La amenaza rusa se queda sin combustible

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En Europa, el acontecimiento definitorio del año 2014 fue la anexión de Crimea a Rusia y la intervención militar en la región de Donbass, al este de Ucrania. Las acciones del Kremlin desafiaron los principios fundamentales que han guiado a Europa desde hace más de seis décadas, en particular, a la renuncia al uso de la fuerza para alterar las fronteras nacionales. Sin embargo, Rusia no está en condiciones de sostener su política exterior agresiva.

A menudo se ha argumentado que Rusia estaba reaccionando ante la intrusión percibida en sus cercanías, al tiempo que era presionada por la Unión Europea y la OTAN. Pero la historia sugiere una explicación más simple: una década de constante aumento de los precios del petróleo envalentonó a Rusia, dejándola lista para aprovechar cualquier oportunidad de desplegar su poderío militar.

De hecho, la Unión Soviética tuvo una experiencia similar hace 40 años, cuando un período prolongado de aumento de los ingresos petroleros dio pie a una política exterior cada vez más agresiva, que culminó en 1979 con la invasión de Afganistán.

La floreciente riqueza petrolera reforzó la credibilidad del régimen, y el aumento de la fuerza económica y militar dio a los vetustos líderes de la Unión Soviética un sentido rejuvenecido de invulnerabilidad. La invasión de Afganistán no fue simplemente una respuesta improvisada a un hecho local (un golpe de Estado en Kabul); también fue un resultado directo de este patrón.

La reacción de Putin ante las manifestaciones del Euromaidán en Ucrania siguió un patrón similar. En ambos casos, se vio una oportunidad, aparentemente de bajo costo, que supondría una gran ganancia estratégica, al menos en el corto plazo. De hecho, si bien las consecuencias devastadoras de la aventura afgana de la Unión Soviética son ahora ya conocidas en su integridad, en aquel entonces la invasión fue vista como una gran derrota para el Occidente.

La retirada del ejército soviético en 1988 se atribuye generalmente a la insurgencia afgana, liderada por muyahidines entrenados en Pakistán con el apoyo de Estados Unidos. Pero la caída de los precios del petróleo durante la década de 1980, que redujo el valor de la producción soviética a un tercio de su nivel máximo, sin duda, desempeñó un papel.

La postura de Rusia cambió durante la década de 2000, mientras los precios mundiales del petróleo -y la producción de Rusia- se recuperaban, revitalizando la base económica del país en momentos en los que sus líderes se tornaban cada vez más autocráticos. Sólo entonces Rusia comienza a reclamar que EEUU y sus aliados europeos llevaran a cabo un compromiso implícito con relación a no ampliar la OTAN hacia el oriente.

Con los precios del petróleo en constante aumento, el valor de la producción de crudo de Rusia alcanzó un nuevo pico, aproximadamente diez veces el nivel de 1999, en 2008. Rusia invadió Georgia el mismo año. Aunque los precios se derrumbaron durante la Gran Recesión de 2009, rápidamente se recuperaron, llegando la producción rusa a otro pico en el período 2012-2013. Fue precisamente en dicho momento cuando la posición de Rusia sobre el Acuerdo de Asociación entre Ucrania y la Unión Europea se endureció. Debido a que la UE y Ucrania ya habían estado negociando el acuerdo durante dos años, sin que existiera mucha reacción de Rusia, la UE se vio sorprendida por las objeciones bruscas y repentinas del Kremlin.

Es evidente que la actitud de Rusia hacia su exterior cercano no es tan errática como puede parecer. Cuando los precios del petróleo suben, Rusia expresa sus resentimientos latentes de forma más agresiva, a menudo empleando sus fuerzas armadas. Además, cuando los precios son más altos, la industria del petróleo desplaza y reduce la participación de otros sectores de exportación que apoyan a los mercados abiertos y una política exterior menos agresiva.

Después de la guerra soviética en Afganistán se produjo un descenso de largo recorrido en los precios del petróleo. La reciente caída de la cotización – a 50-60 dólares por barril, que reduce a la mitad el valor de la producción de petróleo de Rusia- sugiere que la historia está a punto de repetirse. Y los precios del petróleo no son el único problema de Rusia. Las sanciones de Occidente, que parecían constituir sólo un pinchazo hace unos meses, parecen haber causado graves daños, ya que el rublo ha perdido casi la mitad de su valor frente al dólar estadounidense el año pasado. Aunque los mercados financieros se calmarán cuando el tipo de cambio del rublo se asiente en su nuevo equilibrio, la economía de Rusia se mantendrá débil, lo que obligará a que los líderes del país tomen decisiones difíciles.

