Conóceme mejor que yo mismo

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Conocer a una persona es realmente difícil de lograr, sobre todo si hablamos de conocerse a uno mismo. Hay cosas que uno mismo llega a lograr ocultar perfectamente, tan en el fondo del alma humana y que, ya sea por miedo o por dolor, nunca se logre conocer del todo. Un fallo en la memoria que se convierte en parte del todo y se manifiesta de maneras indescriptibles que se ven todos los días. Sin embargo, eso es lo necesario para conocer a una persona. Las simples acciones, reacciones y palabras que alguien dice muestra el amor que se puede llegar a tener. Hablo de las más banales demostraciones de identidad que puede mostrar una persona: qué café le puede gustar, qué dulces, qué película, etc. ¿Pero por qué lo hace?, ¿qué lo hizo ser de esa manera?

Las llagas que se muestran al lado de una herida cerrada son aquellas que me carcomen, ¿está bien ser como lo soy? Alguien que conozca hasta el más mínimo detalle de lo que me gusta y que, por vergüenza, no llego a contar. Ni siquiera yo puedo llegar a contar todas las cosas que integran mi alma, pero por alguna razón me encargo de que se queden en un lugar dentro de mi corazón. Las dudas de poder llegar a una realización de los ideales de toda la influencia de las experiencias de un viajero perdido, que no sabe hacia donde se dirige ni que se encontrará, pero lo que ya pasó, lo hacen cambiar.

Conocerse a uno mismo es una tarea que quizás nunca llegue a lograr, pero estoy seguro de que una persona puede hacerlo sin mi ayuda y amar cada manifestación de las heridas que surgieron en mi pasado y me hicieron cambiar. Me acepto y amo como soy. Acepta el pasado, mirando hacia el futuro, mas no olvidar el presente, ya que es un trabajo largo, pero se trabaja día a día, y así se demuestra que me llegas a conocer de una manera diferente, una diferente a la mía, y yo igual con esa persona, y es esa la manera en la que quiero amarte, ¿pero te atreverías te tomarías la tarea de conocerme, aceptarme y amarme como soy?

Respirando lento

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Miro alrededor durante solo un instante, para luego volver a ver la pantalla azul que tengo en frente. Todo está oscuro, solo el brillo tenue del monitor y el tono amarillento de la luz que se cuela por el antiquísimo cristal de la puerta de mi habitación. Vuelvo a mirar alrededor. No lo había notado pero hacia ya un rato que mis pensamientos no se encontraban en esa habitación. Vuelven un momento solo para poder calificar el desorden que rodea a mi humanidad, con todo abultado y conteniendo a duras penas lo que he estado cargando por los últimos días. Esos pensamientos finalmente logran conectar una reacción y desencadenan una mirada de decepción dentro mío, ¿pero hacia quién? ¿Hacia mi? Me levanto de la silla sin hacer mucho ruido, no soporto la idea de lidiar con ese desorden en este momento, tener que lidiar conmigo y cómo es que llegué a esta situación. Camino lentamente sin rumbo, casi en círculos mientras trato de ubicar mis llaves. Quiero… necesito salir de ahí.

Encima de un bulto de ropa es que se encuentro lo que busco, así que las tomo rápidamente y salgo de la habitación. El sol se alza en toda su majestuosidad por el cielo, sin ninguna nube visible que pueda mermar su obvio egocentrismo. ¿Qué hora era? No tengo la menor idea. Hoy al despertar, tuve la sensación que no había tenido en mucho tiempo, simplemente llegó tan rápido como siempre pero sé que no se irá pronto. Salgo de mi propiedad sin rumbo específico. Cualquiera diría que este domingo sería un día estupendo para poder salir en familia, con personas que amas o simplemente a disfrutar la naturaleza en su esplendor, comiendo algo o leyendo. No obstante, por alguna razón, tengo ESA sensación de que el mundo estaba girando demasiado rápido, mientras yo me mareo. Quizás sea por lo que recién pasó… mas vale no pensar en eso.

La respiración empieza a acelerarse a medida que va pasando el tiempo y yo sigo parado en el pórtico sin tener una idea clara de hacia donde me dirijo, pero el tiempo no para, ¿verdad? La presión en el pecho, el sentimiento de intranquilidad que me invade va en aumento, como si la respiración mía disminuyera su ritmo, manteniendo la misma imagen en mi mente para poco a poco invadir todos mis sentidos