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Compromiso con el Perú

Compromiso con el Perú

A pocos meses de conmemorar el Bicentenario de nuestra república es deber de todos los peruanos y peruanas mantenernos alertas en defensa de la democracia.

Compromiso con el Perú

Carta de un vidente. Razón de amor, de Manuel Piqueras en Vimeo. Entre el Perú y España.

Manuel Piqueras participó el 9 de octubre de 2020 en la presentación de su nuevo libro Carta de un Vidente. Razón de amor, en un conversatorio con Asensio Piqueras, Mónica Pelluz (Murcia, España) y Mariví Mujica (Lima, Perú). Aproximadamente 2000 personas en clímax internacional en español y en inglés asistieron a este evento virtual magnífico. Gracias a la acogida de la Asociación Palin Creadores Artistas y a la Feria del Libro de Murcia, España, a la que el autor fue invitado por tercer año. Podemos verlo hoy en Vimeo.

Presentación del nuevo libro de Manuel Piqueras. Razón de amor. Carta de un vidente. Videoconferencia, Feria del Libro de Murcia, España. 2020.

III Feria del Libro de Murcia, España. 2020

Manuel Piqueras presentará el viernes 9 de octubre su nuevo libro Razón de amor. Carta de un vidente, en el Museo Arqueológico de Murcia, a las 5 pm (hora Murcia, España) y a las 10 am (hora Lima, Perú). Se entrega el enlace de la videoconferencia para que todos puedan verla y oírla.

https://www.ferialibromurcia.com/agenda-de-eventos-2020/

Haga clic y marque asistiré para participar en el evento de la videoconferencia de mi nuevo  libro, Razón de amor, Carta de un videntehttps://fb.me/e/1KYxe7wdz

 

 

Con amor total, a Soledad, mi hija, que partió a la luz, más luz

Con amor total a Soledad, mi hija, que partió hacia la luz, más luz.

Agradeciendo al poeta Arturo Corcuera y al grupo musical Balada del Soneto que vuelve (Chano y Bolero Blues Proyect), transfigurando la elegía en una bella y terca esperanza en el amor y la resurrección.

Razón de amor. Carta de un vidente

La violencia, nuestra epidemia más mortal, y el coronavirus

Una reflexión desde una terca esperanza en la humanidad

Una hipótesis que debe ser investigada a fondo multidisciplinarmente es que las pandemias microbianas son una respuesta violenta, una explosión, un Big Bing ante la destrucción masiva de animales no humanos, frente al despojo en masa de los más pobres y desiguales de la propia especie humana, y de cara a la contaminación letal de sus hábitats naturales. Es un asunto de fondo de ecología y humanismo integrales. Luchar contra el cambio climático, luchar contra el efecto invernadero y luchar contra la violencia ejercida por los grandes poderes de la barbarie opuestos a todos los seres vivientes es una condición necesaria para la sobrevivencia de la Tierra y del universo.

No hay ser viviente más destructivo que el hombre mismo; en contraposición, no hay ser viviente más constructivo que el hombre mismo: esta es la paradoja de nuestro tiempo y de toda la historia de la humanidad. El actual COVID 19 y las pandemias microbianas —que, probablemente, se repetirán cada veinte años, según Bill Gates y los principales expertos, entre ellos premios Nobel— son un producto cultural humano homicida y ecocida, contrario a la solidaridad, a la Ecología integral y al cuidado de la casa común a las que se refiere el papa Francisco en su Carta encíclica Laudato si’, en un profundo diálogo entre la espiritualidad y la ciencia moderna.

Tenemos que prepararnos para este cambio de época dentro de una nueva sociedad. Para derrotar estas pandemias, todos los países del mundo deben estar equipados con las vacunas, las instituciones y el personal calificado suficiente en salud y sanidad. Esta situación nos convoca y nos reta a luchar por una tierra y un cielo nuevos, donde todas las criaturas vivientes convivan en armonía y paz contra toda violencia, en un nuevo orden mundial compasivo.