En este contexto, un punto muerto en la región de Donbass parece más probable que una ofensiva directa destinada a ocupar el resto de la región y establecer un corredor hacia Crimea. El resultado que muchos en Occidente temían inicialmente.

El nuevo proyecto Novorossya del presidente Vladimir Putin simplemente no puede progresar con los precios del petróleo en su nivel actual.

Sin duda, Rusia continuará desafiando a Europa, pero ningún alarde de fuerza puede compensar la desintegración de la base material de la economía causada por el nuevo equilibrio en el mercado petrolero. En este sentido, EEUU ha venido al rescate de Europa de una manera diferente: la producción de petróleo de esquisto y el poder gasífero norteamericano posiblemente desempeñen un papel más importante en cuanto a mantener a Rusia a raya en comparación al papel que desempeñan las tropas de la OTAN en las fronteras orientales de Europa.

En: economiahoy

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‘Pornografía en los billetes’: La excusa para asegurar la anexión de Crimea a Rusia

Un congresista ruso está haciendo un escándalo porque el billete de 100 rublos muestra el órgano genital del dios Apolo. Para él esto es pornografía. Falsa pacatería. En reemplazo de ello propuso que mejor se coloque alguna imagen de la anexionada Crimea. Si claro.

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¿Decisión con tinte político?: McDonald’s cierra sus sucursales en Crimea

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(CNNMéxico) — La tensión entre Estados Unidos y Rusia no solo llegó al espacio. También afectó a McDonald’s, que anunció este viernes que cerrará sus tres restaurantes en Crimea.

“Debido a la suspensión de los servicios bancarios y financieros necesarios, no tenemos otra opción más que cerrar nuestros tres restaurantes en Crimea. Es importante notar que esta es estrictamente una decisión de negocios que no tiene nada que ver con política”, informó McDonald’s en un comunicado de prensa.

Después de que Rusia anexara a Crimea (antes parte de Ucrania) a su territorio, algunas empresas como Visa, Mastercard y algunos bancos suspendieron las operaciones con Rusia. Por lo que su presidente, Vladimir Putin, anunció la implementación de un sistema de pagos electrónicos.

Para Rusia, la región ucraniana es particularmente importante porque le permite mayor cercanía a Europa, una salida al Mar Negro y por la importante red de oleoductos y gasoductos que transportan el gas que Rusia importa a Europa.

McDonalds aseguró que trabajan para apoyar a sus empleados durante este tiempo y que esperan reabrir pronto sus restaurantes para sus “leales consumidores”.

Estados Unidos implementó sanciones económicas dirigidas a impactar sectores clave de la economía rusa, además de medidas diplomáticas como la expulsión de Rusia del G8. Esta semana la NASA también anunció que congelaría gran parte de su cooperación espacial con la agencia rusa espacial Roscosmos.

En: cnn

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Interesante artículo sobre los recuerdos de una infancia: ‘Vladimir Putin y la reconstrucción de la Rusia ‘soviética’ ‘

El mundo se estremeció cuando Rusia se anexionó Crimea. Pero, ¿por qué tanta sorpresa? El escritor y periodista Oliver Bullough sostiene que el presidente Vladimir Putin nunca ocultó su intención de recuperar el poder ruso. Lo que aun queda por verse, dice, es cuánto más puede sostenerse este ascenso.

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El 16 de agosto de 1999, los miembros del Parlamento de Rusia -la Duma Estatal- se reunieron para aprobar la candidatura de un primer ministro. Escucharon el discurso del candidato, le hicieron unas preguntas y debidamente lo confirmaron en el cargo.

Era la sexta persona en ocupar el puesto en los 16 meses de la presidencia de Boris Yeltsin y un alto miembro del partido se confundió con el nombre. Expresó que apoyaría la candidatura del Stepashin -el apellido del recién destituido primer ministro- en lugar de su desconocido remplazo, antes de rectificar el embarazoso error.

Si los altos diputados de la Duma ni siquiera podían recordar el nombre del nuevo primer ministro, tampoco se podía esperar que el resto del mundo prestara mucha atención a su discurso. Era poco probable que fuera líder del gobierno ruso por más de unos meses así que, ¿para qué tomarse la molestia?

De desconocido …

Ese individuo era un exagente de la agencia de inteligencia KGB, Vladimir Putin, y ha estado a cargo del país más extenso del mundo, como presidente o primer ministro, desde entonces.

