Otra vez esta rara enfermedad.
Una piedra en la espalda,
una piedra negra sobre una piedra blanca
como las de Vallejo.
Un temblor en los brazos,
un hundirme permanente en el colchón.
Una contracción en las entrañas
una y otra y otras más…
Un ir y venir de ruidos
No voy a sobrevivir, no voy a sobrevivir… y sobrevivo
Y sobrevivo, a mi afán
a mi afán de coronar la sien del esclavo,
a mi afán de dotar de brillo a la niebla,
a mi afán de ver ternura en las piedras.
Las piedras negras, las piedras blancas…
Las piedras del pobre Vallejo y su eterna culpabilidad;
su camino y su yeyuno
su quedarse con algo ajeno.
Su semblante y su sombrero
sus dados, su miseria
su doliente reclamo: ¡mi olvido!
maldito Vallejo, ¡eso ajeno era mi alma!
tu semblante mi testigo
tus Marias, mis gemidos…
El éxito es el pan de mi generación
pensando en él huyo cada noche,
pensando en él…
¡suelta mi vestido!
No arañes mi corazón
déjame ir, tú pasarás al olvido
serás una anécdota de biblioteca
No habrá masa que levante a este muerto
¡Otra vez estarás llorando el ser que vivo!
MGC