¿Pero cómo humanizar la revolución científico técnica del siglo XXI? ¿Habría qué apostar por las nuevas generaciones en este cambio de época? Es fundamental el grito de los jóvenes clamando al cielo para ser escuchados. Es su porvenir el que está en juego, es su vida y su muerte las que están en la arena de la aventura humana, en el aquí y el ahora. Dándole un sentido amorosamente transformador. ¡Y no hay remedio!

Semana Santa 2020

Manuel Piqueras

EL COLAPSO DE LA CULTURA DE LA INFORMALIDAD Y EL COVID19

No fue por nuestro liderazgo que fuimos vencidos en la lucha contra el coronavirus, fue por nuestra cultura de la informalidad.

Paráfrasis de una idea inversa sobre el caso de Estados Unidos expresada por Paul Krugman, premio Nobel de Economía 2008: «No fue por nuestra cultura [que fuimos derrotados en la guerra contra el COVID-19], fue por nuestro liderazgo».

El colapso de la cultura de la informalidad y el COVID-19

Una Navidad de Viernes Santo para el 2020

 Manuel Piqueras[1]

¿Se suspende la cuarentena o no? He escuchado al ministro de Defensa explicar —con tono razonable, pero quimérico— que la cuarentena no se suspende. Lo que sí sucede es el reinicio gradual de las actividades productivas, comerciales y de servicios, en tanto cumplan estrictamente con los protocolos de salubridad. Se evaluará caso por caso si se autoriza o no la reapertura.

Las cifras cuantitativas sobre el coronavirus —número de infectados, recuperados y muertos— no son buenas para el Perú, como lo señala la Universidad John Hopkins <https://coronavirus.jhu.edu/map.html>. En el caso de las personas fallecidas, debido al subregistro es imposible calcular el número en forma sistemática; hipotéticamente, la cifra podría cuadruplicar los registros oficiales nacionales y mundiales.

Un análisis cualitativo del subsuelo social peruano nos transmite una mirada bastante más compleja y difícil. La pandemia muestra los efectos de la cultura de la informalidad —mentalidades, costumbres y hábitos—, arraigada desde hace más de 50 años en el inconsciente colectivo de la población nacional y local.

Por una parte, los sucesivos Gobiernos, incompetentes hasta el extremo, han alimentado el hongo extendido de la corrupción estatal. La élite gobernante peruana —una de las más mediocres, brutas y achoradas de América Latina—, fue incapaz de levantar los sistemas de defensa necesarios para que el Estado y la sociedad sean capaces de enfrentar una emergencia como esta. El COVID-19 cogió al Estado peruano con los pantalones abajo, calato y capado, en cero. Si el poder no hubiera estado en manos del presidente Vizcarra —ingeniero equilibrado, voluntarista, que trabaja en equipo y se comunica con la población— todo habría sido peor. Pero, a pesar de ello, no somos dioses; solo somos dioses mortales, más mortales aún con la pandemia.

Por otra parte, antes de la crisis por el COVID-19, la desigualdad y la pobreza ya se habían encargado de despojar a la mayor parte de la población de sus libertades y derechos básicos y concretos, como el acceso a la educación, a la salud, a la salubridad, al empleo, a un ingreso digno, etcétera. En el marco de la pandemia, la pobreza multidimensional y la recesión —local y global— han socabado aún más la economía de estos sectores. Véase, por ejemplo, cómo ha aumentado el número de peruanos sin hogar que buscan comida en las calles <https://www.youtube.com/watch?v=2yH82DjwfbM>.

Así, las acciones del actual Gobierno contra el coronavirus se estrellan contra los letales muros de concreto armado previamente edificados en nuestra sociedad. La cultura de la informalidad, la desigualdad, la pobreza y la contaminación —que constituyen el pan nuestro de cada día— explican las aglomeraciones en los mercados, bancos y farmacias; la ruptura de toda distancia social en el transporte público; el hacinamiento en las viviendas y la carencia de agua y desagüe para más de un millón de habitantes solo en Lima, entre otros gravísimos problemas.

La gobernabilidad global en el planeta ha colapsado en la lucha contra el COVID-19, y lo peor está aún por venir <https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-53226766>. Las proyecciones del contexto mundial para los países pobres y vulnerables como el Perú son realmente pésimas.