Pocos se dieron cuenta en ese momento, porque pocos estaban escuchando, pero ese discurso esbozaba el esquema de casi todo lo que ha hecho, de cómo reformularía un país que estaba al borde de un colapso catastrófico.

Hacía apenas 364 días que Rusia había entrado en cesación de pagos de su deuda. Los salarios de empleados del sector público y las pensiones se pagaban, con suerte, con meses de atraso. La infraestructura básica se desmoronaba. Los bienes más preciados de la nación estaban en manos de un manojo de “oligarcas” bien conectados que manejaban el país como un feudo privado.

El otrora poderoso ejército ruso había perdido la guerra en Chechenia, un lugar con menos habitantes que el número de soldados rusos.

Ademas, tres antiguos aliados del Pacto de Varsovia se habían afiliado a la OTAN, llevando la alianza de Occidente hasta las fronteras de Rusia.

Entretanto, el país era conducido por Yeltsin, un borracho irascible en frágil estado de salud. La situación era apremiante, pero Putin tenía un plan.

“No puedo abarcar todas las tareas que enfrenta el gobierno en este discurso. Pero de una cosa estoy seguro: ninguna de esas tareas pueden realizarse sin la imposición de un orden y disciplina básicos en este país, sin el fortalecimiento de la cadena vertical”, manifestó a los parlamentarios congregados.

Nacido en Leningrado, en 1952, Putin se crió en los años de oro de la Unión Soviética, el período después del espectacular triunfo de la URSS en la Segunda Guerra Mundial.

Sputnik, la bomba de hidrógeno, la perra Laika y Yuri Gagarin eran testimonio del ingenio soviético. Las apabullantes intervenciones en Hungría, en 1956, y Checoslovaquia, en 1968, fueron una muestra de su determinación.

Los ciudadanos soviéticos gozaban de un período de paz y prosperidad. La vida era estable. La gente recibía su salario. Cada quien estaba en su puesto. El mundo los repetaba.

Cuando Putin habló ante la Duma, su patria era otro lugar, caído en desgracia ante el resto. Hablaba como un hombre que añoraba las épocas cuando Moscú era tomada en serio. No lo mencionó de manera explícita pero claramente estaba golpeado por la inhabilidad rusa de evitar que la OTAN explusara las fuerzas de su aliado, Serbia, de Kosovo hacía unos pocos meses.

…. a omnipresente

“Rusia ha sido una gran potencia durante siglos y aún lo sigue siendo. Siempre ha tenido y tendrá zonas de interés legítimo…No deberíamos bajar la guardia en este aspecto ni permitir que nuestra opinión sea ignorada”, dijo.

u política interna era restaurar la estabilidad, frenar lo que llamó las “revoluciones” que habían hundido a Rusia. Su política exterior era recuperar el lugar de Rusia en los asuntos mundiales.

Esos dos objetivos fundamentales han dirigido todo lo que ha hecho desde entonces. Si lo hubieran escuchado, ninguna de sus medidas los hubiera tomado por sorpresa.

Desde entonces, se ha aferrado de cuanta oportunidad le ha brindado la historia -desde los ataques del 11 de septiembre de 2001 hasta la revolución en Ucrania de 2013- para concretar sus metas. Ha sido tácticamente astuto y despiadadamente oportunista.

Tanto en el interior como en el exterior, quiere que Rusia recupere el prestigio que tenía cuando crecía.

El lugar obvio para iniciar esta campaña fue Chechenia, el símbolo del colapso de Rusia. Los chechenos derrotaron la campaña de Yeltsin de aplastar su independencia autodeclarada, pero resultó ser una victoria amarga. La guerra devastó el pueblo, la economía y la infraestructura de Chechenia. El territorio se convirtió en un antro de secuestros, violencia y crimen sin que nadie -hasta que llegó Putin- hiciera algo al respecto.

Finalmente, para los acongojados rusos patrióticos, aquí tenían a un hombre no solamente capaz de pagar sus pensiones, sino preparado para ensuciarse las manos defendiendo a la patria. Al cambio del milenio, cuando Yeltsin abandonó la presidencia y designó a Putin como su sucesor, los índices de aprobación del desconocido primer ministro superaban el 70%, un nivel que ha bajado poco desde entonces.

