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(Mi) descubrimiento(s) reciente(s): [a desgana, eh!ratas y] galgo(s) diseñado(s) por […] comite(s) [de diseño]

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¡Qué titulo!

Hoy descubrí lo que es considerado un” clásico” en el desarrollo del diseño: “Un dromedario es un galgo diseñado por un comité”. Simplemente extraordinario.

Lo que todavía me pregunto es: ¿Por qué razon(es) no me enseñaron esto antes de acabar la carrera?
Pero este descubrimiento me ayudará a tomar las cosas con calma en el ejercicio del “oficio” del diseño. Esto me lleva a mis descubrimientos que hicieron posible este joyón:

a desgana es un blog sin nombre propio (hasta donde pude ver) pero con artículos redactados con buen criterio y una alta dosis de candor, de honestidad. La mayoría de diseñadores nos podemos familiarizar con sus argumentos. Digo la mayoría porque siempre habrá una excepción de unos cuantos que diran lo contrario, por lo menos en mi país (y el blog que estoy citando es español) y no porque no hayan buenos profesionales sinó porque la mayoría tenemos por encima a alguien que “sabe más” y que no nos permite explotar a nivel visual (esos que saben más por lo general no son diseñadores). Pero dejando de lado la bilis (de la última que quiero tirar), a desgana es un blog recomendable para quienes necesitemos información fresca e instructiva no solo sobre lo bueno del diseño, sinó también de cómo evitar “molestarnos” sin sentido (bueno el usa una expresión que prefiero reemplazar).

Pero a este blog llegué mediante el foro de las eh!ratas, que propone temas interesantes, como el que me orientó al trabajo del cual hablo: “El trabajo en las garras de un comité”. Si pues, el cliente puede conocer su producto-servicio-empresa-público_objetivo-lo_que_sea mejor que yo (como diseñador) pero si realmente supiera cómo generar interés en lo que ofrece, entonces lo haría él (o ella, o ellos). Pero bueno, el “equilibrio” es posible a fin de cuentas, a pesar de los baches.

De hecho voy a aplicar las ideas de a desgana pero en un plano más desenfadado: renegando menos y soltando más risotadas sin preocupación. Total, a fin de cuentas, el cliente tiene la razón , aunque el producto final sólo le guste a el y después, cuando se dé cuenta de ello, me buscará o buscará a otro que le haga “mejor” el trabajo (o debería decir “su” trabajo) y eso es bueno: le doy trabajo a mis colegas.

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