Los nombres hispanos del litoral

[Visto: 150 veces]

La concentración de apellidos coloniales en la toponimia alrededor de Mejía –que no conserva Mollendo– es uno de los argumentos que sostuve en conversatorios para ubicar el puerto hispano de Chule. Los siguientes son retazos de investigación en archivos históricos de los principales sectores coloniales rurales en Mejía.

Carmona: legajos del siglo XVI vinculan a Rodrigo Carmona con Chule. En la década de 1570 empleó las lomas como pastizales para animales de carga en el negocio del arrieraje entre el puerto y la ciudad. Antes, Hernando Álvarez de Carmona hizo compañía en el sector. El olivar de Carmona en las lomas tuvo molinos de prensa para obtener aceite. En la década de 1920 Luis Llosa tasó la finca contando 80 olivos de los que no queda ni uno; alrededor de 1990 los infames carboneros maltrataron la zona dejando solo unas palmeras e higueras. En la parte alta se encuentran restos de ranchos ganaderos coloniales, posiblemente para mantener temperaturas habituadas por los camélidos.

Villalobos: en la década anterior al 1600, el joven Gerónimo de Villalobos compró a Juan de Quiroz lomas para tener olivos. Esta quebrada al lado Sur del cerro San Cristóbal los conserva junto a higueras y taras regadas con una aguada cercana a Challascapa, lugar que también mantiene restos de molinos o ruedas de piedra para prensar aceituna. 

Linares: Gaspar Linares tuvo olivares en las lomas de Chule que heredaron sus hijos a mediados del 1600s. Poco antes de 1900 el periodista Marcelino Linares, vecino de Mollendo, vendió la propiedad de más de 6mil hectáreas que en 2013 un intermediario de Southern compró a Antonia Paredes viuda de Valeriano por 3millones de Dólares y fracción. Fue también zona de pastizales para el pastoreo, no se descarta que haya tenido restos arqueológicos prehispánicos. Contiene a la Cueva de Víctor, a Pozo de León y al mirador de rocas de Mejía El Círculo en donde hace falta arqueología.

Pozo de León: estanque natural en Linares detrás del Cerro Plateago. La familia de Sor Ana de los Ángeles tuvo propiedad en las lomas de Chule. Su madre fue Francisca de León, hija del conquistador Juan Ruiz de León. También estuvo vinculado al sector el corregidor Luis de León. Estos estanques deben ser contemplados en cualquier proyecto por su valor ambiental y cultural.

Valdivia: quebrada al Sur de Challascapa en la zona de Yarando (lomas de Cocachacra). Es posible que se relacione con Luis de Valdivia uno de los primeros Valdivia que aparecen en el Valle de Tambo a fines del siglo XVI, hoy apellido frecuente en la provincia. En la zona más alta se encuentra el Bosque UNSA, punto llamado 3 Linderos donde se intersecan las extensas propiedades de Linares, Yarando y Challascapa.

Mejía: la mención como localidad ya aparece en documentos del 1600s y en planos oficiales en las primeras décadas del 1800s, mucho antes del ferrocarril. El nombre del famoso balneario se debe al apellido que llegó a Arequipa en el siglo XVI. Existieron varios Mejía vinculados a inmediaciones de Chule, nombre nativo del litoral. Como ejemplo, Pedro de Peralta hijo del conquistador cuya familia tuvo propiedades en el Valle de Tambo, casó con Beatriz Mejía. Los Peralta terminarían siendo dueños de Chucarapi. Por matrimonios y herencias, la propiedad y los cañaverales pasaron a los Alvizuri y de estos, a los López de Romaña, familia que desarrolló industrialmente la azucarera. En el libro Mexia expondré a los demás Mejía coloniales y especificaré a quién debemos el nombre por análisis documentario.

San Cristóbal: cerro contiguo a la quebrada de Chule. Es el patrón de los viajeros y de los caminos. Los restos de añejos ranchos ganaderos en la cumbre señalarían el Camino Real entre Arequipa y el puerto de Chule. Otros cerros vistos desde la playa de Mejía son Cayango, Chasca, Chule y Plateago, por otras fuentes: Plateado. Apoyo la particular identidad con g.

Vale la pena mencionar otros topónimos cercanos:

Boquerón | Lagunas de Mejía: de boquera, boca o puerta artificial que se hace en el cauce de aguas para regadío. No está relacionado a la boca del río, sino al ingreso de una acequia. Raimondi menciona en 1863 el pago del Boquerón con unos 20 ranchos y casitas con terrenos sembrados de maíz y alfalfa. Hubo un canal que llegaba a parte de la Ensenada que puede haber sido prehispánico sosteniendo por qué documentos del siglo XVI hablan de lagunas donde pescaban lisas y que llamaban Tingo. Tinkuy es encuentro en quechua; entre ríos o entre un río y el mar. Se podría considerar que Tingo es el nombre nativo. Con el posterior canal de irrigación de mediados del 1900s aumentaron estas lagunas por filtración agrícola. Desde su protección por Mauricio de Romaña las llamamos Lagunas de Mejía, nombre coincidente con el origen geográfico del topónimo de las pampas de la familia Mejía en el siglo XVI que se trasladó en el XVIII a la Punta de Mejía.

Ensenada: en documentos de irrigación temprana del año 1700 –con agua proveniente del río Tambo– se inscribe La Ensenada de Santa Marta. En 1792 se distingue la Hacienda de La Ensenada. Aparece en un mapa oficial en 1819 junto a Mejía. La Real Academia especifica que una ensenada forma un seno cuando parte del mar ingresa en la tierra, siendo sinónimo de bahía. Sin embargo, en el Perú se ha solido usar como extensión costera cercana al mar u a áreas acuosas como lagunas, de forma difusa, sin ajustarse al sentido estricto.

Puntuación: 5 / Votos: 4