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El poeta a su amada

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Amada, en esta noche tú te has crucificado

sobre los dos maderos curvados de mi beso;

y tu pena me ha dicho que Jesús ha llorado,

y que hay un viernesanto más dulce que ese beso.

 

En esta noche rara que tanto me has mirado,

la Muerte ha estado alegre y ha cantado en su hueso.

En esta noche de setiembre se ha oficiado

mi segunda caída y el más humano beso.

 

Amada, moriremos los dos juntos, muy juntos;

se irá secando a pausas nuestra excelsa amargura;

y habrán tocado a sombra nuestros labios difuntos.

 

Y ya no habrá reproches en tus ojos benditos;

ni volveré a ofenderte. Y en una sepultura

los dos nos dormiremos, como dos hermanitos.

 

De PLAFONES ÁGILES.

Autor: César Vallejo.

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Me enferma el término TENDENCIAS, supongo que en algunos ámbitos es útil, no creo que en el periodismo.

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Tendencias según la RAE:  inclinación hacia algo, orientación en determinada dirección.

Párrafos extraídos de “HEREJES”; capítulo: La tibieza de la prensa amarilla; autor: G. K. Chesterton

“Este periodismo no sólo fracasa en su intento de exagerar la vida; la subestima. Y no puede ser de otro modo, pues está pensado para débil y lánguido recreo de hombres a quienes fatiga la fiereza de la vida moderna. Esta prensa no es en absoluto prensa amarilla. Es prensa monótona.

El mamut no apartó un poco la cabeza y se preguntó si los mamuts no estarían algo pasados de moda. Los mamuts estaban al menos tan al día como aquel mamut individual. El gran alce no decía: <<Las pezuñas hendidas ya están muy gastadas>>. Se afilaba las propias armas para usarlas. Pero en el animal racional ha surgido un peligro más terrible, y es que puede fracasar a través de la percepción de su propio fracaso. Cuando los sociólogos modernos hablan de la necesidad de adaptar el yo de cada uno a la tendencia de los tiempos, olvidan que la tendencia de los tiempos consiste totalmente, en el mejor de los casos, en personas que no se adaptan a nada. Y en el peor de los casos consisten en muchos millones de criaturas asustadas que se adaptan a una tendencia que no existe. Cada vez más, esta es la situación de la Inglaterra moderna. Todos hablan de la opinión pública, y por opinión pública entienden la opinión pública menos la suya propia. Todos hacen de su contribución algo negativo bajo la impresión errónea de que la contribución del vecino es positiva. Todos entregan su opinión al tono general, que es, en sí mismo, una entrega. Y sobre toda esa unidad fatua y sin corazón se extiende esta prensa nueva, cansina y tópica, incapaz de invención, de audacia, capaz sólo de un servilismo tanto más despreciable cuanto que no es siquiera un servilismo hacia los fuertes. 

La característica principal del <<nuevo periodismo>> es, sencillamente, que es mal periodismo. Sin comparación posible, se trata del trabajo más amorfo, descuidado y gris que se publica en nuestra época”.

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¡La hemos vuelto a hallar!…

[Visto: 796 veces]

¡La hemos vuelto a hallar!

¿Qué?, la Eternidad.
Es la mar mezclada
con el sol.

Alma mía eterna,
cumple tu promesa
pese a la noche solitaria
y al día en fuego.

Pues tú te desprendes
de los asuntos humanos,
¡De los simples impulsos!
Vuelas según..

Nunca la esperanza,
no hay oriente.
Ciencia y paciencia.
El suplicio es seguro.

Ya no hay mañana,
brasas de satén,
vuestro ardor
es el deber.

¡La hemos vuelto a hallar!
-¿Qué?- -La Eternidad.
Es la mar mezclada
con el sol.

