Archivo por días: 10 abril, 2014

Himnos de la noche (3 y 4) de NOVALIS

HIMNOS DE LA NOCHE
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NOVALIS
3

 

Antaño,
cuando yo derramaba amargas lágrimas;
cuando, disuelto en dolor, se desvanecía mi esperanza;
cuando estaba en la estéril colina,
que, en angosto y obscuro lugar albergaba la imagen de mí
–solo, como jamás estuvo nunca un solitario,
hostigado por un miedo indecible–
sin fuerzas, pensamiento de la miseria sólo.
Cuando entonces buscaba auxilio por un lado y por otro
–avanzar no podía, retroceder tampoco–
y un anhelo infinito me ataba a la vida apagada que huía:
entonces, de horizontes lejanos azules
–de las cimas de mi antigua beatitud–,
llegó un escalofrío de crepúsculo,
y, de repente, se rompió el vínculo del nacimiento,
se rompieron las cadenas de la Luz.
Huyó la maravilla de la Tierra, y huyó con ella mi tristeza
–la melancolía se fundió en un mundo nuevo, insondable
ebriedad de la Noche, Sueño del Cielo–,
tú viniste sobre mí
el paisaje se fue levantando dulcemente;
sobre el paisaje, suspendido en el aire, flotaba mi espíritu,
libre de ataduras, nacido de nuevo.
En nube de polvo se convirtió la colina,
a través de la nube vi los rasgos glorificados de la Amada
–en sus ojos descansaba la eternidad–.
Cogí sus manos. y las lágrimas se hicieron un vínculo
centelleante, indestructible.
Pasaron milenios huyendo a la lejanía, como huracanes.
Apoyado en su hombro lloré;
lloré lágrimas de encanto para la nueva vida.
–Fue el primero, el único Sueño.–
Y desde entonces,
desde entonces sólo,
siento una fe eterna. una inmutable confianza en el Cielo de la Noche,
y en la Luz de este Cielo: la Amada.

