Cómo fue la huida y por qué vinieron los nazis a Argentina

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El corresponsal de “The Guardian” y autor de “The Real Odessa”, Uki Goñi, detalló cómo fue la huida de criminales nazis a Argentina.

por Conte, Montiveros y Bustos
18 de Mayo de 2015 | 09:06

-¿Cómo es para un argentino escribir en un diario inglés con lo que significa Malvinas?

-A veces se pone complicado, pero The Guardian es un diario particular: es el diario que sacó a la luz todos los cables de Wikileaks y que participó en develar el espionaje norteamericano sobre las comunicaciones que dio a conocer Edward Snowden. Y sobre el tema Malvinas, es un medio que simpatiza con la posición argentina. De hecho, he escrito varios artículos de opinión diciendo que hay que tener en cuenta el reclamo argentino de negociar. El diario tiene un enfoque muy abierto y hace que todo sea más fácil.

-¿El diario reclama temas de la región o el periodista propone?

-Es una mezcla. Uno propone y a veces ellos te piden. No hay una fórmula estándar. Lo que interesa más de la Argentina son los temas políticos, dada la gran efervescencia que se produce en Argentina sobre algunas cuestiones. Con la muerte de (Alberto) Nisman, desde el colapso económico de 2001 que no había tantos artículos escritos sobre Argentina.

-Recientemente, usted escribió un artículo titulado “Argentina suicida la verdad”.

-New York Times me pidió un artículo de opinión sobre el caso Nisman. Pero como uno ha visto tantos suicidios dudosos, principalmente el del hermano de Eva Duarte, Juan Duarte, escribí ese artículo. También está el caso de Héctor Febres, quien manejaba la maternidad en la ESMA y a mitad de su juicio apareció muerto en su celda (2007). Era un caso que llevaba justamente la mujer de Nisman, la jueza (Sandra) Arroyo Salgado. Para ella no fue suicidio.

-¿Hitler vino a Argentina?

-No. Me encantaría que Hitler se hubiese fugado a Argentina porque estaríamos todos trabajando sin parar, escribiendo sobre el tema. Pero Hitler se suicidó en el búnker al final de la guerra. Hay infinidad de testigos que dicen eso. Los americanos, los ingleses y Stalin lo investigaron. Stalin se llevó gente que estaba en el búnker a la Unión Soviética, los tuvieron presos durante años, los interrogaron, y nunca salió una pista que dijera lo contrario al suicidio. Incluso, los rusos desenterraron el cuerpo y recuperaron la mandíbula de Hitler. Trajeron al dentista de él y dijo que la dentadura era de Hitler. En aquellos años, antes del ADN, se identificaban los cuerpos por las dentaduras. Incluso, los soviéticos consiguieron los papeles del dentista que comprobaron la identidad. Todo lo demás es fantasía. Lo que hay son cuentos.

-Esta semana tuvo difusión mundial el hallazgo de un supuesto refugio nazi en la selva misionera.

-Yo me he pasado 10 años de mi vida investigando a fondo este tema (la presencia de jerarcas nazis en Argentina) y todo lo que hallé es mucho más serio que todas estas pavadas. Lo de Misiones es otra pavada. Son ruinas jesuitas de aquella época (década del ’40). Una persona encontró monedas alemanas de aquellos años y dijeron que era un refugio nazi, pero tienen que tener en cuenta que en Misiones hay una gran presencia de descendientes alemanes. Es tan sexi la nota, que da la vuelta al mundo porque ningún editor puede resistirse a publicarla.

-¿Argentina demora en declarar la guerra a Alemania por la influencia de jerarcas nazis sobre el Gobierno?

-No hubo influencia de jerarcas nazis en Argentina. Cuando ves los interrogatorios sobre Argentina que hicieron Estados Unidos e Inglaterra, Walter Schellenberg (general de Brigada de las SS) dice “nosotros veíamos en Argentina un gobierno que tenía una mentalidad similar a la nuestra”. Estaba hablando del Gobierno del GOU (Grupo de Oficiales Unidos). Y era así. En Argentina había una gran simpatía por el fascismo y los nacionalistas católicos argentinos buscaban la forma de compatibilizar su admiración por el nazismo con el hecho de que el nazismo era anticatólico. En ese punto, se reflejaron más bien en el fascismo belga, francés o croatas. Lo que hubo acá fue una gran simpatía por el nazismo. Quien viajaba constantemente a Berlín a admirar aquello era el general Juan Pistarini (vicepresidente de Farrell). Iba a comprar armas para el Ejército. Tenía un problema porque el embajador (Eduardo) Labougle era antinazi y daba la orden de no alzar el brazo de saludo nazi, pero Pistarini no se podía contener. Era un nazi recontra conocido.

-¿Por qué vinieron los nazis a Argentina?

-Argentina se diferencia del resto de los países recibiendo nazis porque el Gobierno envía misiones a Europa a buscar esta gente. Llegan en gran cantidad criminales nazis. Una de las razones era los grandes lazos que había, ya que Alemania era el principal inversor. Otra era la gran cantidad de germano-argentinos que habían participado en el Gobierno nazi. El ministro de Agricultura de Hitler, Walther Darré nació y creció en Argentina, iba a un colegio en Belgrano y se fue a los 11 años a Alemania. Fue uno de los principales teóricos del racismo nazi. En 1936, en las olimpiadas de Berlín saludó a la delegación argentina. Tras la guerra, fue condenado en Nüremberg y murió en la cárcel. Otro argentino de gran influencia fue Carlos Fuldner. Era hijo de alemanes, nació acá y se fue de adolescente a Alemania, donde ingresó a las SS y al final de la guerra fue enviado a Madrid y a Argentina para organizar el escape.

-¿Qué le dicen los peronistas de sus investigaciones?

-He podido ver a la Argentina con una cierta distancia. Yo no veo diferencia entre peronismo y antiperonismo. Configuran dos equipos en un mismo partido. Ninguno de los dos contribuye a la verdad. Los peronistas niegan mi trabajo y los antiperonistas, en vez de interpretarlo objetivamente, lo usan para atacar a los peronistas. Ninguno sirve. Es más, casi que prefiero a los peronistas. Yo llegué acá y empecé a trabajar como periodistas durante la dictadura en el Buenos Aires Herald, el único que contaba lo que pasaba en aquella época. EL nazismo no es que me interese particularmente, pero dije “acá hay un punto ciego que nadie quiere ver”. Aunque mi trabajo fue bien recibido, en el mundo académico ningún historiador ni universidad me llamó para ver ningún documento. Junté 26 mil páginas de documentos que quedaron en el Museo del Holocausto de Washington.

-En el medio, la música.

-Yo llegué acá y me metí en el periodismo, y cuando llegó 1981, donde la dictadura se veía que estaba terminando, dije “quiero hacer música”. Yo tenía una banda en Irlanda. Y acá formé “Los helicópteros”. Fue una reacción a lo horrible que fue la dictadura, decir “yo no voy a dejar que los militares me quiten la alegría”. Fue una banda pionera con “Los twist” y “Virus”.

Producción: Franco Pereira para Tormenta de Ideas, programa que se transmite los sábados por FM 105.5, MDZ Radio.

En: mdzol.com

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