferencian de las del óleo en el hecho de que la fluidez del agua origina una correspondiente fluidez en la manera de aplicarla y controlarla.

Aquí abordamos un término muy importante referido a la acuarela: el control, al que los orientales, a su vez, denominan “accidente controlado”. El agua fluye sobre el papel y a pesar de los esfuerzos que hacemos por controlarla, se necesita un adecuado ejercicio para aprender a encauzarla y dirigirla, hasta llegar a un punto en que nos “obedece”; pero esta “obediencia” es un término muy relativo. Los orientales al decir “accidente controlado” han condensado muy bien lo que es trabajar con el agua.

Desde este punto de vista toda acuarela es una aventura, es como navegar en una corriente y, aun teniendo la seguridad de llegar a puerto, saber que la ruta nunca será la misma.

Antes de penetrar en la historia de su desenvolvimiento, vamos a definir la técnica de la aguada, que precedió en el tiempo a la acuarela y sobre la cual ésta se cimentó.

La aguada es un procedimiento pictórico cuya característica principal consiste en pintar con un solo color, diluido con más o menos agua, obteniendo los tonos con ayuda del blanco del papel, es decir, por transparencias o veladuras de color. Este carácter monocromático la diferencia de la acuarela y desde sus inicios, en China, fue usada la tinta en su aplicación, en una civilización cuya escritura ha estado íntimamente ligada a su pintura. De ahí proviene el nombre de “tinta china”.”

Kinkulla

(…) “Es por el 1700 que surge un gran paisajista en Francia: Claude Lorraine o Claudio de Lorena. Sus tonos profundos y su entendimiento del medio acuoso lo convierten en la admiración de sus contemporáneos, sobre todo los ingleses. Pero el siglo XVIII, cuya característica, sobre todo en Francia, fue de inconstancia y frivolidad, entendió la acuarela como simple ilustración, al igual que en Inglaterra, en donde se utilizó para colorear láminas de grabados de ruinas clásicas, muy en boga por aquella época, utilizándose veladuras de color luego de su impresión en láminas de cobre. Estas eran pintadas a mano, en serie y con colores limitados. Lo rápido y brillante de esta técnica la hacían apropiada para apuntes de viaje. El siglo XVIII fue el siglo del “gran viaje”.

Al Perú llegan algunos acuarelistas franceses y alemanes; entre ellos, Leonce Angrand y Maurice Rugendas dejándonos interesantes acuarelas. Vistas del Antiguo Chorrillos y de Lima así como del Cusco.

Mauro Castillo

Es a los comienzos del siglo XIX que surge en Inglaterra un pintor muy importante. Se trata de Joseph William Mallord Turner. Independiza el grabado iluminado de la acuarela propiamente dicha y comienza a trabajar sólo con lápiz y colores transparentes sobre papel. Nos ha dejado magníficas acuarelas de sus viajes por Inglaterra, Italia y Suiza. Es considerado precursor directo del Impresionismo. Amplía enormemente su paleta de los grises coloreados que le precedieron, enriqueciendo el colorido. En Turner vemos una aproximación directa al paisaje, con toda su carga de emoción estética casi mística en su integración con lo observado, rescatando la técnica de lo meramente ilustrativo en que se había convertido, así como el espíritu de la pintura al agua y dándole nuevos rumbos. Sus últimas palabras antes de morir fueron: “dios es el sol”.

En España Mariano Fortuny realiza más tarde extraordinarias obras en esta técnica, referidas sobre todo a la figura humana, de factura maestra. Su pincel maneja el medio con sorprendente control, dejándonos magníficos tipos humanos, especialmente de sus viajes a Marruecos.

Al fin del siglo XIX, la acuarela entra en un período de olvido y estancamiento, pero a comienzos del siglo XX reencuentra nuevamente su desarrollo, impulsada por un maestro estadounidense, Winslow Homer, quien realiza obras de gran vitalidad y conocimiento del medio. Hasta se puede sentir la brisa de sus marinas de las costas americanas y el calor húmedo de los mares del sur por los cuales pasea en busca de mayor color y transparencia. Su experiencia va a ser aprovechada más tarde, así como la de Turner por un extraordinario pintor contemporáneo de escuela realista, Andrew Wyeth.

