Una Mussolini en Monte Chingolo

Una descendiente muy cercana de Benito Mussolini vive en la provincia de Buenos Aires. Nació en el mismo pueblo del Duce. Tiene 71 años. Conoció a un hijo de Mussolini que vivió varios años en la Argentina.

CRISTIAN VITALE
Perón y Mussolini eran iguales. Tal afirmación no pertenece a un sufrido italiano, víctima del Duce. Muy por el contrario, quien lo dice, a modo de elogio, es Neves Valicelli, pariente cercana de Benito Mussolini, quien pasa sus días, con flamantes 71 años cumplidos el primer día de 1999 y rodeada por sus cuatro hijos, en Monte Chingolo, provincia de Buenos Aires.Los dos tiraban para el pueblo. Tenían bien a los pobres y a los ricos, porque sabían que ninguna de las dos clases puede vivir sin la otra, dice esta mujer, que llegó al país en 1947, en pleno gobierno peronista, junto a su esposo, un soldado polaco llamado Kasimiro Kazimierczyk.Las impresiones de Neves no son las de un italiano más. Primero por su parentesco con el Duce, ya que su madre, Venusta Mussolini, era la prima hermana compinche de Benito. Segundo, porque nació en Predappio, el pueblo natal del creador de fascismo y tercero, porque estuvo con él un montón de veces, como recuerda con una mezcla de orgullo y nostalgia.A la hora de abordar la figura del Duce Neves recuerda a su madre, aquel compincherío de Venusta y Benito, y que ambos se veían aún a pesar de que la mujer de él, Raquel, no lo dejaba frecuentar a sus parientes. Cuando Italia gobernaba Etiopía venían a mi casa muchos hombres de negocios a pedir concesiones para poner empresas allí. Y mi mamá se las conseguía enseguida, evoca. La intimidad de la relación también tuvo su lado negativo ya que hizo que la madre y el hermano de Venusta encabezaran, tras la muerte del Duce, una lista de prisioneros de guerra destinados a Rusia. Pero las gestiones de Neves lograron que fueran enviados a la Argentina, donde Venusta murió en 1980.Neves nació en Predappio, el mismo pueblo que Mussolini, pero 44 años después: el 1 de enero de 1927. Por entonces, ya hacía cinco años que su tío gobernaba Italia desde Milán. Y hacía uno que el régimen había virado hacia un totalitarismo basado en la pena de muerte y la inexistencia del Parlamento. Sin embargo, a ella le llegaron anécdotas futiles, que la convirtieron con el tiempo en una acérrima defensora del dictador. La de mi madre era una familia muy pobre. A mi mamá le habían gustado un par de zapatos y, poco a poco, moneda por moneda, juntó el dinero para comprarlos. Cuando el zapatero vio todas aquellas monedas, no se los quiso vender. Entonces Benito se enteró, fue al negocio, le tiró todas las monedas al piso y se trajo los zapatos para mi madre. Para él las cosas eran al pan, pan y al vino, vino. Y no había otra, cuenta NevesLa primera vez que estuvo cara a cara con su ilustre tío, tenía ocho años. Corría 1935 y Mussolini era el hombre más admirado y temido de Italia. Estaba en un colegio de monjas y ellas, para figurar y hacerse de un nombre, me mandaron a la primera fila. El, cuando me vio, me reconoció enseguida y me dijo: Vos te parecés más a mí que mis propios hijos, diez palabras que le quedaron grabadas de por vida.Zona consultó con el Consulado de Italia los datos aportados por Neves para probar su relación con Mussolini. Las autoridades diplomáticas ratificaron la existencia del parentesco entre Venusta Mussolini yNeves Valicelli. Y que ambas nacieron en Predappio, el pueblo natal de Benito Mussolini. Para no invadir la privacidad de los ciudadanos italianos, el consulado se negó a hacer otro tipo de comentarios, pero confirmaron que uno de los hijos de Mussolini, Vittorio, vivió en la Argentina varios años. Murió en Italia en 1997. Neves Valicelli tiene en su poder algunos libros autografiados por Vittorio Mussolini.Neves describe hoy a Mussolini como un hombre de pocas palabras, capaz de hacer temblar y, a la vez, fascinar a quien tuviese enfrente. Y evoca su sencillez: Era lindo verlo cuando venía a su castillo en Predappio: se abrazaba con sus amigos en el medio de la avenida y disfrutaba de los cines, los boliches y los bailes. Por esos días se olvidaba que era el Duce, para convertirse en Benito para todos.Sobre su primera época, la del Mussolini socialista, afirma: Era absolutamente revolucionario. Antes de subir al poder, en 1922, era más el tiempo que pasaba preso que en libertad. Lo buscaban por todas partes. A él no le gustaba ni la violencia ni la guerra. Pero tenía una inclinación natural a meterse en todos los problemas que había. Cuando creó el Partido Fascista no soportaba a los comunistas.Neves no se explica el asesinato de Giacomo Matteotti, el diputado socialista que había denunciado fraude y corrupción en las elecciones de 1924, en las que el Duce cosechó el 65 por ciento de los votos. Nunca supe por qué lo acusaron de ese crimen. Después él mantuvo a la señora de Matteotti en Suiza hasta que murió, e hizo estudiar a su hijo.Neves reconoce hoy que ya por entonces existían dos concepciones de Italia: una del norte y otra del sur. Y que el Duce tomaba partido por la del norte. Es cierto que no hizo mucho por los del sur. Por eso le tenían bronca. Ellos eran un poco pretensiosos y bastante vagos, porque siempre le pedían todo al Estado. Y él decía que las regiones debían arreglárselas solas. Quizás por eso no hizo mucho por ellos. Para no acostumbrarlos mal. Y esto se notó durante la guerra: Alta Italia no la sintió porque la gente es trabajadora y ahorrista. Pero la otra, donde hay mucha camorra y mafia, sí. ¿Cómo no iba a favorecer a la Alta Italia?.La última vez que Neves vio al Duce fue en setiembre de 1943. Predappio, su pueblo natal, fue ocupado en octubre por las fuerzas aliadas. Hacía dos meses que Mussolini había sido destituido y ella estaba por ingresar al servicio militar como voluntaria. Lo vio deprimido y solitario: Pensar que hacía poco le habíamos presentado a unos soldados alemanes amigos nuestros que lo querían conocer a toda costa. Al poco tiempo lo mataron y lo pasearon dado vuelta mientras iban tirándole basura. Fue una verdadera injusticia.Para reivindicar la figura de su tío abuelo, Neves intenta compararlo con Juan Perón, pero se preocupa por diferenciarlo claramente del gestor del nazismo, Adolf Hitler, con quien Mussolini formó una de las tres patas del Eje, la tercera fue Japón. Según Neves, Mussolini, en la intimidad, no compartía muchas de las ideas del alemán, como su aversión hacia los judíos y los negros. Uno de afuera se podría preguntar ¿por qué entonces no lo mandó a vender lupines a Hitler? Pero es muy fácil decirlo. Benito consideraba que su palabra era sagrada, y aunque supiese que estaba haciendo algo equivocado, si había dado su palabra no se iba a echar atrás.No es una forma de comprender la Historia, sino de rescatar un pedazo entrañable de su familia. Benito Mussolini fue fusilado en 1945 por un grupo de partisanos. Su cadáver, junto al de su amante, Clara Petacci, fue colgado por los pies y exhibido en el Piazzale Loreto de Milán, no demasiado lejos de Alla Scala, donde se representaron las más grandes tragedias italianas.

Fuente:
http://www.clarin.com/suplementos/zona/1999/01/03/i-01401e.htm
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