BUENAS PRÁCTICAS LABORALES…’HACIA UNA GESTIÓN ESTRATÉGICA DE ÉXITO Y BIEN COMÙN’

 

 

 

A la responsabilidad social de las empresas se le suele relacionar con las obras benéficas que estas realizan, y la responsabilidad que tienen en relación con su entorno social y medio ambiente que las rodea; sin considerar que esta práctica se debe iniciar en casa. Es decir: en el trato que se les brinda a los trabajadores y por la valoración que a ellos se debe. A pesar de que la mayoría de empresas cuenta con un departamento de Recursos Humanos –que debería preocuparse por este aspecto–, al final lo que prevalece es la capacidad profesional del trabajador, y si este es rentable o no. Si no lo es, simplemente se buscan excusas para despedirlo.

 Sin embargo, la responsabilidad social interna debería considerar principalmente los valores y potencialidades de las personas que, antes que trabajadores, son seres humanos que merecen que les digan sus errores y deficiencias como profesionales, para que aprendan a ser mejores, intenten superar sus debilidades y sientan a la empresa como suya. La valoración como ser humano contribuye a que uno mismo se valore como profesional y se preocupe por ser mejor.

 Lamentablemente, estamos en un país en donde impera la “ley del más fuerte” y del que tiene más poder, y en donde se mide a la persona en términos económicos. Fomentar sólo la responsabilidad social externa es mostrar una imagen falsa, que tarde o temprano sale a la luz, justamente porque no se empieza por dar el ejemplo en casa. La famosa responsabilidad social de las empresas va mucho más allá de ayudar a instituciones que lo necesiten (se hace porque prácticamente se ha vuelto una exigencia, y para tener la “conciencia tranquila”). Este término comprende también la valoración de los trabajadores de la empresa en tanto seres humanos.

 Para comprender esto es necesario ponerse en los “zapatos del otro”, a no fijarse si alguien es superior o inferior –ya sea por el cargo o por su condición económica. Un buen profesional con calidad humana es lo que necesita este país.

*Diana Díaz Chávez, egresada de la Facultad de Derecho. (PUCP)

 

 

 

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