El presidente Barack Obama: los retos de la fraternidad, la igualdad y la humildad

Entre Martin Luther King y Barack Obama hay líneas de continuidad y de rúptura. En medio de ambos liderazgos integracionistas se ha producido un cambio de época en América y el mundo.

El Movimiento por los Derechos Civiles que lideró Matin Luther King se dió en un contexto global de segregación racial y de Guerra Fría extremo. Contemporáneamente, las relaciones interraciales se han democratizado relativamente y el mundo puede abrirse a un consenso multilateral de los estados nación más podersos. La administración Bush fue un engendro de la edad de los extremos, siempre la tentación de las utopías invertidas y de los fundamentalismos, que pueden regresar en cualquier momento.

Pero Barack Obama ha mostrado un camino alternativo, del cual las elecciones del siglo en USA, no han sido más que un notable text planetario del cual hay que sacar las lecciones. La concertación de voluntades activa y operante mayoritaria que lidera Obama se da en la nueva y aún desconocida edad. Barack Obama es el líder mundial que más prestigio tiene hoy, es un presidente del cambio que retoma los ideales de los Padres Fundadores de su patria para relanzarlos en los tiempos posmodernos.

Obama es un talento como orador de multitudes y un político estratégico inteligente y astuto, pero aún tiene que pasar por las pruebas de fuego de dar cara concreta y práctica a la herencia desastrosa y siniestra de ocho años de las dos administraciones de Bush. Debe solucionar los problemas económicos de la profunda recesión, debe desmovilizar gradualmente la impopular guerra en el Medio Oriente, y debe abrirse al mundo con fratenidad, igualdad y humildad. Nuestro apoyo democrático y ético a esta tarea inmensa y no garantizada para nada de antemano.

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