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El Vía Matris

EL VÍA MATRIS

El Vía Matris Dolorosae o simplemente Vía Matris, es un ejercicio piadoso en el cual un grupo de fieles o un único orante realiza un recorrido sobre un trecho de camino o en el interior de una iglesia, meditando los dolores que la Virgen María, madre y cooperadora del Salvador, sufrió durante la vida, en el cumplimiento de su misión.

El Vía Matris surge a imitación del Santo Vía Crucis, a finales de la Edad Media en un clima de piedad y de compasión hacia el misterio de la pasión de Cristo, de entusiasmo por la recuperación del Santo Sepulcro y de ferviente recuperación de las peregrinaciones a Tierra Santa. Es un ejercicio piadoso que surge por la piedad popular y que tuvo acogida de muchas órdenes religiosas, que por el amor a Santa María lo han divulgado entre los fieles.

Los estudiosos de la piedad popular, al tratar sobre el Vía Matris, le atribuyen, aún sin indicar una documentación específica, un origen español, o cuando menos, una fuerte afirmación en aquella nación. Ciertamente durante los siglos XVII y XVIII la atención en España y los países americanos dependientes entonces de la corona española hacia la pasión de Cristo y hacia los dolores de la Santa Virgen era muy profunda y difundida. Lo atestigua una abundante literatura devota de este aspecto.

El fundamento teológico del Vía Matris, así como el resto de todos los ejercicios de piedad mariana, es la indisoluble unión de María con Cristo, en la realización del proyecto salvífico de Dios, que tiene en la encarnación del Verbo y en la muerte y resurrección de Cristo, sus más altas expresiones. La Virgen es la «íntima socia» en la realización de la obra de la redención. Por lo tanto, asociados en el designio de la salvación, Cristo crucificado y la Virgen Dolorosa están también asociados en las celebraciones de la liturgia y en las manifestaciones de piedad popular.

El Vía Matris se ha constituido teniendo como punto de referencia el Vía Crucis, el cual, a pesar de poder rezarse en forma individual, originalmente nació como oración comunitaria. De esta forma, también el Vía Matris: puede ser realizado por un fiel solo como un ejercicio piadoso de carácter individual; pero generalmente – y de preferencia – es celebrado por grupos de fieles, convocados específicamente, que se distribuyen los varios cargos de una simple celebración: en el caso más sencillo, son el guía, el lector y la asamblea.

Así como el Vía Crucis, el Vía Matris es una «oración bíblica»: es decir que proviene del Evangelio, entendido en el sentido literal o interpretado a la luz de la tradición de la Iglesia, y evoca los episodios de dolor y de salvación que poco a poco contempla. Pero sería una limitación el hecho de restringir el ámbito meditativo únicamente a los episodios evangélicos que se contemplan, a pesar de ser ricos de perspectivas: cada uno de ellos tiene la sombra de hechos del Antiguo Testamento y se proyecta sobre otros del Nuevo Testamento.

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EL VIA MATRIS.

Modo de rezar el Vía Matris. Celebración del camino de dolor de la Virgen.

El Vía Matris consta de siete estaciones, correspondientes a los siete principales dolores que, según la tradición eclesial, sufrió la Santísima Virgen María, Madre de Jesús; sin embargo, la tradición no ha sido unánime en la enumeración de los siete dolores. En referencia a los siete dolores de la Virgen existen dos tradiciones: la primera concentra los siete dolores que se desenvuelven alrededor del episodio fundamental de la crucifixión de Jesús; la segunda se extiende a toda la vida de la Virgen y comprende, por lo tanto, algunos episodios de la infancia de Jesús.