Por más de que el presidente Vizcarra y su equipo estén haciendo un esfuerzo loable, este se estrellará —una y otra vez— contra estos muros de la muerte, pues las transformaciones socioculturales son lentas y requieren una voluntad, unos objetivos y unas metas de gobernabilidad sostenibles en el largo plazo. Y aplicar los cambios necesarios en la élite dominante criolla le costará al país aún mucho más esfuerzo y sacrificio, ¡y no hay remedio!

Ojalá me equivoque en toda la línea, pero intuyo que este 2020 tendremos una Navidad de Viernes Santo. Sin embargo, como siempre, pese al realismo de la inteligencia, una terca esperanza me alienta a sostener el optimismo de la acción.

[1] Esta reflexión fue escrita a principios de julio.

 

Jamás, ministros de Salud del planeta, fue la salud más mortal

César Vallejo, “Los Nueve Monstruos”, en Poemas Humanos (1939). Genial poema en prosa del más grande poeta hispanoamericano y universal.

“Los nueve monstruos (1939), poema de César Vallejo

I, desgraciadamente,

el dolor crece en el mundo a cada rato,

crece a treinta minutos por segundo, paso a paso,y la naturaleza del dolor,

es el dolor dos veces

y la condición del martirio, carnívora, voraz,es el dolor dos veces

y la función de la yerba purísima,

el dolor dos veces

y el bien de ser, dolernos doblemente.

Jamás, hombres humanos,

hubo tanto dolor en el pecho, en la solapa, en la cartera,

en el vaso, en la carnicería, en la aritmética!

Jamás tanto cariño doloroso,

jamás tanta cerca arremetió lo lejos,

jamás el fuego nunca

jugó mejor su rol de frío muerto!

Jamás, señor ministro de salud, fue la salud

más mortal

y la migraña extrajo tanta frente de la frente!

Y el mueble tuvo en su cajón, dolor,

el corazón, en su cajón, dolor,

la lagartija, en su cajón, dolor.

Crece la desdicha, hermanos hombres,

más pronto que la máquina, a diez máquinas, y crece

con la res de Rosseau, con nuestras barbas;

crece el mal por razones que ignoramos

y es una inundación con propios líquidos,

con propio barro y propia nube sólida!

Invierte el sufrimiento posiciones, da función

en que el humor acuoso es vertical

al pavimento,el ojo es visto y esta oreja oída,

y esta oreja da nueve campanadas a la hora

del rayo, y nueve carcajadas

a la hora del trigo, y nueve sones hembras

a la hora del llanto, y nueve cánticos

a la hora del hambre y nueve truenos

y nueve látigos, menos un grito.

El dolor nos agarra, hermanos hombres,

por detrás, de perfil,

y nos aloca en los cinemas,

nos clava en los gramófonos,

nos desclava en los lechos, cae perpendicularmente

a nuestros boletos, a nuestras cartas;

y es muy grave sufrir, puede uno orar…Pues de resultas

del dolor, hay algunos

que nacen, otros crecen, otros mueren,

y otros que nacen y no mueren, otros

que sin haber nacido, mueren, y otros

que no nacen ni mueren (son los más).

Y también de resultas

del sufrimiento, estoy triste

hasta la cabeza, y más triste hasta el tobillo,

de ver al pan, crucificado, al nabo,

ensangrentado,

llorando, a la cebolla,

al cereal, en general, harina,

a la sal, hecha polvo, al agua, huyendo,

al vino, un ecce-homo,

tan pálida a la nieve, al sol tan ardido!

¡Cómo, hermanos humanos,

no deciros que ya no puedo y

ya no puedo con tanto cajón,

tanto minuto, tanta

lagartija y tanta

inversión, tanto lejos y tanta sed de sed!

Señor Ministro de Salud: ¿qué hacer?

¡Ah! desgraciadamente, hombre humanos,

hay, hermanos, muchísimo que hacer…”

 

César Vallejo, “Los Nueve Monstruos”, Poemas Humanos, en Obras Completas (prólogo de Marco Martos Carrera,  estudio y notas de Raúl Hernández Novás). Universidad de Ciencias y Humanidades (UCH). Fondo Editorial. Lima: 2011.