El convento de los Descalzos

20110929-descalzos2.jpg

La “tradición” cuenta que, en 1595, fray Andrés Corso empezó a construir, al pie del cerro San Cristóbal, un convento de recoletos franciscanos. Por ese entonces, la zona se encontraba aislada de la ciudad, un lugar deshabitado pero con buen clima. Lo cierto es que, según el padre Julián Heras, franciscano y principal historiador vivo de la Orden, en su libro Convento de los Descalzos de Lima: un oasis de espiritualidad y de acción apostólica (Lima, 1995), la iniciativa de la fundación del convento se debió a Santo Toribio de Mogrovejo, Arzobispo de Lima, quien solicitó una fundación de descalzos franciscanos con fines evangelizadores. Al no conseguir sus deseos, fundó un Convento de Recoletos en Lima bajo el amparo de Nuestra Señora de los Ángeles, el 10 de mayo de 1595, poniendo como primer Vicario de la Recolección (también conocido por el título de “Guardián”) a Francisco Solano, apóstol de oración y virtudes, quien fuera canonizado, como sabemos por Benedicto XIII en 1726. Cuenta que el Santo se dedicaba a orar frente a la imagen de Nuestra señora de los Ángeles, obra del pintor italiano Angelino Medoro, conservada hasta hoy y una de las joyas del conjunto. Con los años, diversas donaciones hicieron posible terminar la construcción del Convento. En 1617, el convento tuvo aprobación Real y es la casa de recolección más antigua y única en su género .

Prosigue el padre Heras que, durante los años del Virreinato, hasta vísperas de la Independencia, vivieron aquí muchos religiosos dedicándose al trabajo material, la oración y el estudio. Por ejemplo, aquí se potenciaron las vocaciones de muchos misioneros, algunos de los cuales llegaron al martirio. Luego de la Independencia, hasta 1907, el convento o Recoleta Franciscana fue convertido en centro de apostolado al ser transformado en Colegio de Misioneros, que tuvieron una gran actividad en la predicación de misiones populares. Ofreció el convento, de este modo, una respuesta a las necesidades de los difíciles nuevos tiempos, marcados por la instalación de la República. No por casualidad, el Arzobispo de Lima de entonces, monseñor Manuel Tovar y Chamorro (1898-1907), decía: Dudo que en el mundo haya un convento en donde se junten a la vez un sabio como el P. Gual, un santo como el P. Masiá y un orador como el P. Cortés, como hoy se hallan reunidos en el de los Descalzos de Lima. Este testimonio fue corroborado en un libro conventual, escrito por el R. P. Gimeno, definidor general y Visitador de la orden en América el año 1900: Dudo que en esta fecha y en toda la Orden haya un convento más numeroso, más observante, y de más actividad apostólica que el de los Descalzos de Lima.

De 1908 a 1994, la fisonomía del convento fue otra: pasó a ser sede y centro de la nueva Provincia Franciscana de San Francisco Solano, cuyas actividades fueron diversas y de gran envergadura, en la que no faltaron las misiones populares. En la iglesia del convento se realizó una labor apostólica a través de la administración de la confesión, la catequesis, la práctica de ejercicios piadosos, de manera particular la devoción mariana, etc. Se tuvieron Ejercicios Espirituales en la misma Casa Provincial de San Francisco Solano. En 1970 se declaró el convento monumento histórico nacional, lo cual exigió algunas obras de reconstrucción, que fueron terminadas en 1979. Desde 1974, el Convento fue erigido en sede de la Parroquia Nuestra Ángeles, desmembrada de la Parroquia de Francisco Solano. Hoy conserva su tradicional prestancia y actividad apostólica. Es la casa Central y Curia de la Provincia y, hasta hace poco, Casa de Noviciado, cuyo claustro ha sido convertido en Casa “Centro Misional” de dos vicariatos de la Orden franciscana .

