OBSERVACIONES

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Para algunos observadores no resulta contradictoria la actitud del congresista Luis Iberico, otrora inquisidor del fujimorismo, quien intenta llegar a la presidencia del congreso con el apoyo del movimiento político cuyo líder principal (Alberto Fujimori) se vio obligado a renunciar cobardemente desde el extranjero gracias a la difusión del primer vladivideo por el entonces movimiento político de Iberico (FIM). Algunos de estos observadores consideran dicho acto como el más elevado ejemplo de compromiso político sin “odios ni venganzas” e incluso conminan a la población a olvidar lo pasado y “voltear la página”.

Para otros observadores las palabras tan duras del presidente Ollanta Humala, en referencia al atleta peruano Mauricio Fiol (quien dio positivo en una prueba antidoping en los juegos Panamericanos de Toronto), eran innecesarias. Resulta contradictorio, por así decirlo, que un gobierno que poco o nada hace por el deporte o cuyo presidente no haya cumplido sus promesas electorales, diga que el comportamiento de dicho deportista es “una vergüenza” para el deporte nacional y representa una mancha para el deporte peruano.

Pero vayamos más allá de las simples observaciones e intentemos algunas hipótesis.

En el primer caso, es evidente la intención del fujimorismo: no presidir la mesa directiva del congreso para evitrar una imagen confrontacional de cara a las próximas elecciones presidenciales. No conviene, en el imaginario fujimorista que intenta hacer cambiar la imagen que aún tenemos de la dictadura de los noventa, que sean vistos como autoritarios e impositivos por el electorado. No quieren mostrar su verdadero rostro antes de tiempo. Por otro lado, Iberico no es ningún recién llegado a la política peruana, su actitud nos es un ejemplo de “mirar adelante” olvidando el pasado; el accionar de Iberico es la muestra más clara del pragmatismo político peruano: hacer todo lo posible con tal de llegar al poder, incluso aliarse con sus peores enemigos (práctica muchas veces ejecutada por el APRA). Entonces, estamos frente a un posible títere del fujimorismo  y del APRA que se va a la hoguera, con la simple condición de ser alguien (presidente) en el Congreso. El precio del poder,

El segundo caso resulta un poco más simple. Dejando de lado el hecho de que haya sido o no Humala quién dijera que la actitud de Mauricio Fiol “es una vergüenza”, ¿acaso no lo es? Válidamente me pregunto si en todas las demás competencias anteriores, en las cuales supongo a ganado sendas medallas, ¿no ha usado algún tipo de “ayudita” extra? ¿Acaso no genera suspicacias sobre sus logros pasados y los que pudiera alcanzar en el futuro? Comprendo la actitud de algunos de sus compañeros que han salido a defenderlo del “inaceptable” ataque de Humala, pero ¿acaso no nos genera vergüenza? Recordemos que cuando una persona comete una falta (por ejemplo, un crimen) en el juicio lo que pesan son los delitos que cometió y no lo buen padre, amigo, hermano o compañero de trabajo que fue. Cada uno es responsable de sus actos y debe asumir las consecuencias de ellos.

Nuestra sociedad peruana es tan hipócrita que piden olvidar el pasado que les conviene. Si de olvidar el pasado se trata, ¿ por qué no olvidamos las miles de personas muertas y los múltiples delitos que los grupos terroristas, como Sendero Luminoso y el MRTA, cometieron?, ya que “como país no podremos avanzar si seguimos atados a un pasado vergonzoso y continuamos encerrados en nuestros prejuicios. Ya pasaron 15 años y los principales responsables de esa debacle están presos”.

Nuestra sociedad es tan hipócrita que no importan los medios sino los fines, ¡qué importa si Mauricio Fiol se haya “metido lo que se metió“, es un atleta, representa al Perú y trae grandes laureles al deporte nacional! Al parecer el “roba pero hace obra” empieza a migrar a otras esferas de la sociedad peruana.

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