La primera tradición hace referencia a la compasión de la Virgen al pie de la Cruz, a la lamentación de la Madre por la muerte de su Hijo, a su desolada soledad. De esta forma por ejemplo, Nicolás de Arezzo (+1462 aprox.), fraile Siervo de María, en el Planctus Dominae Nostrae enumera siete dolores o, de acuerdo a su terminología, siete espadas, que reconducen, todas ellas, a la pasión de Cristo:

  1. Primus gladius fuit quando vidit filium captum et ligatum (primero, cuando Jesús es capturado y flagelado);
  2. Ssecundus quando eum vidit in cruce elevatum et in ligno confixum (segundo, cuando lo ve elevado en el árbol de la cruz);
  3. Tertius gladius doloris fuit quando eum vidit ab omnibus derelictum (tercero, cuando lo ve abandonado por todos);
  4. Quartus quando vidit eum ab omnibus creaturis graviter deploratum (cuarto, cuando lo ve deplorado por todas las criaturas) ;
  5. Quintus quando vidit eum a Iudeis incognitum et crucificatum (quinto, cuando lo vio rechazado y crucificado por los Judíos);
  6. Sextus quando vidit eum cum dolore et clamore valido vita corporali privatum (sexto, cuando con dolor y llanto vió su cuerpo sin vida);
  7. Septimus quando vidit eum sub uno saxo in monumento firmiter observatum (séptimo, cuando lo vio mientras ponían la roca en el sepulcro por la estricta observación de la ley).

La segunda tradición extiende la contemplación de los dolores de la Virgen a toda su vida e incluye, por tanto, algunos episodios de la infancia de Jesús.

Entre los años 1380 y 1390 se registraron las dos siguientes series:

Primera serie:

1. La profecía de Simeón

2. La huida a Egipto

3. Pérdida del Niño Jesús en el templo

4. Juan informa a la Virgen de la traición de Judas

5. La crucifixión

6. La sepultura

7. La Virgen visita los lugares de la Pasión de su Hijo.

Segunda serie:

1. La profecía de Simeón

2. La huida a Egipto

3. Pérdida del Niño Jesús en el templo

4. Jesús ultrajado de Judas

5. La crucifixión

6. Jesús muerto sobre las rodillas de la Madre

7. La sepultura.

Díptico de Notre -Dame de los Siete Dolores de la Virgen de Brugge Voorzijde

Díptico de los Siete Dolores de la Virgen de Brugge Voorzijde : Joris Van de Velde, Alcalde de Brugge

La serie actual es atestiguada con seguridad hacia el 1491 en una inscripción compuesta por un poeta anónimo por encargo de Juan de Coudenberg, decano de la Colegiata de San Egidio de Abbenbrouck, en la diócesis de Utrecht, ferviente devoto de la Dolorosa:

Disce, salutator, nostros meminisse dolores Septenos, prosint ut tibi quaque die. Predixit Simeon animam mucrone feriri Et Matrem Nati vulnera ferre sui. Hinc, cum cesa fuit puerorum turba piorum, Pertuli in Egyptum non bene tuta meum. Et dolui querens puerum divina docentem In templo. Hinc captum pondera ferre crucis Cum vidi; Et ligno fixum; Tum morte sopitum Deponi; Inque petra linquere pulsa fui. Hos igitur nostros quisquis meditare dolores, Percipies Natum ferre salutis opem.

La Orden de los Siervos de María adoptó esta serie, a pesar de que en el siglo XVII se descubrieron algunas incertidumbres y relativas controversias sobre el “primer dolor”; para algunos éste era la circuncisión del Hijo; para otros la profecía de Simeón. Con un decreto de la Dieta que se celebró en Reggio Emilia en 1660, se estableció considerar como “primer dolor” de la Madre el de la circuncisión de su Hijo; pero, no obstante las disposiciones legislativas, la serie tradicional, que consideraba como “primer dolor” la profecía de Simeón se impuso progresivamente.