Grupos de los derechos humanos y algunos gobiernos de Occidente acusaron a Putin de violar la ley rusa e internacional en la cacería de sus opositores chechenos. (El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha fallado contra Rusia en 232 casos de “derecho a la vida”, efectivamente señalando a Rusia de asesinatos continuos durante la campaña chechena). Pero eso no ha mermado la popularidad de Putin.

En Chechenia, murieron cientos de soldados y miles de civiles. Centenares de miles de chechenos huyeron buscando asilo fuera de Rusia, pero la integridad territorial se conservó y Putin inició su tarea de recuperar el prestigio ruso.

Después del 11 de septiembre de 2001, Putin reformuló su campaña en Chechenia como parte de la guerra global contra el terrorismo, acallando así a la crítica internacional por la conducta de sus tropas.

Se acercó brevemente al presidente estadounidense George W. Bush -quien inclusive afirmó haber avistado el alma de Putin- hasta que la guerra en Irak los volvió a apartar.

En Irak, Putin insistió en el cumplimiento de la ley internacional; ninguna invasión podría realizarse sin la aprobación del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y esa aprobación no estaba a la mano.

… y domésticas

Internamente, aplastó a los oligarcas más poderosos, primero aquellos que controlaban los medios, doblegando así la animada escena televisiva y, luego, en 2003, arrestó a Mijáil Khodorkovsky, el hombre mas rico del país.

Su compañia petrolera fue desmenuzada y comprada por una empresa estatal. Jorokovsky fue encarcelado en un proceso tan indignantemente predeterminado que Amnistía Internacional lo declaró un prisionero de consciencia.

“Creo que quedó absolutamente claro, cuando arrestaron a Khodorkovsky, que Putin no iba detrás de los oligarcas para reafirmar el poder de la sociedad democrática civil sobre esos titanes. Él lo hacía como parte del plan para construir un régimen autoritario”, opina Chrystia Freeland, que era editora en jefe de la oficina en Moscú del diario Financial Times cuando Putin llegó al poder y ahora es diputada liberal en el Parlamento de Canadá.

Freeland también es una de los 13 canadienses a quienes se les prohibió la entrada a Rusia por la respuesta de Canada a la imposición de sanciones contra funcionarios rusos.

Putin mantuvo un férreo control sobre las elecciones parlamentarias a finales de 2003 y sus aliados obtuvieron dos terceras partes de la Duma. Elogió el proceso como un paso hacia el “fortalecimiento de la democracia”, un proceso al que los observadores de la Organización de Seguridad y Cooperación Europea tildaron de “abrumadoramente distorsionado”.

En apenas cuatro años, Putin había aplastado a Chechenia, dominado los medios libres y a los oligarcas, ganado una mayoría parlamentaria que le permitía hacer lo que quisiera y demostrado que Rusia tenía una voz fuerte en asuntos internacionales.

“Él dice lo que piensa y hace lo que dice -por lo menos con mayor frecuencia que ninguno de los otros políticos o estadistas contemporáneos. Los analistas y políticos de Occidente siempre tratan de encontrar un fondo falso a sus declaraciones y frecuentemente no lo encuentran. Eso se puede aplicar a muchos otros líderes soviéticos, incluyendo Stalin -por lo menos antes y durante la Segunda Guerra Mundial”, sostiene Dmitry Linnik, jefe de la oficina en Londres de la emisora La Voz de Rusia.

La ideología

“Él es un nacionalista -en el sentido del país ruso, no de la etnia rusa. Esa es su mayor fuerza conductora, creo yo, no una sed de poder ni ambición personal”.

Pero Freeland no está de acuerdo.

“Creo que ha tomado una serie de decisiones, de manera muy racional desde su estrecho punto de vista, que le dan en este tipo de régimen autocrático la mayor cantidad de poder y riqueza personal”, argumenta.

Pero faltaba algo para que el mundo de su infancia fuera completo: la ideología.

Putin restauró los símbolos soviéticos: el himno nacional y los emblemas y elogió el triunfo soviético en la Segunda Guerra Mundial. Pero también adoptó algunos objetivos de la era presoviética.

Se acercó a la Iglesia Rusa Ortodoxa y mencionó a filósofos antisoviéticos como Ivan Ilyin, cuyos restos repatrió a Rusia y enterró con honores.

Esa tendencia hacia una forma exclusiva de conservadurismo de Rusia se aceleró después de la ola de protestas contra el fraude electoral que estalló en Moscú entre 2011 y 2012 y que enemistó a Putin con los liberales rusos.