Nuñez Simbort

No es casualidad que surgiera en esa parte del continente una técnica de rápida ejecución, pues como los antiguos pintores Zen, deseosos de captar el éxtasis mediante una técnica de veloz factu¬ra, el espíritu norteamericano, por sus características de rapidez, desenvoltura e informalidad, es inclinado a desarrollar esta técnica, aportando nuevos elementos en cuanto a materiales.

En la actualidad, al igual que en épocas anteriores, se comienza a usar la acuarela en ese país sobre todo aplicada a las artes gráficas y como a fines del XIX— se orienta hacia un sentido ilustrativo y funcional con el peligro de apartarse de sus fuentes de libertad creadora y honestidad en el sentimiento.

Entre los acuarelistas europeos que llegaron a la Lima del 1800, destaca sobre todo el alemán Maurice Rugendas, quien pinta escenas, paisajes y personas de la costa y de la sierra del Perú, tal como eran en los años 1842 a 1844. Rugendas retrata al presidente Vivanco, así como a los generales Moran y Bermúdez y al pintor Ignacio Merino, quien a la edad de 26 años ya era director de la Academia de Arte. Este pintor realiza a su vez algunas acuarelas interesantes. Pero el más conocido en nuestro medio como típico acuarelista es el mulato Pancho Fierro, cuya importancia reside sobre todo en el testimonio que da de toda una época más que en su habilidad y profundidad como acuarelista o artista. Fierro tra-baja en la misma época que Rugendas. Y hay un abismo técnico entre ellos.

Palao Berastain

Un importante pintor en el manejo de la acuarela, sobre todo en tipos humanos, es Miguel (sic) (Carlos) Baca-Flor. En el Museo de Arte se lucen cuatro obras que atestiguan su dominio de la técnica.

Daniel Hernández, conocido pintor peruano, nos dejó un magnífico autorretrato que desgraciadamente fue sustraído de la Municipalidad de Lima.

Un acuarelista que destaca en la actualidad es el maestro Teodoro Núñez Ureta. Y en relación con él hay que mencionar a la llamada “escuela arequipeña”, que con gran acierto nos deja interesantes representantes de la luz de su tierra. Hay varios nombres importantes: Mauro Castillo, acuarelista de extraordinaria transparencia en el manejo del color y control en el agua con sus composiciones de gran formato para esta técnica; Luis Palao, quien demuestra un alto grado de maestría, con un estilo similar al gran Andrew Wyeth, adaptado a nuestra realidad paisajística y humana, asombrándonos con la soltura de su trazo y el manejo de los tonos.

En Lima, Juan Pastorelli, ganador del concurso de acuarela de la firma Mitchell de Arequipa, es un verdadero innovador en este medio; de gran habilidad en lo que a textura visual se refiere y gran conocimiento del oficio y sus posibilidades.

José Coronado es otro acuarelista cuya especialidad, las calles de Lima, le han ganado ya un sitio en laacuarela peruana.

Entre los nuevos cultores de esta técnica se puede mencionar a Bill Caro, Kinkulla, Altino Villasante, Ricardo Córdova, Núñez Simbort, Edmundo Sonco y varios más. Todos los antes mencionados y muchos de los que injustamente se queden en el tintero coinciden en una aproximación al realismo; algunos de ellos con planteamientos diferentes al respecto. Es decir, por ejemplo, Palao, Núñez Simbort, Caro y Pastorelli descansan sobre todo en los valores tonales, en el claroscuro, al igual que el maestro Núñez Ureta. Otros conceden mayor importancia al color y a lo atmosférico, como Kinkulla, Castillo, Coronado y otros.

Pantigozo Meza

De la fusión de estas vertientes plásticas surge un esbozo del panorama de la acuarela peruana.

