Antes de los 28 (capítulo cuatro)

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(viene del capítulo anterior)

Ante la súbita aparición, Nico cayó de rodillas sobre la hierba. Se sentía cansado y jadeaba mucho para alguien que recién había salido de casa. “¿Quién eres tú?”, preguntó intentando volver a recuperar el aliento. “Soy yo, broder… José… por favor, tienes que ayudarnos”, respondió el espectro de modo emotivo.

Nico se sorprendió cuando utilizó el plural. “Sí, Sergio está conmigo y te necesitamos más que nunca”, afirmó José mientras se desvanecía. El joven preguntó por qué era tan importante su ayuda. “Dante es más que sólo un testigo”, señaló el espectro y desapareció de la escena como engullido por el paisaje.

Alertado por la aparición, Nico volvió para su casa. Sentía que, si el mensaje de José era correcto, debía recordar los detalles de esos aciagos días. Tomó algunas pildoras para dormir de la gaveta de su mamá y se las pasó bebiendo un vaso de agua. Luego de unos minutos se sintió somnoliento, y se dejó caer sobre su cama.

(continuará)

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