Siento un pequeño escalofrió en la baja espalda, y una sensación de alivio al respirar, hace tiempo no sentía paz, esa paz tan mía de otras épocas, donde mis preocupaciones solo eran una vil imitación de las de ahora.
He crecido, he madurado, ya no soy aquella niña de cabello ondulado, a la que mi abuelo engreía, ya no soy aquella niña que se sentaba con los adultos por que los niños la aburrían, ni soy aquella que inventaba amigos imaginarios e historias en su mente.
He pasado, del amor a la monotonía, de la monotonía al aburrimiento, del aburrimiento al sentimiento de libertad y luego vuelto al amor no una sino dos veces.
Conozco el bien y el mal que los seres humanos podemos hacer, el frió de las palabras de un insensible y el calor de la pasión de un buen amante. El amor de mi familia y el odio de mis enemigos.
He sido reina y luego he sido polvo, y me he levantado del polvo y he vuelto a la vida.
Creo en el amor y creo en el destino, en lo que es tuyo y en lo que nunca te pertenecerá.
Miro con nostalgia el pasado, pero también con ansias un futuro solo mío, donde yo soy la que guía mi vida, la dueña de mi mañana y mi siempre, hasta que el no ser llegue a mi y todo se acabe.
Siento que algo va a cambiar en mi, que las arenas del tiempo están cambiando mi destino y que estoy siendo participe de el, se viene algo nuevo, algo diferente, y tengo miedo, tengo miedo de que me destruya, que me consuma, que me transforme en algo que no soy…
Solo quiero ser feliz… es lo que siento.