Contradicciones en su círculo cercano

Entre sus ideólogos favoritos está Vladimir Yakunin, un viejo amigo y compañero de la KGB, creyente ortodoxo, y que ahora es el jefe del sistema de ferrocarriles rusos, una de las compañías más estratégicas y significativas.

“Rusia no está entre Europa y Asia. Europa y Asia están a la izquierda y a la derecha de Rusia. No somos un puente entre ellos, sino un espacio de civilización separado, donde Rusia une las comunidades del este y el oeste”, dijo Yakunin en una entrevista reciente con la agencia rusa Itar-Tass.

La semana pasada, supo que su nombre estaba en la lista “de los miembros más cercanos al círculo de liderazgo de Rusia” que Estados Unidos elaboró para aplicar sanciones tras la anexión de Crimea.

La idea de que Rusia esté separada pero no equiparada a occidente le conviene, puesto que le permite al Kremlin rechazar las críticas de Occidente de que sus elecciones, sus sentencias judiciales y su política exterior son parcializadas e irrelevantes.

Muchos de los amigos de Putin, pese a ser críticos con las políticas, los valores, las estructuras y la economía occidental, están muy apegados a sus comodidades. Los dos hijos de Yakunin viven en Europa occidental, uno en Londres y el otro en Suiza, y sus nietos están siendo educados allí.

Según el activista contra la corrupción Alexei Navalny, el propio Yakunin se ha construido un palacio a las afueras de Moscú con piedra caliza y materiales llevados de Alemania, algo extraño en un hombre que se supone que aboga por crear una economía rusa independiente de Occidente.

Los principios de Putin

Putin también abrazó algunos principios que después dejó de lado cuando vio que no le valían.

En 2003 en Irak, hizo una defensa pública del derecho internacional en la que se oponía a una eventual invasión sin el visto bueno de Naciones Unidas.

En Georgia, en 2008 envió tropas sin ni siquiera tratar de consultarlo en el Consejo de Seguridad.

El año pasado no se planteaba la intervención en Siria. Y este año, justifica la intervención en Ucrania y la considera indudablemente legítima.

Debe ser que los principios nunca han sido un problema y que el objetivo de Putin ha sido siempre maximizar el poder de Rusia y desafiar los intentos de Occidente de controlar su país.

“Tenemos todas las razones para asumir que la infame política de contención llevada a cabo en los siglos XVIII, XIX y XX sigue vigente hoy. Tratan continuamente de acorralarnos porque tenemos una posición independiente”, afirmó Putin en un discurso este mes, al anunciar la anexión de Crimea.

En esa alocución repitió los puntos de 1999, pero con 15 años de resentimiento adicionales.

“Si comprimes el muelle hasta su límite, regresará a su posición incial de manera violenta. Recuérdalo siempre”.

Grupo clave de colaboradores

No es fácil rediseñar un país por tu cuenta y Putin necesitó la ayuda de un grupo clave de la sociedad rusa. Mientras que aplicó mano dura contra periodistas independientes, hombres de negocios y políticos, se apoyó en autoridades estatales para asegurarse de que sus ideas se implementan.

Y han sido muy bien recompensados por su ayuda. Los salarios para los más altos funcionarios aumentaron el año pasado en un 20%, una cifra que se cuadruplicó en los presupuestos generales.

El atracón de gastos de Putin significa que, para conseguir el equilibrio presupuestario, el crudo Brent ahora debe rozar los US$117 por barril, más de cinco veces el nivel de 2006, según el análisis de Deutsche Bank.

Pero ni siquiera eso es suficiente para los más altos funcionarios. El ministro del Interior, Vladimir Kolokontsev, dijo la semana pasada que en 2013 el precio del soborno medio en el país se duplicó a los US$4.000.

El año pasado, Transparencia Internacional situó a Rusia en el número 127 del Índice de Percepción de Corrupción, un lugar que le pone a la altura de países como Paquistán, Mali y Madagascar.

“Putin se ha descalificado a sí mismo al destruir todas las fuertes independientes del poder en Rusia. Ahora sólo puede confiar en la burocracia y debe seguir aumentando sus fondos para asegurarse las lealtades“, asegura Ben Judah, el autor británico del libro El Imperio Frágil, un estudio de la Rusia de Putin.

“Al final, el dinero se acabará y entonces se encontrará en la misma posición que los líderes soviéticos a finales de 1980, cuando se vieron obligados a enfrentar la crisis política y económica mientras trataban de mantener unido su país. Ahora parece fuerte, pero su Kremlin está construido en algo que Rusia no puede controlar: el precio del petróleo”, afirma Judah.