Cabe destacar que en Los Descalzos convento vivieron frailes muy cultos y preparados, que llegaron a escribir y publicar valiosas obras. Por ejemplo, de sus claustros salieron poetas como el padre Juan José de Peralta; misioneros, como Jerónimo Jiménez, José Amich, Juan de la Marca, Fernando de San José y otros; oradores sagrados, como los padres Luis Rodríguez Tena, Juan de Marimón, Juan de Zulaica, Esteban Pérez, Lorenzo Madariaga y Francisco Aramburu; polemistas e historiadores, como los padres Juan José Matraya y Ricci, Pedro Gual, Leonardo Cortés, Bernardino González y Bernandino Izaguirre; cultos obispos franciscanos, como Francisco de Sales Arrieta, Alfonso Sardinas, José María Masiá, Juan Estévanez Seminario, Francisco Solano Risco, José María Yerovi, Buenaventura Uriarte, Luis Arroyo, Luis Maestu, Leonardo Rodríguez Ballón, Odorico Sáiz y el recordado Cardenal Juan Landázuri Ricketts.

En suma, como casa de recolección, durante los años de la República, hasta hoy, las actividades pastorales del Convento han sido sus cursos de misiones en las iglesias y barrios populares de Lima y en los pueblos del interior del país; cursos de ejercicios espirituales al clero, a los monasterios de religiosas, a congregaciones de religiosos y religiosas, en visitas a las Hermandades de la Orden Franciscana Seglar, en colegios, hospitales, cuarteles, escuelas militares, cárceles, dirección de catequesis infantiles y juveniles, y de varias asociaciones religiosas establecidas en su iglesia. También se ha construido un Auditorio para diversas actividades públicas.

La Casa de Ejercicios de San Francisco Solano.- Está al interior del Convento. Fue construida en 1744 y allí se realizaban los cursos de ejercicios anuales practicados por gente del clero pero también por laicos. Actualmente, se ha restaurado y ha sido puesta en valor, y se emplea para toda clase de actividades pastorales. Debido a que Los Descalzos fue lugar de recogimiento de virreyes, aristócratas y gente de la nobleza, que buscaban la compañía de los franciscanos, para dedicarse en silencio a la oración, reflexión, ayuno y abstinencia, llevó al fraile español Juan Marimón a fundar, en 1744, una Casa de Ejercicios Espirituales, llamada también Casa Solano, pues en este pequeño bosque, pegado al cerro San Cristóbal, el Santo solía orar a solas y dedicarse a la meditación (dicen que lo llamaba con cariño “mi monte Alberna”). Actualmente, el lugar sigue recibiendo al público para su retiro espiritual y ha sido acondicionado con algunas “comodidades” más modernas, aunque existen todavía celdas que mantienen muebles de la época. También guarda pinturas valiosas y reliquias sagradas. Tiene un templo con un altar con privilegio conseguido por San Francisco Solano, el de la Recepción de la Indulgencia Plenaria: Según la tradición, todo aquel que entre en la capilla obtiene por ese solo paso, la concesión de perdón y absolución de sus pecados.

La Biblioteca.- No es de extrañar que, durante cuatro siglos de vida pastoral y académica, los franciscanos llegaran a formar una nutrida y valiosa colección de libros, a pesar de las vicisitudes de la vida del país. Por ejemplo, el periódico El Investigador (4 de agosto de 1814) da cuenta de un asalto contra la biblioteca franciscana de los Descalzos; sus redactores acusaban a los cajoneros de La Ribera de fomentar y apoyar estos robos. Según un recuento de mediados del XIX, citado por el cronista Juan C. Puig, la biblioteca contaba con unos 6 mil volúmenes. El bibliotecario siempre era un religioso cuidadoso y amante de los libros. En 1928, el padre Joaquín Iturralde se lamentaba de que la biblioteca no recibía más libros por estar totalmente colmada de volúmenes. Con el tiempo, no hubo una política de adquisiciones, tampoco el local sea amplió. Pero la colección, a pesar de todo, siguió aumentando, ya sea por donaciones o por la incorporación de los libros de los religiosos fallecidos. Hasta la década de 1970, se mantuvo más o menos ordenada, y se conservaban tres catálogos (uno de 1895, otro de 1914 y un tercero de 1935) y un fichero de autores y de títulos. Como el visitante podrá apreciar, la estantería, de dos pisos, es de madera y muy elegante. Entre 2003 y 2004 la biblioteca fue catalogada; la responsabilidad cayó sobre el padre Julián Heras, y se utilizaron programas informáticos. La catalogación solo cubrió la sección antigua. El total de sus volúmenes, con los libros incorporados en los últimos años y ubicados en dos locales, llegan a los 14 mil .

