FÓRMULA PARA UNA TESIS FALLIDA

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Ficha técnica

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Título: Tesis sobre un homicidio
Director: Hernán Goldfrid
Guion: Patricio Vega
País, año: Argentina, 2013
Reparto: Ricardo Darín, Alberto Amman, Arturo Puig, Calu Rivero
Duración: 106 min.

Luego de Música en espera (2009), Hernán Golfrid presenta su segunda película, Tesis sobre un homicidio (2013), thriller policial basado en la novela de Diego Paszkowski, escritor y periodista que obtuvo un premio del diario La Nación en 1998 en la Argentina.

La historia narra el desafío no declarado entre un destacado alumno de un posgrado de Derecho y un reputado profesor de leyes. Gonzalo Ruiz Cordera (Alberto Amman) ha llegado a Buenos Aires exclusivamente para cursar el seminario del abogado en retiro Roberto Bermúdez (Ricardo Darín), a quien lo vincula la amistad paterna y una profunda admiración que a la vez sirve como aliciente para el desafío. El crimen de una joven cuyo cuerpo fue abandonado en el campus de la facultad frente al aula donde tiene lugar el seminario de Bermúdez no solo abre la intriga por saber quién es el asesino sino que se va transformando a medida que avanza la historia en un estudio de caso para demostrar la validez de una particular concepción del derecho.

El conocido tópico del maestro y el discípulo articula la trama. Bermúdez, un brillante intelectual del derecho en la madurez de su vida, y Gonzalo, joven y desafiante promesa, entablan un duelo no declarado que concentra la mayor intensidad de la historia. Bermúdez subestima las intervenciones de Gonzalo quien lejos de arredrarse avanza sostenidamente hasta que su rival toma en serio el reto. Sí cautiva que el contraste se intensifica, pues a mayor indiferencia de Bermúdez, Gonzalo arremete con sutil agresividad, lo que deviene un maestro paranoico y un discípulo impasible. Sin embargo, algunos giros un tanto impostados no logran redondear el perfil del intelectual brillante, viejo, experimentado, irascible, insensible, fracasado en el amor, intolerante a la crítica, etc., que su papel requería, como la dosis ácida e irónica que se viene a menos por algunas frases escasamente logradas que le quitan contundencia a los pasajes donde el humor negro de Bermúdez se perfilaba como su sello característico. Darín ya está habituado a interpretar el papel de funcionario judicial (El secreto de sus ojos, 2009) o abogado (Carancho, 2010; Séptimo, 2013), pero su personaje de Roberto Bermúdez aunque protagónico, no alcanza las dimensiones de aquellas.

Se aprecia a un Darín cumplidor pero no sobresaliente, lo mismo que Alberto Amman, más seductor en los diálogos donde Gonzalo expone sus ideas sobre lo legal y lo justo, y la naturaleza de las víctimas a Bermúdez  que en su interpretación del personaje al que le faltó exhibir una talla dramática semejante a la de su adversario. Arturo Puig, en el papel de juez, si mantuvo una actuación más sólida en todas sus líneas. En cambio, la de Calu Rivero fue deficiente, porque  no transmite la cuota de dramatismo que los otros protagonistas, pese a lo señalado antes, sí logran.

La historia apela a la dispersión de pistas que un final sorpresivo obliga a recuperar para darle coherencia a la trama. No obstante, esa dispersión no es lo suficientemente convincente como para que confunda al espectador y lo induzca a especular mientras avanza el relato. Las claves van cerrando conforme progresa la historia y si en algún instante el espectador tuvo dudas sobre el autor del crimen, la trama no le complica la resolución como habría merituado en un guion de esta naturaleza, excepto porque gran parte del filme hasta las instancias finales orientan al espectador a sospechar que se incriminará al personaje empeñado de descubrir la verdad.

La atmósfera de tensión es bien llevada hasta el momento en que todas las sospechas se ciernen irreductiblemente sobre uno de los personajes, mientras el otro queda en la orfandad de la pesquisa paranoica que lo desacredita. Las escenas más impactantes por la velocidad, el vértigo y el clímax que alcanza la historia se dan en la previa al desenlace. El desenfreno de una megafiesta en una fábrica abandonada es el marco de una persecución, la cual contrasta con la confrontación más silenciosa del resto de escenas.

Si un director acude a un actor destacado como definitivamente lo es Ricardo Darín y pretende apoyar en él todo el filme, puede perjudicar el resto de elementos que lo componen. Este es el caso de Tesis sobre un homicidio, cuyos productores al parecer apostaron por  la fórmula que les dio éxito con El secreto de sus ojos: un actor reconocido, protagonista de una cinta ganadora del Óscar, que interprete a un abogado, una novela best seller policial y una joven brutalmente asesinada.

TRAILER

Puntuación: 5.00 / Votos: 1

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