Las “estaciones‟ se enuncian de la siguiente manera:

1. María acoge en la fe la profecía de Simeón (Lc 2, 34-35)

2. María huye a Egipto con Jesús y José (Mt 2, 13-14)

3. María busca al niño Jesús perdido en Jerusalén (Lc 2, 43-45)

4. María encuentra a Jesús camino del Calvario (Lc 23, 26-27)

5. María está junto a la cruz de su Hijo (Jn 19, 25-27)

6. María recibe en su seno el cuerpo de Jesús bajado de la cruz (Mt 27, 57-59)

7. María entrega el cuerpo de Jesús al sepulcro en espera de la resurrección (Jn 19, 40-42)

Cinco esquemas

El Vía Matris es propuesto en cinco esquemas titulados respectivamente:

I. Con María, madre y discípula, en el camino de la cruz.

II. Con santa María, en el camino de la fe y del dolor.

III. «Vía Matris», camino del amor de la Virgen.

IV. «Vía Matris», camino de vida y de servicio.

V. El camino doloroso de María y el camino del discípulo.

Cada esquema consta esencialmente de tres partes: la introducción, la serie de “estaciones”, y la conclusión; cada parte está compuesta a su vez de varios elementos. Para una adecuada comprensión y valorización de éstos, se indica a continuación su naturaleza y su función.

Inicio del Vía Matris

Por la señal de la Santa Cruz  de nuestros enemigos líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.

Oración: La introducción se concluye con una oración, que es una súplica a Dios para que dirija su mirada hacia los fieles que se preparan a cumplir el ejercicio piadoso del Vía Matris.

Santísima Virgen, Madre de Dios, yo aunque indigno pecador postrado a vuestros pies en presencia de Dios omnipotente os ofrezco este mi corazón con todos sus afectos. A vos lo consagro y quiero que sea siempre vuestro y de vuestro hijo Jesús.

Aceptad esta humilde oferta vos que siempre habéis sido la auxiliadora del pueblo cristiano.

Oh María, refugio de los atribulados, consuelo de los afligidos, ten compasión de la pena que tanto me aflige, del apuro extremo en que me encuentro.

Reina de los cielos, en vuestras manos pongo mi causa. Se bien que en los casos desesperados se muestra más potente vuestra misericordia y nada puede resistir a vuestro poder. Alcanzadme Madre mía la gracia que os pido si es del agrado de mi Dios y Señor. Amén.

Enunciación del dolor: El guía o un lector enuncia el dolor que será objeto de meditación durante la “estación”.

1. María acoge en la fe la profecía de Simeón

2. María huye a Egipto con Jesús y José

3. María busca a Jesús perdido en Jerusalén

4. María encuentra a Jesús camino del Calvario

5. María está junto a la cruz de su Hijo

6. María recibe en su seno el cuerpo de Jesús bajado de la cruz

7. María entrega el cuerpo de Jesús al sepulcro en espera de la resurrección

Verso de introducción: 

V. Te alabamos, Santa María

R. Madre fiel junto a la cruz de su Hijo.

Lectura evangélica: Se continúa con la lectura del evangelio relacionada con el dolor que se contempla en la “estación”

1. María acoge en la fe la profecía de Simeón (San Lucas 2, 34-35)

Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: «Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos».

2. María huye a Egipto con Jesús y José (San Mateo 2, 13-14)

Después de la partida de los magos, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo». José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto.

3. María busca a Jesús perdido en Jerusalén (San Lucas 2, 43-45)

Cuando el niño cumplió doce años, subieron como de costumbre, y acababa la fiesta, María y José regresaron, pero Jesús permaneció en Jerusalén sin que ellos se dieran cuenta. Creyendo que estaba en la caravana, caminaron todo un día y después comenzaron a buscarlo entre los parientes y conocidos. Como no lo encontraron, volvieron a Jerusalén en busca de él.

4. María encuentra a Jesús camino del Calvario (San Lucas 23, 26-27)

Cuando lo llevaban, detuvieron a un tal Simón de Cirene, que volvía del campo, y lo cargaron con la cruz, para que la llevara detrás de Jesús. Lo seguían muchos del pueblo y un buen número de mujeres, que se golpeaban el pecho y se lamentaban por él.

