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Help me.
Es todo lo que dice este robotín de aspecto bonachón y simpático. Una caja de cartón con una carita pintada. Debajo un motor y rueditas que lentamente lo mueven en línea recta en un solo sentido. Y un cartelito que indica hacia donde quiere ir. Pequeñito. Muy simpático.
La percepción humana es una parte muy importante en la robótica. Los tweenbots son unos pequeños robots con la misión de atravesar un parque. Los que se dedican a la robótica plantearían soluciones complejas a este problema, como sistemas para esquivar obstáculos o identificar localizaciones. Tiempo y dinero de por medio.
Pero los simpáticos tweenbots de Kacie Kinzer, no: Estos robotitos sólo llevan pintada una sonrisa y una banderita indicando cual es su destino, y los transeúntes lo ayudaron a llegar a su destino. Esto llama poderosamente la atención, puesto que es un parque de New York el contexto, un lugar donde pocas personas se detendrían a “ayudar a alguien en desgracia”. Incluso hubieron personas que, cuando lo vieron atrapado, lo rescataron y enviaron hacia su meta.
Hablamos entonces de un experimento con fuerte connotación social. A nivel de robótica, los Tweenbots no saportarían prácticamente nada, pero este componente social y los resultados obtenidos dan para un análisis interesante. ¿Por qué la gente ayuda a los Tweenbots? ¿Cómo una aplicación tecnológica tan simple puede influir en las personas?
Creo que enseña algo importante a todo nivel: Sencillo es mejor.
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