En cuanto a la técnica propiamente dicha los puntos de vista se contrastan. Unos trabajan con un mayor empleo del medio acuoso, es decir sobre húmedo y por lo tanto dejan mayor margen al “accidente controlado”. Otros actúan a través de veladuras aplicándolas sobre bases previamente secas minimizando el “azar”. Por supuesto ambas posiciones se entremezclan en toda acuarela en alguna medida, aunque algunos con rigor eligen una u otra.

Por ejemplo Bill Caro, artista de riguroso dibujo, de excelentes composiciones casi monocromas es un amante del control absoluto y un gran trabajador de taller. En cambio, Kinkulla, cusqueño, aficionado a la acuarela directa, en el sitio, de trazo veloz y bases húmedas coloreadas, representa el otro planteamiento. He elegido estos dos casos por ser visiones diferentes y, aunque de cierta polaridad, complementarias.

En lo que a conceptos se refiere, considero a la acuarela como uno de los medios más directos de expresión que existen dentro de las artes y como tal hay que aprovecharlo en sus virtudes; es decir, su inmediatez e instantaneidad sirven magníficamente para transcribir el chispazo de la visión interior del artista, los brillos fugaces de la naturaleza y de todo lo huidizo que deseemos comprender y que el lenguaje no verbal del arte desee traducir en imágenes. Las posibilidades de su transparencia sirven y deben estar supeditadas a la captura de lo esencial que excluye lo anecdótico. El detalle estará al servicio del todo y la capacidad de síntesis se desarrollará plenamente.

Creo que si la acuarela peruana aborda seriamente tanto el paisaje “interno” como el exterior, y bebe de sus propias raíces, contribuirá a su cabal valoración.”

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XXIX Salón Nacional de Acuarela – 2001

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Primer Premio Adquisición otorgado para el acuarelista arequipeño Edgar Chauca con la Obra Gris – 48×68 cm.

Primer Premio

Mención Especial otorgada a Juan Manuel Champi Huamaní, con la obra Mis oídos escuchan mejor; pero en silencio – 52×71 cm.

Mencion Especial

MENCIONES HONROSAS

Marcos Vergaray con la obra Por el río 54×74 cm.

Mencion honrosa

Teobaldo Nina Resplandor de Ilo 45.7 x 78.7 cm.

Mencion Honrosa

Elías Condori Wawakuma 55 x 75 cm.

mencion Honrosa

JURADO

Elda di Malio
Jorge Bernuy
Julia Navarrete

Presentación

Una de las técnicas pictóricas que ha mantenido un desarrollo sostenido en nuestro país ha sido la acuarela. Esta disciplina ha alcanzado niveles muy altos, especialmente en la ciudad de Arequipa, gracias a la habilidad y destreza de sus artistas.

Si bien la acuarela no tiene la cotización de la pintura en términos de valor de mercado, sí en cuanto a calidad y técnica. En la actualidad también se advierte la intención, aunque todavía tímida, de experimentar nuevas temáticas apartándose un poco de los tradicionales paisajes: ahora es cada vez más frecuente encontrar acuarelas abstractas de buena factura y otros intentos con resultados similares.

A la difusión de esta expresión han contribuido no sólo coleccionistas sino, también, los concursos que se han venido realizando a lo largo de los años. El Instituto Cultural Peruano Norteamericano abrió su Primer Salón Nacional de Acuarela en 1971 y desde entonces se han realizado veintinueve convocatorias, convirtiéndose en el concurso de mayor permanencia en el país.

La presencia de distinguidos maestros y críticos avala esta iniciativa que ha logrado constituirse en una importante cantera de nuevos valores y una vitrina desde la que podemos observar la evolución de la acuarela en el Perú. El presente año hemos recibido 207 obras de un total de 95 participantes. La selección que compone esta muestra fue cuidadosamente hecha por el jurado calificador en una larga y dedicada sesión donde se eligió la obra ganadora y a los artistas merecedores de las menciones honrosas.

Una vez más expresamos nuestro reconocimiento. a las artistas Elda Di Malio y Julia Navarrete y al crítico Jorge Bernuy por su valiosa colaboración. Queremos agradecer, además, a todos los artistas que atendieron nuestra convocatoria, recordándoles que tan importante como ganar un premio es asumir el riesgo de participar.

