Salvo para los niños no hay pared

“Yo te bendigo, Padre, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños”. Mateo, 11-25.
Bello poema de Tomas Tranströmer, Premio Nobel de Literatura 2011, muestra una inteligencia poética esencial: salvo para los niños no hay pared.

“Duele atravesar las paredes, uno se pone enfermo de eso
pero es imprescindible.
El mundo es uno. Pero las paredes…
Y la pared es parte de ti mismo:
uno lo sabe o no lo sabe, pero así es para todos
salvo para los niños. Para ellos no hay pared.”

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