Obsolescencia programada y Obsolescencia percibida

¿Te ha ocurrido en la vida que algunas veces compras un objeto con tanto deseo que luego de obtenerlo sientes que no te llena suficientemente en tu vida? Es algo normal ir perdiendo el interés por los objetos que adquirimos a lo largo de nuestra vida. Generalmente acuñamos un término informal a este comportamiento como es el de “desinterés”, sin embargo, ultimamente se ha denominado a este fenómeno del comportamiento humano como “Obsolescencia”, la cual puede ser de dos tipos: “Programada” y “Percibida”. Piensen en un par de zapatos. En el primer caso pueden dejar de utilizarlos porque ya cumplieron su vida util, mientras que en el segundo lo hacen por simple “moda”. Generalmente el concepto de “comodidad” no tiene mucho que ver con la idea de “obsolescencia”, salvo una cuestión extrínseca a ellos. A continuación se muestra un interesante post del arquitecto Amilcar G. Lopez, quien explica mejor esta relación que muchos tienen con los objetos que adquieren a lo largo de su vida.

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Por Arq. Amilcar G. López

Estos términos, suenan sofisticados pero su comprensión es esencial para que tomemos conciencia del grave problema que enfrenta la sociedad moderna y superpoblada con los residuos que genera.

Se denomina obsolescencia programada u obsolescencia planificada a la determinación o programación del fin de la vida útil de un producto o servicio, de modo tal que tras un período de tiempo calculado de antemano por el fabricante o por la empresa durante la fase de diseño de dicho producto o servicio, éste se torne obsoleto, no funcional, inútil o inservible.

En pocas palabras, los productos que obedecen esta premisa se fabrican para romperse premeditadamente en corto plazo y su reparación resulta dificultosa o anti-económica, lo cual motiva la conveniencia de comprar ese mismo producto nuevo y deshacerse del obsoleto.

Un claro ejemplo de ello son los productos electrónicos. El procedimiento suele ser el siguiente: uno de los aparatos electrónicos de uso habitual falla, entonces, cuando el dueño lo lleva a reparar, en el servicio técnico le advierten que resulta más rentable comprar uno nuevo que arreglarlo.

Claramente el objetivo de este plan es el lucro económico del fabricante o proveedor y la conservación del medio ambiente pasa a un segundo plano de prioridades.

Se denomina obsolescencia percibida a las modas, estas tendencias manipuladas por los fabricantes y distribuidores mediante los medios de difusión con la finalidad de que los productos que ofrecen se vuelvan obsoletos aún cuando se encuentren en perfecto estado de uso y conservación.

De esta manera quedan “socialmente mal vistos” el uso de objetos de otras temporadas, provocando que se desechen o, en el mejor de los casos, se archiven.

Por ejemplo los colores, las formas y los materiales de la ropa, autos, etc, que denotan la temporada de su adquisición. Esta modalidad de obsolescencia se puede aplicar a cualquier bien de uso.

Asimismo, los conceptos de obsolescencia programada y obsolescencia percibida se sumergen en una raíz aún más difícil de desentramar, como es la responsabilidad del consumidor al adquirir dichos objetos.

Estos conceptos deben difundirse masivamente para crear conciencia y responsabilidad ciudadana.

La esperanza radica en un cambio a nivel cultural, en el que debemos trabajar todos juntos diariamente para hacer sustentable y sostenible nuestra presencia en el planeta.

¿Te quedaron dudas? Envíame un correo a amilcarlopez @buenosaires.gob.ar

Arq. Amilcar G. López

Representante de la CABA en el Consejo Ejecutivo ACUMAR
Coord. Gral. de la Unidad de Proyectos Especiales Cuenca Matanza Riachuelo
Ministerio de Gobierno
Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires

En: medium.com