Autor: Arthur Rimbaud

“Ciencia y paciencia”, por estas dos virtudes ruego todos los días. Pero como es de ordinario, mientras más ansías algo tanto más se aleja.  Definitivamente “el suplicio es seguro”. La ETERNIDAD es un momento, un instante en el que la divinidad actúa en el ser y ocurre: ¡logra entender!

Y otra vez la plegaria para los seres testarudos como yo:  “ciencia y paciencia”

MGC

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El verdugo

[Visto: 499 veces]

Otra vez esta rara enfermedad.

Una piedra en la espalda,

una piedra negra sobre una piedra blanca

como las de Vallejo.

Un temblor en los brazos,

un hundirme permanente en el colchón.

Una contracción en las entrañas

una y otra y otras más…

Un ir y venir de ruidos

No voy a sobrevivir, no voy a sobrevivir…  y sobrevivo

Y sobrevivo, a mi afán

a mi afán de coronar la sien del esclavo,

a mi afán de dotar de brillo a la niebla,

a mi afán de ver ternura en las piedras.

Las piedras negras, las piedras blancas…

Las piedras del pobre Vallejo y su eterna culpabilidad;

su camino y su yeyuno

su quedarse con algo ajeno.

Su semblante y su sombrero

sus dados, su miseria

su doliente reclamo: ¡mi olvido!

maldito Vallejo,  ¡eso ajeno era mi alma!

tu semblante mi testigo

tus Marias, mis gemidos…

El éxito es el pan de mi generación

pensando en él huyo cada noche,

pensando en él…

¡suelta mi vestido!

No arañes mi corazón

déjame ir, tú pasarás al olvido

serás una anécdota de biblioteca

No habrá masa que levante a este muerto

¡Otra vez estarás llorando el ser que vivo!

MGC

 

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Noche de lobos

[Visto: 410 veces]

Me miró a los ojos

me habló como quién habla a su confesor,

me dijo de su tiempo ido

de sus andares, de sus caídas

de su tristeza, de su orfandad…

Yo como quien no quiere

le ofrecí los míos

enormes, abiertos a sus historias

porque mis ojos no escuchan, pero retienen

y quise entrar en su mundo

para recogerlo, para cobijarlo

para, por lo menos, completar el cuadro. 

Y como las fieras mal agradecidas,

fue arrancando mis deseos

¡desgarrando mi bondad!

tuve que huir

mostrando colmillos

¡para salvar  un poco la dignidad!

 

MGC

 

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Mientras ando en busca de algo más

[Visto: 471 veces]

AHORA TODO ESTA CLARO

Cuando el presidente, cualquier presidente 
se preocupa tanto 
por los derechos humanos 

parece evidente que en ese caso 
derecho no significa facultad 
o atributo 
o libre albedrío 
sino diestro 
o antizurdo 
o flanco opuesto al corazón 
lado derecho en fin 

en consecuencia 
¿no sería hora 
de que iniciáramos 
una amplia campaña internacional 
por los izquierdos humanos?

Autor: Mario Benedetti

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¿Es necesaria la religión?

[Visto: 477 veces]

“Tanta es la debilidad del género humano, y tanta su perversidad, que más le vale, sin duda, ser subyugado por todas las supersticiones posibles, con tal de que no sean mortíferas, que vivir sin religión. El hombre siempre ha tenido necesidad de un freno.

Un ateo que fuese razonador, violento y poderoso, sería un azote tan funesto como un supersticioso sanguinario. En todas partes donde hay una sociedad establecida se necesita una religión; las leyes velan sobre los crímenes conocidos, y la religión sobre los crímenes secretos.

Pero una vez que los hombres han llegado a abrazar una religión pura y santa, la superstición se vuelve no sólo inútil, sino muy peligrosa. No se debe intentar alimentar con bellotas a quienes Dios se digna alimentar con pan.

La superstición es a la religión lo que la astrología a la astronomía, la hija muy loca de una madre muy cuerda. Esas dos hijas han subyugado hace mucho tiempo a toda la tierra”

Extraído de “Tratado sobre la tolerancia”    Autor: VOLTAIRE

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El rayo que no cesa – Poema 11

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Te me mueres de casta y de sencilla:

estoy convicto, amor, estoy confeso

de que, raptor intrépido de un beso,

yo te libé la flor de la mejilla.

