Tóxico

Es ácido, todavía es ácido eso inmaduro. Es intratable, no se va a dejar comer. Y si se lo comen, en ocasiones y dependiendo de qué inmadurez sea, hasta puede matar. No es posible que no se produzca al menos una pequeña herida, algún ligero rastro de su imperfección producida. Es acaso injusto ser siempre un veneno? Entonces por qué existen? Si hay venenos, es porque tal vez haya unos que tengan que morir o al menos quedar heridos. Hay eso que aunque madure sigue y sigue siendo, sino veneno, al menos ácido; un veneno más lento o quizás uno más violento. Hay eso que madura y todavía puede matar aunque no a todos, sino solo a quién tenga que. Hay eso que madura y no mata nunca más. Luego, en primer lugar de todo está lo que no ha necesitado ni nacer para no matar. Podría matar pero nunca ha matado. Aquel quien jamás destruye su creación. De quien el solo alejamiento es ya morir. Ni siquiera te expulsa, uno mismo es quien se expulsa. Si bien hay venenos, felizmente no todo es veneno. Y doble felicidad porque la diferencia entre lo veneno y no veneno es inalcanzable. Y mucha, pero mucha más felicidad todavía es saber que todo veneno tiene su antídoto. En el peor de los casos da lo mismo si ya no queda ni qué matar ni qué morir. Tal vez hasta peor sea algo inmaduro que no sirva ni como veneno ni como nada en especial. Lo que ya sin dudas es lo peor es que ya maduro no tenga ninguna utilidad. Una vez al año, así sea por un minuto o diez, si se contamina de cualquier manera, y se dice cuidar el medioambiente, es una contradicción, una traición a alguna convicción. Veneno no solo es algún tipo de sustancia inerte, hay venenos vivos y conscientes, los más peligrosos. Los que pueden manejar y controlar en algún grado los ácidos y venenos. El odio mismo es veneno en sí. Todo lo dañino.