5. María está junto a la cruz de su Hijo (San Juan 19, 25-27)

Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien el amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo». Luego dijo al discípulo: «Aquí tienes a tu madre». Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa.

6. María recibe en su seno el cuerpo de Jesús bajado de la cruz (San Mateo 27, 57-59)

Al atardecer, llegó un hombre rico de Arimatea, llamado José, que también se había hecho discípulo de Jesús, y fue a ver a Pilato para pedirle el cuerpo de Jesús. Pilato ordenó que se lo entregaran. Entonces José tomó el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia y lo depositó en un sepulcro nuevo que se había hecho cavar en la roca. Después hizo rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro, y se fue.

7. María entrega el cuerpo de Jesús al sepulcro en espera de la resurrección (San Juan 19, 40-42)

Tomaron el cuerpo de Jesús y lo envolvieron en los lienzos con los aromas, según se acostumbra a enterrar entre los judíos. Había un huerto en el sitio donde lo crucificaron, y en el huerto, un sepulcro nuevo donde nadie había sido enterrado todavía. Y como para los judíos era el día de la Preparación, y el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús.

Oración: Después de cada lectura se hace una pausa de silencio, seguida de una oración, dirigida a Dios o a la Virgen, implora una gracia que proviene del dolor que se contempla.

Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!, que jamás se ha oído decir, que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorado vuestra asistencia y reclamado vuestro socorro, haya sido abandonado de Vos. Animado con esta confianza, a Vos también acudo, ¡oh Madre, Virgen de las vírgenes!, y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a aparecer ante vuestra presencia soberana. No desechéis, ¡oh Madre de Dios!, mis humildes súplicas, antes bien, inclinad a ellas vuestros oídos y dignaos atenderlas favorablemente. Amén.

Canto de procesión: Tiene la finalidad de acompañar el camino de una “estación” a otra. Se proponen varios tipos de canto de procesión, entre los cuales: el Stabat Mater y las letanías de los Santos o de la Virgen.

Stabat Mater

Stabat Mater dolorosa
iuxta Crucem lacrimosa,
dum pendebat Filius.

Cuius animam gementem,
contristatam et dolentem
pertransivit gladius.

O quam tristis et afflicta
fuit illa benedicta,
mater Unigeniti!

Quae maerebat et dolebat,
pia Mater, dum videbat
nati poenas inclyti.

Quis est homo qui non fleret,
matrem Christi si videret
in tanto supplicio?

Quis non posset contristari
Christi Matrem contemplari
dolentem cum Filio?

Pro peccatis suae gentis
vidit Iesum in tormentis,
et flagellis subditum.

Vidit suum dulcem Natum
moriendo desolatum,
dum emisit spiritum.

Eia, Mater, fons amoris
me sentire vim doloris
fac, ut tecum lugeam.

Fac, ut ardeat cor meum
in amando Christum Deum
ut sibi complaceam.

Sancta Mater, istud agas,
crucifixi fige plagas
cordi meo valide.

Tui Nati vulnerati,
tam dignati pro me pati,
poenas mecum divide.

Fac me tecum pie flere,
crucifixo condolere,
donec ego vixero.

Iuxta Crucem tecum stare,
et me tibi sociare
in planctu desidero.

Virgo virginum praeclara,
mihi iam non sis amara,
fac me tecum plangere.

Fac, ut portem Christi mortem,
passionis fac consortem,
et plagas recolere.

Fac me plagis vulnerari,
fac me Cruce inebriari,
et cruore Filii.

Flammis ne urar succensus,
per te, Virgo, sim defensus
in die iudicii.

Christe, cum sit hinc exire,
da per Matrem me venire
ad palmam victoriae.

Quando corpus morietur,
fac, ut animae donetur
paradisi gloria. Amen.

Despedida: La despedida consta de una monición, una aclamación y una oración, a las que siguen la bendición y el saludo final.