Fernando Torres
Director Cultural

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XXX Salón Nacional de Acuarela – 2002

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Primer Premio Adquisición otorgado para el acuarelista arequipeño David Condori Soto con la Obra Peregrinación – 55×75 cm.

Primer Premio

Segundo Premio otorgado a Juan Manuel Champi Huamaní, con la obra Sin principio ni fin, 55×75 cm.

Segundo premio

MENCIONES HONROSAS

Adolf Ancasi Batallanos con la obra No toques el oro que adorna los andes.

Mencion honrosa

Juan Machaca Aquino acuarela titulada Dos reservistas (Don Juan y Don Raúl)

mENCION HONROSA

JURADOS
Jorge Bernuy
Bill Caro
Julia Navarrete

Presentación

Una de las más resaltantes características del Instituto Cultural Peruano Norteamericano ha sido su compromiso con la promoción cultural y artística en todas sus manifestaciones. El ICPNA ha creado espacios para la difusión de los más diversos lenguajes artísticos y ha sabido mantenerlos a través de sus 64 años de existencia.

Pionera en el género de los concursos, nuestra institución mantiene en la actualidad los Salones Nacionales de Pintura, Dibujo, Escultura, Grabado y Acuarela. Estos dos últimos se han constituido en una tradición que se repite anualmente, mientras que los anteriores se realizan con un intervalo de tres años.

El Salón Nacional de Acuarela ICPNA celebra esta vez su trigésima edición, convirtiéndose en uno de los concursos con mayor permanencia en su género dentro del país. Su realización testimonia el profundo compromiso asumido por nuestra institución, que a lo largo de estos treinta años, ha mantenido invariablemente una política de auspicio y promoción permanente en beneficio de la acuarela y toda su gama de posibilidades en el Perú.

Seleccionar una obra como ganadora no es tarea fácil y los criterios de los miembros del jurado generalmente apuntan al encuentro de elementos encaminados a la búsqueda, desde su propia perspectiva, pero sin apartarse de las técnicas que identifican a una disciplina artística determinada. En esta ocasión se decidió, con salomónico criterio, otorgar el premio ex aequo a dos obras de temática aparentemente antagónica pero con suficientes méritos para ostentar el honor del reconocimiento.

La excelente factura de la mayoría de los trabajos presentados no fue la única virtud tomada en cuenta para la selección, ya que se consideró el concepto y la oferta de nuevos discursos como puntos angulares para determinar las obras que irían en esta muestra.

Cuando hablamos de disciplinas artísticas no podemos sorprendernos del rigor con que se procede a su evaluación. La propuesta creativa nos ofrece un todo cuyo fraccionamiento puede determinar su exclusión. Es indiscutible la calidad de los acuarelistas peruanos, dueños de aptitudes que los han llevado a desarrollar lenguajes preciosistas, que en ocasiones nos seducen con su forma pero que no resisten el análisis exhaustivo que airosamente soporta una obra de arte bien lograda.

Cada reto conlleva una nueva experiencia, confiamos que esta ocasión haya sido de tanto provecho para los concursantes como lo ha sido para los que, de una u otra forma, hemos tenido la ocasión de asistir a un proceso de evaluación tan didáctico como objetivo.

Vaya nuestro reconocimiento a los señores miembros del jurado, por su generosa disponibilidad para contribuir con su conocimiento y experiencia a la calidad de esta exhibición y a todos los artistas que presentaron sus obras asumiendo el desafío que conlleva este tipo de convocatorias.

Fernando Torres
Director Cultural Sigue leyendo

Salón Nacional de Acuarela ICPNA

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Inaugurado en 1971, el Salón Nacional de Acuarela del Instituto Cultural Peruano Norteamericano es en la actualidad una de las vitrinas más importantes de los artistas dedicados a la acuarela en nuestro país.

Presentación y análisis de las acuarelas ganadoras. Sigue leyendo