La Rusia de su infancia

Putin ha conseguido construir una versión del país de su infancia que puede actuar de forma independiente en el mundo y en el que la disidencia se controla y el poder del Kremlin no lo desafía nadie. Pero es una espada de doble filo porque la Unión Soviética se desmoronó por un motivo y una Rusia creada a su imagen y semejanza se arriesga a compartir ese destino.

Según Vladimir Bukovsky, un disidente que pasó una década en prisión en la era soviética antes de exiliarse en Occidente en 1976, Putin es totalmente sincero cuando dice que la desintegración de la Unión Soviética fue una “catástrofe geopolítica”.

“No entiende que el colapso soviético fue predeterminado, por lo tanto, cree que su misión es restaurar el sistema soviético lo antes posible”, dice.

Bukovsky considera que, como oficial de rango intermedio de la KGB que amaba la Unión Soviética, Putin careció de la perspectiva de los del alto mando, que sabían perfectamente que el desplome vino dado por el peso de su propia ineficiencia en lugar de por un complot occidental.

“Eso lo lleva exactamente a… repetir los mismos errores. Quiere que todo su país sea controlado por una persona del Kremlin, lo que lo va a llevar al desastre”, dice.

La decisión de Putin de invadir Crimea fue tomada de forma rápida e impulsiva por un pequeño grupo de sus favoritos en el alto mando.

Eso significa que Putin no tiene a nadie que le advierta de las consecuencias de sus acciones a largo plazo y hasta que se dé cuenta por sí mismo, seguirá con este rumbo, lo que implica que la relación con Occidente seguirá siendo incómoda, especialmente en áreas que considera ser su “zona de legítimo interés”.

Pero no podemos decir que no estaba advertido.

Oliver Bullough
Para BBC *

*Oliver Bullogh es editor para el Cáucaso del Instituto de Información de Guerra y Paz (IWPR, en inglés). Su último libro, “El último hombre en Rusia”, detalla el declive demográfico ruso.

En: BBC

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Asamblea de la ONU califica de “inválido” referendo de Crimea

En una resolución apoyada por 100 países y que contó con apenas 11 votos en contra, se invita a no reconocer un cambio en el estatus territorial de Ucrania.

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Cien países votaron este jueves (27.03.2014) a favor de una resolución que declara inválido el referendo de Crimea, donde más del 97 por ciento de la ciudadanía aprobó una anexión a Rusia, desligando así al territorio de Ucrania. La resolución, que no es vinculante y que en la práctica es simbólica, se analizó en la Asamblea General de Naciones Unidas y contó con 11 votos de rechazo y 58 abstenciones. Algunos países miembro de la ONU no participaron.

Diplomáticos occidentales dijeron a la agencia Reuters que la cantidad de votos a favor fue mucho mayor a la esperada, pese a lo que calificaron como un agresivo lobby por parte de Moscú para rechazar la moción. Para otras fuentes citadas por la misma agencia, una votación de 80 o 90 países a favor habría sido ya un éxito, y a juicio de ellos el resultado muestra el poco apoyo activo que tiene Moscú en el planeta.

Lo que se votó fue un texto similar a otro vetado anteriormente por Rusia en el Consejo de Seguridad, que estima que los comicios en Crimea no tienen “validez y no pueden formar la base de ninguna alteración del estatus de la República Autónoma de Crimea o la ciudad de Sebastopol”. Asimismo, el documento –que no menciona a Rusia– dice que la Asamblea General “llama a todos los estados, organizaciones y agencias especializadas a no reconocer ninguna alteración del estatus”.

Imposible menospreciar la voluntad

Aunque en la práctica no significa nada concreto en la actual situación de Crimea, la declaración es considerada por diplomáticos como una fuerte señal política sobre la falta de apoyo que ha cosechado Rusia tras su invasión. También afirmaron que la fuerte presión que ejercieron los enviados rusos para convencer a otros Estados es una muestra de la seriedad que tenía el asunto para Moscú.

“Fuimos testigos de la más grave violación del derecho internacional”, afirmó durante la sesión el ministro de Exteriores del gobierno interino de Ucrania, Andrei Deschitsa. “Esta agresión fue preparada y planificada, aunque no existía el menor motivo”, agregó el ministro, que aseguró que su país buscó un acercamiento a Rusia. “Cuando les propusimos un acuerdo militar, Moscú lo rechazó. Dijeron que era absurdo que alguien atacase Ucrania”, explicó el político ucraniano.

