La obra de arte como iluminación

La obra de arte como iluminación, en el complejo encuentro entre el lenguaje poético de la escritura y el de la pintura, se nos revela en este textum de Walter Benjamin. Las lecturas de Benjamin de las obras de arte de los pensadores y poetas de los siglos XIX y XX constituyen auténticas recreaciones, transposiciones poéticas de la realidad y lúcidas visiones de la experiencia. El pensador de sentido congrega una idea estética sobre la belleza, en los mismos términos y bajo el mismo ángulo que el artista plástico:

“Hay un cuadro de (Paul) Klee que se llama Angelus Novus, En él está representado un ángel que parece como si estuviese a punto de alejarse de algo que mira atónitamente. Sus ojos están desmesuradamente abiertos, abierta su boca, las alas tendidas. Tiene el rostro vuelto hacia el pasado. En lo que nosotros nos aparece como una cadena de acontecimientos, él ve una sola catástrofe, que incesantemente apila ruina sobre ruina y se las arroja a sus pies. Bien quisiera demorarse, despertar a los muertos y volver a juntar lo destrozado. Pero una tempestad sopla desde el Paraíso, que se ha enredado en sus alas y es tan fuerte que el ángel ya no puede plegarlas. Esta tempestad lo arrastra irresistiblemente hacia el futuro, al que vuelve las espaldas, mientras el cúmulo de ruinas crece ante él hasta el cielo. Esta tempestad es lo que llamamos progreso.” Walter Benjamin, Angelus Novus, 1920.

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Fuente:
http://4.bp.blogspot.com/_v8FVFYDCPUw/S8Swcb1YylI/
AAAAAAAAAVk/yvUJY_eoPZc/s1600

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