Alina Gadea: sobre Iluminaciones en el desierto, de Manuel Piqueras

Iluminaciones en el desierto

De Manuel Piqueras

Por Alina Gadea Valdez. Escritora

Al llegar a este libro lo primero que nos pasa por la mente es por qué ese título. Resulta muy sugerente porque el desierto lejos de ser un lugar sin vida, como se podría creer, es un espacio de sutiles cambios de luces y colores, de matices, de movimientos imperceptibles en el aire invisible que cambia de lugar las dunas con su sonido misterioso. Y un poco de eso trata este texto que es un testimonio sui géneris sobre lo esencial en la vida.

A manera de prosa poética y con una estructura fragmentada, Manuel nos va haciendo entrar en su mundo interior, con necesidad y hasta con urgencia. Entre reflexiones, cartas, poesías e ideas genuinas, las páginas están salpicadas de comienzo a fin por referentes culturales. Nos deja así una sensación fuerte de espiritualidad y al mismo tiempo un claro cuestionamiento a la sociedad, que tal como ha venido el curso de la historia nos muestra un terrible desbalance, siendo lo que más preocupa al autor lo que concierne a la protección de la niñez, el problema de la pobreza y la violencia, entre otros grandes temas. A propósito de esto, cito una frase de la página 133 que nos impacta por su profundidad, en la que se refiere a un crimen cometido contra un niño: “La reserva de vida más importante es la inocencia”.

La impresión que dejan estas páginas es la de una gran humanidad en Manuel, virtud cada vez más escasa hoy por hoy. Así, desde la dedicatoria apreciamos una honestidad que agradecemos y a través de cada línea, los pensamientos originales y hasta las duras denuncias, en contraposición a su claro amor por el arte. La filosofía, el cine, la literatura y la estética siempre presente, así como su admiración por importantes figuras de la intelectualidad. Desde San Juan de la Cruz, pasando por el poeta maldito Rimbaud, nuestro César Vallejo, Joyce y su Ulises, Hannah Arendt y hasta Buñuel, Dalí, Camus y Kierkegard, entre otros aportan un balance de eros como impulso vital frente al tánatos del mundo real.

Iluminaciones en el desierto es un libro con el que podrán identificarse los lectores y también, como no decirlo, apoyarse, como sucede con los buenos libros, en las palabras que alguien dijo mejor que lo que uno mismo pudiera expresar.

Finalmente, los lectores podremos abrir nuestro interior junto con el de Manuel, como quien abre una ventana a un espacio de luz.

Alina Gadea

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