Canto al amor humano: ‘Miré y vi’

La escritura atrapa un instante que ilumina la morada en un amanecer estival.
Al amanecer, miré y vi una masa corporal cargada de alma: ─.fuerza, débil, fuerte─.

Al atardecer, miré y vi el movimiento de un cuerpo mental de una belleza estética misteriosa, esculpido por la maestría de un artista.

Al anochecer, miré y vi la delicadeza y la fuerza, a la vez, del talento y del trabajo, de un corazón pensante.

Remembranza, de cara al enigma de viejos sentimientos que estaban dormidos en el depósito de la memoria.

Despertar, frente al misterio de nuevos sentimientos que irrumpen desde las entrañas inescrutables.

Vigilia, ante el advenimiento de una nueva y desconocida vida, libertad y ternura.

Voy a hablar de los lazos insondables de la confianza y el miedo: entre dos personas no hay oscuridad, solo hay luz; algo así siento y por eso algo de miedo siento.

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Manuel Piqueras, IV. Me sedujiste y yo me dejé seducir, en Las paradojas de la soledad. Lima: 2012. Biblioteca virtual Amazon.

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