4

Ahora sé cuándo será la última mañana
–cuándo la Luz dejará de ahuyentar la Noche y el Amor–
cuándo el sueño será eterno y será solamente Una Visión inagotable,
un Sueño.
Celeste cansancio siento en mí:
larga y fatigosa fue mi peregrinación al Santo Sepulcro, pesada, la cruz.
La ola cristalina,
al sentido ordinario imperceptible,
brota en el obscuro seno de la colina,
a sus pies rompe la terrestre corriente,
quien ha gustado de ella,
quien ha estado en el monte que separa los dos reinos
y ha mirado al otro lado, al mundo nuevo, a la morada de la Noche
–en verdad–, éste ya no regresa a la agitación del mundo,
al país en el que anida la Luz en eterna inquietud.
Arriba se construyen cabañas, cabañas de paz *,
* _ Alusión al texto evangélico que narra la transfiguración de Jesús (Luc. IX, 33: «Levantemos tres
tiendas…»)
anhela y ama, mira al otro lado,
hasta que la más esperada de todas las horas le hace descender
y le lleva al lugar donde mana la fuente,
sobre él flota lo terreno *,
* _ Ver Enrique de Ofterdingen, capítulo 6: «“¿Dónde está el río?”, gritó (Enrique) entre sollozos.
“Aquí, encima de nosotros, ¿no ves sus ondas azules?” Enrique levantó la vista y vio cómo el río azul
discurría silencioso sobre su cabeza.»
las tormentas lo llevan de nuevo a la cumbre,
pero lo que el toque del Amor santificó
fluye disuelto por ocultas galerías,
al reino del más allá,
donde, como perfumes,
se mezcla con los amados que duermen en lo eterno.
Todavía despiertas,
viva Luz,
al cansado y le llamas al trabajo
–me infundes alegre vida–
pero tu seducción no es capaz de sacarme
del musgoso monumento del recuerdo.
Con placer moveré mis manos laboriosas,
miraré a todas partes adonde tú me llames
–glorificaré la gran magnificencia de tu brillo–,
iré en pos, incansable, del hermoso entramado de tus obras de arte
–contemplaré la sabia andadura de tu inmenso y luciente reloj–,
escudriñaré el equilibrio de las fuerzas
que rigen el maravilloso juego de los espacios, innúmeros, con sus tiempos.
Pero mi corazón, en secreto,
permanece fiel a la Noche,
y fiel a su hijo, el Amor creador.
¿Puedes tú ofrecerme un corazón eternamente fiel?
¿Tiene tu Sol ojos amorosos que me reconozcan?
¿Puede mi mano ansiosa alcanzar tus estrellas?
¿Me van a devolver ellas el tierno apretón y una palabra amable?
¿Eres tu quien la ha adornado con colores y un leve contorno,
o fue Ella la que ha dado a tus galas un sentido más alto y más dulce?
¿Qué deleite, qué placer ofrece tu Vida
que suscite y levante los éxtasis de la muerte?
¿No lleva todo lo que nos entusiasma el color de la Noche?
Ella te lleva a ti como una madre y tú le debes a ella todo tu esplendor.
Tú te hubieras disuelto en ti misma,
te hubieras evaporado en los espacios infinitos,
si ella no te hubiera sostenido,
no te hubiera ceñido con sus lazos para que naciera en ti el calor
y para que, con tus llamas, engendraras el mundo.
En verdad, yo existía antes de que tú existieras,
la Madre me mandó, con mis hermanos,
a que poblara el mundo,
a que lo santificara por el Amor,
para que el Universo se convirtiera
en un monumento de eterna contemplación
–me mandó a que plantara en él flores inmarcesibles–.
Pero aún no maduraron estos divinos pensamientos.
–Son pocas todavía las huellas de nuestra revelación.–
Un día tu reloj marcará el fin de los tiempos,
cuando tú seas una como nosotros,
y, desbordante de anhelo y de fervor,
te apagues y te mueras.
En mí siento llegar el fin de tu agitación
–celeste libertad, bienaventurado regreso–.
Mis terribles dolores me hacen ver que estás lejos todavía de nuestra patria;
veo que te resistes al Cielo, magnífico y antiguo.
Pero es inútil tu furia y tu delirio.
He aquí, levantada, la Cruz, la Cruz que jamás arderá
–victorioso estandarte de nuestro linaje–.
Camino al otro lado,
y sé que cada pena
va a ser el aguijón
de un placer infinito.
Todavía algún tiempo,
y seré liberado,
yaceré embriagado
en brazos del Amor.
La vida infinita
bulle dentro de mí:
de lo alto yo miro,
me asomo hacia ti.
En aquella colina
tu brillo palidece,
y una sombra te ofrece
una fresca corona.
¡Oh, Bienamada, aspira
mi ser todo hacia ti;
así podré amar,
así podré morir.
Ya siento de la muerte
olas de juventud:
en bálsamo y en éter
mi sangre se convierte.
Vivo durante el día
lleno de fe y de valor,
y por la Noche muero
presa de un santo ardor

 

Fuente: http://colcundileejt.blogspot.com/2013/09/novalis-himnos-de-la-noche-3-y-4.html

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Hölderlin- An die Parzen- A las Parcas

Hölderlin- An die Parzen- A las Parcas

 

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 An die Parzen

Nur Einen Sommer gönt, ihr Gewaltigen!

Und einen Herbst zu reifem Gesange mir,

Daβ williger mein Herz, vom süβen

Spiele gesättiget, dann mir sterbe.

 

Die Seele, der im Leben ihr göttlich Recht

Nicht ward, sie ruht auch drunten im Orkus nicht;

Doch ist mir einst das Heilige, das am

Herzen mir liegt, das Gedicht, gelungen,

 

Willkomen dann, o Stille der Schattenwelt!

Zufrieden bin ich, wenn auch mein Saitenspiel

Mich nicht hinab geleitet; Einmal

Lebt ich, wie Götter, und mehr badrfs nicht.

 

A las parcas

Sólo un verano os pido, ¡oh Poderosas!

Y un otoño para madurar mi canto,

y así mi corazón dispuesto, del dulce

juego saciado, gustoso morirá.

 

El alma que en la vida de su divino derecho

no gozó, tampoco hallará reposo en el Orco;

pero una vez surgió de mi lo sagrado

que vive en mi corazón, la poesía,

 

Bienvenido pues, ¡oh silencio del mundo de las sombras!