En tanto, el embajador ruso ante la ONU, Vitali Churkin, se remitió a hablar del referéndum de Crimea. “Una impresionante mayoría votó a favor de la adhesión a Rusia. No podíamos menospreciar la voluntad del pueblo”, explicó. Churkin acusó al gobierno de Kiev de no tener el país bajo control y aseguró que la violencia domina la política. “Por el contrario, nosotros rechazamos toda confrontación”, afirmó. Entre los votos prorrusos estuvieron Bolivia, Venezuela, Corea del Norte, Nicaragua y Zimbabue.

DZC (dpa, Reuters, Europa Press)

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Presentadora de la TV rusa critica acción de Rusia en Crimea

Uno siempre mira con cierta desconfianza como este medio funciona como propaganda rusa, sin embargo, lo sucedido ayer, sea preparado o no, demuestra lo que un verdadero periodista debe hacer. Parece que no le irá bien luego de esto…le recomiendo que se compre un abrigo con los rublos de su liquidación, porque debe hacer un frío en Siberia.

“El hecho de que yo trabaje aquí, para RT, no significa que no tenga independencia editorial y que no pueda expresar con palabras que estoy firmemente en contra de cualquier intervención militar en los asuntos de naciones soberanas. ‘Lo que Rusia hizo está mal’.”

http://www.youtube.com/watch?v=dVolrGNba5E

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De locos: El jefe de la Marina de Ucrania deserta y asume el mando de la Armada prorrusa

Ucrania ha despedido al jefe de la Armada, el contralmirante Denis Berezovski, por negarse a hacer frente a los rusos en la localidad de Sebastopol, en la república autónoma Crimea. Así lo ha comunicado el Consejo de Seguridad de Ucrania, que le ha acusado de entregar un cuartel a unos soldados rusos que rodearon sus instalaciones. Se da la circunstancia de que Berezovski había sido designado ayer al frente de las fuerzas navales ucranianas mediante un decreto del presidente interino del país, Alexandr Turchinov.

El primer ministro prorruso de Crimea, Sergei Axionov, ha anunciado la creación de la Marina de Guerra de esta república autónoma, informó la agencia rusa Interfax. Axiónov, nombrado hace tres días por el Parlamento regional y que no ha sido reconocido por las autoridades de Kiev, añadió que al mando de esta Armada estará el propio contralmirante Denis Berezovski.

Banderas rusas en Simferopol (Crimea)

Mientras la gente sale a la calle en Simferopol, la capital de la región autónoma, con banderas rusas, Berezovski ha jurado hoy fidelidad al pueblo de Crimea, según las agencias rusas: “Yo, Berezovski Denis Valentinovich, juro fidelidad al pueblo crimeo y prometo defenderle como lo exige el reglamento”, proclamó en una conferencia de prensa en Sebastopol, puerto principal de la península.

En las últimas horas y coincidiendo con el recrudecimiento de la tensión en Crimea ante la intervención rusa en esa república autónoma, los medios rusos están informando sobre supuestas deserciones en masa de militares ucranianos. Pero desde Kiev el Ministerio de Defensa negó hoy este extremo y tachó de “provocaciones” las informaciones que en ese sentido difunden algunos medios.

“Tampoco se corresponden con la verdad las informaciones acerca de que los militares ucranianos se están dando masivamente de baja de las Fuerzas Armadas”, afirma un comunicado, que asegura que lo que sucede es que los militares ucranianos se niegan a cumplir las exigencias de entregar sus armas en las unidades de las Fuerzas Armadas ucranianas en Crimea, que están bloqueadas por hombres armados”. Sí se intenta mediante negociaciones “impedir el derramamiento de sangre”.

Un portavoz de las autoridades prorrusas de Crimea citado hoy por la agencia rusa Interfax ha dicho que “en las últimas veinticuatro horas una decena de buques de la Flota ucraniana del mar Negro han abandonado la base de Sebastopol”, lo que también ha sido desmentido por el Gobierno ucraniano. Algunos analistas ucranianos están denunciando que medios rusos utilizan imágenes de gente saliendo hacia Polonia para ilustrar esa supuesta huida de ucranianos a Rusia.

Kiev moviliza a sus reservistas ante la agresión

Mientras tanto, hoy, Ucrania ha empezado a movilizar a sus reservistas ante la situación de caos que se vive en Crimea. Así lo anunciaba el jefe del Consejo de Seguridad Nacional, Andrei Paruby. El plan es “llamar a todos los que puedan ser necesitados por las fuerzas armadas para garantizar la seguridad y la integridad territorial de Ucrania”.

