Los Beatles en Cuba: algunas notas a propósito del libro “Cuba Stone”

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Por: LUIS ALBERTO HUERTA GUERRERO

Cuba StoneEl libro “Cuba Stone” (Lima, 2016, Tusquets editores) compila tres crónicas sobre el concierto de los Rolling Stones en Cuba, realizado el 25 de marzo de 2016, escritas por el periodista argentino Javier Sinay, el músico integrante de Café Tacuba, Joselo, y el escritor y periodista peruano Jeremías Gamboa.

Luego de leer las crónicas resulta inevitable confirmar que se puede hablar y escribir sobre los Beatles sin mencionar a los Rolling Stones, pero no se puede hablar o escribir de estos últimos sin mencionar a los primeros.

En la crónica de Javier Sinay resulta interesante la referencia que hace, aunque no cita la fuente, a las declaraciones del dictador Fidel Castro sobre los Beatles y John Lennon, a propósito de la inauguración de una estatua en homenaje a este último, realizada en el año 2000 al cumplirse veinte años de su asesinato. Al respecto señala:

“Una vez le preguntaron a Fidel Castro si había escuchado a los Beatles. “Sólo escuché hablar de su fama, pero nos los escuché en esos días porque realmente no tuve mucho tiempo. Teníamos nosotros tantos rollos por aquí …”, dijo. Fue en el año 2000, cuando se cumplieron veinte del homicidio de John Lennon, y en su honor se inauguró, en La Habana, una estatua […]

“A Lennon le diría: “Lamento mucho no haberte conocido antes”, dijo Fidel Castro en la ceremonia, delante de una multitud de curiosos que habían llegado al parque a ver cómo un antiguo proscripto era ahora considerado, por su antibelicismo y su arte, amigo del gobierno. […] Lo acompañaba Silvio Rodríguez, y juntos descorrieron la sábana que cubría a Lennon mientras sonaba “All you need is love”. Antes, Silvio Rodríguez había cantado “Love” con una orquesta de cámara, el coro Entrevoces había hecho “Imagine” y Guille Vilar había dirigido la ceremonia.

Es probable que el concierto de los Rolling Stones haya sido tan importante para la cultura del rock de Cuba como la inauguración de esta estatua de Lennon” (página 37 y 38).

Sobre la estatua y el parque en Cuba dedicados a John Lennon se puede revisar los siguientes enlaces:

Extracto del documental “Lennon en La Habana” (1990).

– Reportaje de TV Martí Noticias sobre cómo se recordó en Cuba los 30 años de la muerte de John Lennon (2010).

– Ozzy Osbourne visita la estatuta.

Otro dato interesante que aporta Sinay es la promoción de la música de los Beatles por decisión oficial, a través de un local que lleva por título “Yellow Submarine”:

“En 2010, el Ministerio de Cultura cubano reacondicionó algunos centros nocturnos: convirtió uno en un sitio dedicado a la canción romántica, otro a un ambiente para la nueva canción, y otro en un club de rock y de música de los Beatles. Ése se llamó Yellow Submarine. Pero cuando convocaron a Guille Vilar para dirigirlo, no aceptó. Así que una semana después fue el propio ministro, Abel Prieto, quien levantó el teléfono: “Oye, Guille, dale, ven pa’ acá”, le dijo. Vilar fue, aunque pensó que iba a encontrarse con un club decorado con fotos de los Beatles recortadas del periódico Granma y pegadas con cinta en la pared, un sitio que en dos semanas terminaría pasando reggaetón.

– Pero no –dice ahora-. Ésta es la casa de los Beatles” (página 30).