Feliz estoy aunque mi lira

no me acompañe abajo; un día

viví como los dioses, y no necesito nada más.

 

Fuente: http://ergakaihemerai.blogia.com/2007/111701-holderlin-an-die-parzen-a-las-parcas.php

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Friedrich Hölderlin

Friedrich Hölderlin

(Lauffen am Neckar, Alemania, 1770 – Tubinga, id., 1843) Poeta alemán. Al morir su padre, administrador del seminario protestante de Lauffen, cuando él tenía dos años, su madre casó en segundas nupcias con Johann Christoph Gock, consejero municipal de Nürtingen, donde Hölderlin se crió junto con su hermana y su hermanastro. En 1784 ingresó en un colegio preparatorio para el seminario, en Denkendorf, y en 1788 entró como becario en el seminario de Tubinga, donde trabó amistad con Hegel y Schelling, a partir de 1791.


Hölderlin

Muy influido por Platón y por la mitología y cultura helénicas, se apartó sensiblemente de la fe protestante. En 1793 salió del seminario provisto de la licencia que le permitía ejercer el ministerio evangélico, pero decidió no dedicarse a su carrera, sino emplearse como preceptor. Schiller le proporcionó una plaza para ocuparse del hijo de Charlotte von Kalb, en Waltershausen, aunque pronto abandonó su puesto, dada la limitada influencia que ejercía sobre su alumno, y se instaló en Jena, uno de los principales centros intelectuales del país. Asistió a clases impartidas por Fichte, y Schiller le publicó un fragmento del Hiperión en su revista Thalia.

Falto de recursos, volvió a Nürtingen en 1795, antes de ser introducido en casa del banquero Gontard, en Frankfurt, siempre como preceptor. Susette, la esposa de Gontard, mujer al parecer de gran belleza y sensibilidad, habría de convertirse en su gran amor; tanto en sus poemas como en el Hiperión se referiría a ella con el nombre de «Diotima». Su amor fue correspondido, y el poeta describió su relación en una carta como «una eterna, feliz y sagrada amistad».

A pesar de su trabajo y de los viajes que debió efectuar con la familia Gontard a causa de la guerra, fue una época de intensa actividad literaria, y en 1799 finalizó su novela epistolar Hiperión. En septiembre de 1798 tuvo que abandonar la casa de los Gontard, después de vivir una penosa escena con el marido de Susette. Se entrevistó varias veces en secreto con ella, hasta que se trasladó a Homburg, por consejo de su amigo, Isaak von Sinclair.

Emprendió entonces su tragedia La muerte de Empédocles e intentó lanzar una revista intelectual y literaria, que fracasó. En 1800 fue invitado a Stuttgart, donde tuvo tiempo para dedicarse a la poesía y traducir a Píndaro, que ejercería una gran influencia sobre sus himnos. A finales del año aceptó otro puesto como preceptor en Hauptwil, Suiza; se ignora por qué razones abandonó su trabajo, en abril de 1801, y volvió con su madre, a Nütingen. Hasta enero de 1802, cuando obtuvo un cargo en casa del cónsul de Hamburgo en Burdeos, trabajó ininterrumpidamente en su obra poética.

Al aparecer los primeros síntomas de su enfermedad mental, en abril abandonó una vez más su puesto. Sinclair le comunicó por carta la muerte de Susette Gontard, el 22 de junio de 1803, en Frankfurt. Tras un período de gran violencia, su trastorno mental pareció remitir. Sinclair lo llevó de viaje a Ratisbona y Ulm y, a la vuelta, escribió El único y Patmos, dos de sus obras maestras. Por influencia de su amigo obtuvo la plaza de bibliotecario de la corte, en el palacio del landgrave de Homburg.

Como sus crisis mentales se hicieran cada vez más frecuentes, en 1806 fue internado en una clínica de Tubinga, sin que se produjera mejoría en su estado. Un ebanista de la misma ciudad, entusiasmado por la lectura del Hiperión, lo acogió en su casa en 1807. Allí permaneció hasta su muerte, en unas condiciones de locura pacífica que se prolongaron durante treinta y seis años.