Justamente ayer, el ejecutivo de Kiev puso a sus fuerzas en estado de máxima alerta, después de que Rusia aprobara dar luz verde a un despliegue de tropas en la península de Crimea.

En: elmundo.es

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Cinco claves para entender lo que ocurre en Crimea

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(CNN) — Justo cuando parecía que Ucrania se estaba estabilizando tras el derrocamiento del presidente prorruso, Víktor Yanukóvich, las tensiones volvieron a encenderse en Crimea, la parte meridional del país en donde prevalece un firme apoyo a Rusia.

Hombres armados tomaron los edificios del gobierno regional en Crimea e izaron la bandera rusa esta semana. “Crimea es Rusia”, coreaban los manifestantes, mientras sus opositores les respondían: “Crimea no es Rusia”.

Recopilamos cinco datos para explicar Crimea y por qué la península se está volviendo un punto álgido:

1. Crimea no es parte de Rusia legalmente, pero lo fue

El gobierno ruso ha estado interesado en Crimea desde hace cientos de años gracias a sus ricas tierras agrícolas y su acceso al mar Negro. Rusia cedió Crimea a Ucrania en 1954, cuando ambos países pertenecían a la Unión Soviética. Luego del colapso de la Unión Soviética en 1991, algunas personas de la región deseaban que Crimea se separara de Ucrania y volviera a formar parte de Rusia, pero los legisladores de Ucrania y Crimea decidieron en una votación que seguiría siendo parte de Ucrania.

2. Muchos rusos siguen viviendo en Crimea

Actualmente hay tres grupos principales en Crimea: las etnias ucranianas del norte, las rusas en el sur y los tártaros, en el centro. Los tártaros representan entre de un 15% a un 20% de la población y sufrieron mucho durante el gobierno de Stalin, en la era soviética. Son los “opositores más acérrimos de la anexión a Rusia”, dijo Alexander Motyl de la Universidad Rutgers en una audiencia que se celebró la semana pasada ante el Consejo de Relaciones Exteriores de Estados Unidos.

3. Parte de la Armada rusa tiene bases en Crimea

Cualquier discusión sobre la importancia que Crimea tiene para Rusia pronto toca el tema de la Flota del Mar Negro. La Armada rusa tiene una base en la ciudad de Sebastopol, en el mar Negro, desde hace 230 años. Los barcos y submarinos que están en esa base, al norte de Turquía, pueden llegar al Medio Oriente y a los Balcanes.

Un experto del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos afirmó que se puede exagerar la importancia de la Flota del Mar Negro, la menor de las cuatro flotas navales de Rusia en el mar Negro, y que Rusia está expandiendo el puerto de Novorosíisk y trasladando navíos militares al lugar, de acuerdo con Christian Le Mière.

Sin embargo, es claro que Sebastopol sigue siendo importante para Rusia. En 2010, el gobierno ruso llegó a un acuerdo con Ucrania respecto al gas natural a cambio de que el gobierno ucraniano prolongara el arrendamiento de la base de la Armada rusa en Ucrania.

4. Crimea ha sido un jugador central en la historia mundial

Durante la Guerra de Crimea de la década de 1850 Florence Nightingale, la precursora de la enfermería moderna, fue conocida como la Dama de la lámpara porque cuidaba de los soldados heridos en la guerra que libraban Gran Bretaña, Francia y la Turquía otomana contra Rusia.

Varias generaciones de estudiantes británicos han memorizado el poema The Charge of the Light Brigade (La carga de la brigada ligera) de Tennyson, que data de esa época. El poema conmemora un error garrafal que cometieron las tropas británicas: atacaron una posición rusa equivocada y los masacraron. “Theirs not to reason why, theirs but to do and die”(Ellos no les corresponde preguntarse las razones, a ellos les corresponde solo obedecer y morir).

5. No olviden Yalta, desde luego

Cuando la Segunda Guerra Mundial se acercaba a su final, en 1945, los líderes aliados —Franklin D. Roosevelt, presidente de Estados Unidos; Winston Churchill, primer ministro de Gran Bretaña, y José Stalin, líder soviético— se reunieron para dividir Europa. Esa reunión fue el antecedente de la Guerra Fría y se celebró en la ciudad turística de Yalta, en Crimea.

Ben Brumfeld contribuyó con este reportaje.

En: cnn mexico

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