Sobre el local “Yellow Submarine” se puede revisar los siguientes enlaces:

– Reportaje de AFP

Reportaje de El Heraldo

En torno a la posición del gobierno para restringir que se escuche la música de los Beatles, Sinay cita la siguiente afirmación del Guille Vilar, difusor de la música rock en Cuba:

“Lamentablemente, en la época en la que surgen los Beatles, aquí había un sentimiento antiiemperialista real […]. Nunca hubo un documento escrito que dijera que no se podía poner en la radio a los Beatles o a los Rolling Stones, pero sí hubo una tendencia para defender la Revolución ante la penetración de la música imperialista” (página 45).

El texto a cargo de Joselo no hace referencia a cómo fue la presencia de los Beatles en Cuba, pero resulta interesante su conclusión sobre la presencia del grupo en México. Así, al momento de hacer referencia a los seguidores argentinos de los Rolling Stones que fueron al concierto en Cuba (a los que se identifica como los “rolingas”), hace una comparación sobre los seguidores de los Beatles y los Stones en México y Argentina:

“[…] los argentinos que estaban desperdigados se fueron agrupando y quedaron frente a nosotros. […] Era importante para mí observarlos de manera disimulada, como si fuera un investigador de National Geographic. Si realmente quería hacer una buena crónica debía poner mucha atención al público argentino que se congregara en este evento.

Los argentinos lo dicen: “Somos el país más Stone del mundo” Y yo pa’ que es más que la verdad, lo creo. No tengo forma de rebatir ese argumento, porque México siempre fue más beatle que stone.

En México los Rolling Stones ni siquiera figuraban en las competencias de la radio “¿Por cuál vota?”, donde los únicos concursantes eran el cuarteto de Liverpool y los Creedence Clearwater Revival. Los argentinos que conozco me dicen que también aman a los Beatles (incluso se enojan si lo pongo en duda) […]” (páginas 108 y 109).

En la crónica de Gamboa, la referencia a los Beatles es anecdótica pues cuenta que su padre confundió a integrantes del cuarteto con los dos integrantes de los Rolling Stones (Jagger y Richards) que llegaron a Lima en 1969 (p. 174-178). Aparte de este dato intrascendente para los objetivos de la crónica, cita a un escritor cubano, Leonardo Padura, quien considera el concierto en La Habana como “un acto de reparación de una injusticia histórica con los Beatles y los Stones”. La misma persona indica que su generación “los escuchó casi a escondidas. Sonaban de vez en cuando en la radio, poco y mal, y no se televisaban” (p. 179).

Si el libro tenía por objetivo aproximar a los lectores al concierto y su importancia histórica, como se indica en la contratapa, falla en el intento. A pesar de ello, de las tres crónicas resalta la escrita por Joselo, integrante del grupo Café Tacuba. Al ser una persona ligada a la música, su crónica resulta más interesante que las otras. Por su parte, Sinay pierde demasiado espacio haciendo mención a un personaje totalmente intrascendente llamado Rocky.

La crónica de Jeremías Gamboa sobre el concierto, luego de haber revisado las dos anteriores, ofrece poco material de interés para el público en general. El error del autor es escribir del concierto y, en paralelo, sobre la situación de los cubanos que tomaron en 1980 la Embajada del Perú en La Habana y que llegaron a Lima en el mismo año. Si bien es un hecho importante en la historia de miles de cubanos que buscaron huir de la dictadura de su país, tiene poca relación con el concierto y el objetivo del libro.

El concierto de los Rolling Stones en Cuba pasará sin duda a la historia, aunque las crónicas del libro “Cuba Stone” no logren profundizar en este aspecto, quedando pendiente un análisis más exhaustivo sobre cómo el rock -una de las formas en que mejor se ha manifestado la libertad del ser humano- finalmente se impuso a los regímenes dictatoriales y comunistas, sin que ello haya sido el objetivo de los principales representantes del género. Mientras tanto, a disfrutar del vídeo “The Rolling Stones. Havana Moon”, disponible desde noviembre de 2016 en diferentes formatos y transmitido en Perú por Direct TV. Quizá al verlo, los autores de las crónicas decidan volver a escribirlas.

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