La obra de Hölderlin tiene en su eje central el intento de hallar el sentido y esencia de la lírica en los momentos históricos convulsos que le tocó vivir. Los juveniles Himnos (1793), en los que canta a la belleza, la libertad y el genio de la adolescencia, sufren aún la influencia de Schiller y ensalzan los “ideales de la humanidad”. Las Elegías (1793), sobre todo “Grecia” y El destino”, son ya un lamento por lo desaparecido e incluyen una propuesta fundamental en Hölderlin: el impulso hacia un nuevo helenismo.Hiperión (1797-1799) es un texto a mitad de camino de la novela epistolar y de la llamada “de iniciación”, que comparte también las características confesionales de un diario íntimo y anticipa múltiples aspectos de la sensibilidad romántica.

A partir de 1797 el poeta escribió los fragmentos deEmpédocles, su única incursión en la dramaturgia, que debía ser una tragedia clásica que trabajó en múltiples versiones. Su protagonista encarna para él al poeta y visionario en quien se refleja la armonía inherente a la unicidad total, y la serenidad que acompaña a la maduración para la muerte. LasPoesías (1799) aparecieron mayoritariamente en elMusenalmanach de Schiller y en el Taschenbuch für Frauenzimmer von Bildung, y son formalmente clásicas y hasta deliberadamente arcaicas en ocasiones. Las colecciones conocidas como Lírica tardía contienen los poemas escritos entre 1801 y 1808, y se publicaron en vida del autor.

Los poemarios editados por Uhland y Schwab en 1826, y también, póstumamente, las Obras completaspublicadas por Schwab en 1846, incluyen algunos de los inquietantes textos escritos durante la apacible demencia del autor, que él gustaba atribuir a un alter ego al que llamaba Scardanelli. A finales del siglo XIX la obra del poeta alemán fue recuperada y ensalzada por los simbolistas, a través de los cuales ha venido ejerciendo un influencia creciente en las letras europeas.

Fuente: http://www.biografiasyvidas.com/biografia/h/holderlin.htm

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Novalis

Novalis (1772-1801).

 

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Poeta alemán, nacido en Oberwiederstedt (Franconia) el 2 de mayo de 1772 y falleció en Weissenfels (Halle) en 1801. La obra de Novalis, seudónimo de Friederich Leopold von Hardenberg, está impregnada por un fuerte sentido de la muerte, ya sea por el pietismo inculcado en su infancia, ya sea por su débil constitución física.

Estudió con un preceptor privado; más tarde, en 1789, estudió en Eisleben derecho; en Jena estudió Filosofía; tuvo por maestros a Fichte y Schiller. En algunos de sus primeros escritos, se ve muy clara la influencia de Schiller. Trabó amistad con Schlegel en la ciudad de Leipzig. En 1794 conoció a Sophie von Kühn, que falleció de tisis tres años más tarde cuando estaban comprometidos; Sophie sólo contaba quince años. En Jena entró en contacto con los círculos románticos; cuando falleció su amada, se instaló en Weissenfels-Saale, como funcionario de las salinas sajonas. En 1800 obtuvo un cargo importante en las minas. Novalis falleció de tisis. Su obra se publicó en Athenäum y en almanaques románticos; sus amigos Schleger y Tieck en 1802 la reunieron. Su angustia ante la muerte la expresó en: Himnos a la noche, escritos en 1797 y publicados en 1800. Es autor de Cantos espirituales, 1799; y deCantos a María, de tono más popular, donde quedó patente su ferviente devoción. De visión universalista es el escrito filosófico-religioso Cristiandad o Europa, 1799, anteriormente, ya había relacionado literatura y política en los Fragmentos, 1798, sobre religión, poesía, filosofía, ciencia, música, revelando inquietudes místico románticas. Dejó sin terminar la novela Los discípulos de Sais, 1798-99, con la delicada fábula de Jacinto y Flor de Rosa. Quizás su mejor obra sea: Heinrich von Ofterdingen, escrita en 1798-1801 y que publicó Tieck en 1802; es la autobiografía de un poeta romántico.
Exaltó la unidad mágica de lo visible y de lo invisible, en oposición a la prosaicaWilhelm Meister de Goethe, a través de la poesía.

Fuente: http://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=novalis

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