“No somos militantes, somos profesionales”, afirman argentinos despedidos del sector público

Cientos de empleados con contratos temporales que no fueron renovados esta semana por el gobierno del presidente argentino Mauricio Macri en un emblemático centro cultural del kirchnerismo, protestaron el jueves indignados contra lo que denominan una campaña de desprestigio al tildarlos de “militantes”.

“No somos ni militantes ni ñoquis”, tararearon contra el término despectivo usado en Argentina para los empleados con cargos ficticios, dentro de un sistema corrupto y ampliamente usado en el sector público.

La marcha de los “despedidos” se realizó en las afueras del Centro Cultural Kirchner (CCK), una obra monumental inaugurada en mayo de 2015 que convirtió el Palacio de Correos del siglo XIX de Buenos Aires en un moderno centro de cultura, museo y sala de conciertos.

Con secciones aún en construcción, el espacio ofreció en menos de un año obras gratis para todo público entre salas que enaltecían a la mítica figura peronista Eva Perón (1919-1952) y también exponía memorabilia del fallecido expresidente Néstor Kirchner. Esta semana el ministro de Medios Públicos de Macri, Hernán Lombardi anunció que se ponía fin a la renovación de 600 de los 700 contratados de este centro.

Todos los trabajadores habían sido contratados en 2015, coincidiendo con la fecha de inaguración del CCK a principios de ese año.

En algunos casos, indicó Lombardi, se hicieron contrataciones en diciembre, cuando estaba por asumir la nueva administración de derecha, después de 12 años de gobiernos de centroizquierda de Néstor y Cristina Kirchner (2003-2015).

Entre pancartas que decían “La cultura no es un gasto” y cánticos en tono futbolero contra Lombardi y Macri, Mateo Aguilar, quien trabajaba en la producción técnica del CCK desde hacía seis meses repudió la medida.

“Aquí la mayoría somos trabajadores que cumplimos tareas diarias en función de nuestras respectivas formaciones”, se defendió el técnico de 31 años.

Su mayor lamento es que buscaron “desde que ganaron las elecciones formas para dialogar, para saber cómo se daría continuidad laboral a toda la planta que tenía contratos hasta el 31 de diciembre. Pero me tuve que enterar por twitter que perdí mi laburo”, dijo.

“En el CCK el 81% de las designaciones fue efectuada durante 2015. Sin concursos y por medio de universidades”, escribió Lombardi el martes en esa red social.

Según el ministro, los trabajadores que se siguieron contratando hasta horas previas al cambio de gobierno en diciembre ingresaban por convenios con tres universidades estatales vinculadas a la militancia kirchnerista.

La manifestación del jueves siguió a otra realizada en el Congreso por otros despidos en ese gremio. Insisten que la mayoría cuentan con profesiones y oficios idóneos para las tareas que venían desarrollando.

La semana pasada, previo al fin de año, miles de personas habían marchado al ministerio de Trabajo, convocados por la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), luego que el ministro de Modernización, Andrés Ibarra, anunciara que se revisarían cerca de 64.000 contratos en la administración pública, cuya plantilla temporaria creció 50% en tres años, según indicó.

Además Macri instruyó por decreto a todos los ministros y autoridades de organismos descentralizados del Estado “a revisar los procesos concursales y de selección de personal”.

En este marco, la vicepresidenta Gabriela Michetti anunció el lunes el despido de 2.035 empleados del Senado y advirtió que en varios ministerios habrán despidos de “militantes” nombrados en casi todos en 2015.

Hugo Yasky, secretario general de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA), presente en la manifestación del CCK, calificó estas bajas de empleados que ya vienen aceptando de hace varios años “contratos precarios en el sector público”, como “acciones arbitrarias e ilegales”.

“El gobierno está utilizando la figura del ‘ñoqui’ para demonizar. Quieren mostrar ésto como una limpieza de corruptos y la verdad es que es una gran mentira porque son trabajadores. Siempre los gobiernos neoliberales tienden a desprestigiar al estado, al sector público”, dijo a la AFP.

“Creo que estos conflictos van a ser como un globo de ensayo, si ven que tienen un costo político relativamente bajo se van a multiplicar”, opinó.

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