Monición:

Al finalizar el «Vía Matris» saludamos a la Virgen de la fe, de la espera, de la esperanza y dirigimos nuestra mirada hacia la luz de la Pascua.

Aclamación:

Bendita tú o Alégrate, Hija de Sión.

Oración: Es una súplica dirigida a Dios, para que, por la intercesión de Santa María, llene con la abundancia de sus dones y asocie «a la gloria de Cristo resucitado» a los fieles que han cumplido con este ejercicio piadoso.

Dulzura de los ángeles, alegría de los afligidos, abogada de los cristianos, Virgen madre del Señor, protégeme y sálvame de los sufrimientos eternos.

María, purísimo incensario de oro, que ha contenido a la Trinidad excelsa; en ti se ha complacido el Padre, ha habitado el Hijo, y el Espíritu Santo, que cubriéndote con su sombra, Virgen, te ha hecho madre de Dios.

Nosotros nos alegramos en ti, Theotókos; tú eres nuestra defensa ante Dios. Extiende tu mano invencible y aplasta a nuestros enemigos. Manda a tus siervos el socorro del cielo.

Saludo final: 

Nos proteja Santa María, y nos guíe benignamente en el camino de la vida.

Acuérdate, en favor de los diversos componentes del orden eclesial y de la familia humana, así como de las varias necesidades.

La bendición (prevista cuando quien preside o guía es un presbítero o un diácono): tiene la estructura y los contenidos propios de esta secuencia ritual.

Fin de la Oración.

Madonna Addolorata delle Sette Spade, Santo Stefano Rotondo, Roma (CIRCONCISIONE)

Madonna Addolorata delle Sette Spade, Santo Stefano Rotondo, Roma (CIRCONCISIONE)

Aclaración Final:

Suponiéndose una correcta celebración, el valor espiritual y la eficacia pastoral del Vía Matris se encuentran en la capacidad de: acercar a los fieles, a través de la contemplación de la «compasión» de la Virgen, a uno de los aspectos esenciales del Misterio pascual: la pasión salvadora de Cristo; iluminar el misterio del dolor, del cual ningún hombre puede huir, con la luz que emana en modo singular de la forma con la cual María de Nazaret, llena de fe, vivió esta experiencia; hacer participar a los orantes de los sufrimientos de los hermanos y hermanas, ya que la celebración del dolor de la Virgen no puede quedarse en la meditación, en el agradecimiento, en la alabanza, sino que implica la atención comprometida hacia el hombre y la mujer que sufren; suscitar sentimientos de misericordia, porque, después de la contemplación de la bondad misericordiosa del Salvador, nada dispone el ánimo para la misericordia como la contemplación de la amorosa compasión de la Virgen: bajo la cruz, María es la «Virgen del perdón».

Los días más indicados para su celebración

Como sugerencia se indican los días que, por su índole o por motivos tradicionales, son más aptos para la celebración pública del Vía Matris en las iglesias de los Siervos y de las Siervas de María:

  • Los días feriados del tiempo de Cuaresma, en particular el viernes;
  • Los viernes del mes de septiembre;
  • Los siete viernes que preceden a la Solemnidad de la Dolorosa (15 de septiembre), a menos que no recurra en esa fecha alguna memoria litúrgica que requiera una fórmula diversa (por ejemplo: 8 de septiembre, Natividad de la Santísima Virgen María; 14 de septiembre, Exaltación de la Santa Cruz).

Fuente: ORDEN SIERVOS DE MARÍA

Ver también: EL SANTO VÍA CRUCIS CON LAS MEDITACIONES DE SAN ALFONSO MARÍA DE LIGORIO

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LA CORONILLA DE LA DIVINA MISERICORDIA

ROSARIO DE SAN MIGUEL ARCÁNGEL

EL SANTO ROSARIO

CIEN RÉQUIEM

Que Dios les conceda a todos las Gracias que necesiten.

Karla Rouillon Gallangos

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