 

Yo te libé la flor de la mejilla,

y desde aquella gloria, aquel suceso,

tu mejilla, de escrúpulo y de peso,

se te cae deshojada y amarilla.

 

El fantasma del beso delincuente

el pómulo te tiene perseguido,

cada vez más patente, negro y grande.

 

Y sin dormir estás, celosamente,

vigilando mi boca ¡con qué cuidado!

para que no se vicie y se desmande.

 

De: Poesías completas                 Autor: Miguel Hernández

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El Golem

[Visto: 453 veces]

Si (como afirma el griego en el Cratilo)
el nombre es arquetipo de la cosa
en las letras de ‘rosa’ está la rosa
y todo el Nilo en la palabra ‘Nilo’.

Y, hecho de consonantes y vocales,
habrá un terrible Nombre, que la esencia
cifre de Dios y que la Omnipotencia
guarde en letras y sílabas cabales.

Adán y las estrellas lo supieron
en el Jardín. La herrumbre del pecado
(dicen los cabalistas) lo ha borrado
y las generaciones lo perdieron.

Los artificios y el candor del hombre
no tienen fin. Sabemos que hubo un día
en que el pueblo de Dios buscaba el Nombre
en las vigilias de la judería.

No a la manera de otras que una vaga
sombra insinúan en la vaga historia,
aún está verde y viva la memoria
de Judá León, que era rabino en Praga.

Sediento de saber lo que Dios sabe,
Judá León se dio a permutaciones
de letras y a complejas variaciones
y al fin pronunció el Nombre que es la Clave,

la Puerta, el Eco, el Huésped y el Palacio,
sobre un muñeco que con torpes manos
labró, para enseñarle los arcanos
de las Letras, del Tiempo y del Espacio.

El simulacro alzó los soñolientos
párpados y vio formas y colores
que no entendió, perdidos en rumores
y ensayó temerosos movimientos.

Gradualmente se vio (como nosotros)
aprisionado en esta red sonora
de Antes, Después, Ayer, Mientras, Ahora,
Derecha, Izquierda, Yo, Tú, Aquellos, Otros.

(El cabalista que ofició de numen
a la vasta criatura apodó Golem;
estas verdades las refiere Scholem
en un docto lugar de su volumen.)

El rabí le explicaba el universo
“esto es mi pie; esto el tuyo, esto la soga.”
y logró, al cabo de años, que el perverso
barriera bien o mal la sinagoga.

Tal vez hubo un error en la grafía
o en la articulación del Sacro Nombre;
a pesar de tan alta hechicería,
no aprendió a hablar el aprendiz de hombre.

Sus ojos, menos de hombre que de perro
y harto menos de perro que de cosa,
seguían al rabí por la dudosa
penumbra de las piezas del encierro.

Algo anormal y tosco hubo en el Golem,
ya que a su paso el gato del rabino
se escondía. (Ese gato no está en Scholem
pero, a través del tiempo, lo adivino.)

Elevando a su Dios manos filiales,
las devociones de su Dios copiaba
o, estúpido y sonriente, se ahuecaba
en cóncavas zalemas orientales.

El rabí lo miraba con ternura
y con algún horror. ‘¿Cómo’ (se dijo)
‘pude engendrar este penoso hijo
y la inacción dejé, que es la cordura?’

‘¿Por qué di en agregar a la infinita
serie un símbolo más? ¿Por qué a la vana
madeja que en lo eterno se devana,
di otra causa, otro efecto y otra cuita?’

En la hora de angustia y de luz vaga,
en su Golem los ojos detenía.
¿Quién nos dirá las cosas que sentía
Dios, al mirar a su rabino en Praga?




Autor:  Jorge Luis Borges 

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