Mientras ministro del interior dice que sí, ministro de justicia Adrianzén dice que los ataques con granada no pueden equipararse con terrorismo

El ministro de Justicia y Derechos Humanos, Gustavo Adrianzén, lamentó la muerte de un suboficial por el estallido de una granada dejada por delincuentes fuera de un colegio, pero aclaró que este tipo de actos “no puede equipararse con el delito de terrorismo”.

En declaraciones a la prensa, consideró que lo sucedido en Villa El Salvador “es un acto criminal horrendo”, pero de ninguna manera debe ser tipificado como terrorista. “Es una granada de guerra, pero el terrorismo como tipo penal tiene una connotación diferente”, sostuvo.

Indicó que “hace aproximadamente cuatro décadas el Perú se viene desangrando por la barbarie terrorista y que hoy día esta encapsulado en pequeños bolsones en el Vraem”. “No tenemos terrorismo en la ciudad de Lima”, afirmó categóricamente.

“Llegar a dimensionar este lamentable suceso con un acto de terrorismo va a significar, entre otras cosas, que tengamos que aceptar que hay distritos en Lima donde estas prácticas se están realizando”, comentó.

El ministro de Estado explicó que “organizaciones criminales establecidas con un fin ideológico, con estructuras destinadas a desestabilizar el Estado, no pueden compararse con hechos aislados de crímenes ordinarios, que lo único que pretenden es obtener beneficios económicos, como cualquier crimen ordinario de la calle”.

Adrianzén Olaya expresó, asimismo, su pesar por el fallecimiento del suboficial Adolfo Leonidas Castellano Carrillo, de 51 años de edad y con 29 años de servicios, en cumpliendo de su deber. “Lamento como ciudadano y como ministro de Estado que estos hechos tengan que enlutar a la familia policial”, manifestó.

En: RPP

No news is good news, por Carlos Adrianzén

El panorama económico previo frente al discurso de Fiestas Patrias.

¿Qué podemos esperar del último año de gobierno de Nadine y Ollanta? Aunque el pensador chino Lao Tse sostenía que quien predice no sabe, tenemos algunas razones para no esperar milagros.

La primera nos recuerda que esta administración carece de una brújula económica. Si bien dejaron los planes de la gran transformación, en los casi cuatro años de gobierno no hicieron nada económicamente favorable.

Es cierto, se ha mantenido cierta estabilidad de precios, pero esto es entera responsabilidad del directorio del Banco Central de Reserva, que mantuvo un manejo monetario autónomo y una inflación fluctuante cerca del límite máximo de su compromiso.

En materia de políticas tributarias, los retrocesos y las arbitrariedades crecientes han sido el sello. Por ejemplo, el Ministerio de Economía y Finanzas en su lucha contra la elusión.

La evasión es un delito, pero configurar como delito un afán de evitar una actividad significa pobreza mental. Además, confundir este concepto con prácticas evasivas es puro contrabando ideológico. Y, lo que es peor, sus efectos, tal como lo muestra la simultánea caída de la recaudación por impuestos a la Renta y General a las Ventas, fueron medidas contraproducentes.

Otros errores del gobierno han sido inflar el gasto en más de US$20 mil millones, desnaturalizar la reforma de la administración pública (la llamada Ley Servir), no mejorar presupuestos por resultados y aumentar el déficit.

Para dorar la píldora, promocionaron las obras del Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social, también de la cartera de Educación. Así, señalaron que están haciendo algo extraordinario, redistributivo. Me sorprendería mucho si en este último año hacen algo significativo, pero la historia reciente no nos ayuda a creer en estos afanes.

Para colmo, algunas reformas son abiertos retrocesos, como la referida al ámbito previsional.

Finalmente, factores como el liderazgo del Gabinete o recordar que hablamos de un gobernante quejoso de las acusaciones de corrupción que lo rodean no nos ayuda a prever alguna mejora. Hoy, frente al discurso de Fiestas Patrias, cabe remitirse a ese viejo adagio anglosajón: ‘No news is good news’.

En: elcomercio