Hay varias ediciones de la Biblia, una de 1534, impresa en París, y otras de 1570 y de 1581, con hermosos grabados. Están las obras de San Juan Crisóstomo (París, 1534), de San Eulogio de Córdoba (Alcalá de Henares, 1574) y de Dionisio el Cartujano (Enarratio in evangelium, París, 1542). Asimismo, dos libros que pertenecieron al hermano Jerónimo Jiménez cuando era estudiante de la Universidad de San Marcos y luego misionero y mártir de las misiones; uno es el incunable Questiones sobre los universales de Porfirio (1499), de Juan Duns Escoto, y otro la obra del jesuita Antonio Rubio, Poeticarum institutionum liber (México, 1605). También hay obras literarias como las de Santa Teresa de Jesús, Diego de Hojeda, Francisco de Ávila, Ludolfo Cartujano, el Inca Garcilaso de la Vega, Juan de Solórzano Pereira y otros cronistas coloniales. Entre las grandes colecciones está la Patrología Latina y griega de Migne, muy utilizada por el P. Pedro Gual. Es igualmente valiosa en geografía e historia, sobre todo franciscana. Por ejemplo, cuenta con las Crónicas generales de Francisco Gonzaga, que utilizó el padre Córdova Salinas.

Habría que destacar estos puntos de Los Descalzos:

1. El templo que vemos ahora, fue construido a principios del siglo XVIII, pero sufrió mucho con el terremoto de 1746; fue reconstruido y reinaugurado en 1749. Lamentablemente, el templo ha sufrido otras remodelaciones y ha perdido, en su interior, todo su decorado de los tiempos virreinales.
2. El Convento tiene una planta de distribución muy ordenada formada por una Iglesia, la Capilla Nuestra Señora del Carmen, huertas y jardines, y siete claustros (como los de Guardianal, de la Enfermería y el Ayacuchano); hacia el norte, separada del convento, se encuentra la Casa de Ejercicios de San Francisco Solano. Los que diferencia a Los Descalzos de otros conventos de Lima es, en primer lugar, su arquitectura “rural”: por la sencillez y austeridad de sus formas, se asemeja a las casas hacienda de la sierra. Esto, quizá, por la decisión de los franciscanos de construir, en las afueras de la ciudad, “casas de retiro” especiales. De allí, la razón de sus formas sencillas y onduladas, sin muchos adornos.
3. El Museo (inaugurado en 1981) exhibe pintura colonial, libros corales y determinados ambientes del antiguo convento. La valiosa colección de pinturas que guarda incluye muestras de las escuelas limeña, quiteña y cusqueña. Por ejemplo, hay telas del sevillano Bartolomé Esteban Murillo, del cusqueño Diego Quispe Tito, del criollo Leonardo Jaramillo y de los italianos Angelino Medoro y Bernardo Bitti (la Sala Bitti es espectacular; hay un óleo atribuido a este pintor).
4. En la Capilla de Nuestra Señora de los Ángeles, está la placa donde se hace referencia a la presencia de nuestro héroe Miguel Grau, a las horas en que pasó orando antes de partir. Hay, además, cuadros dedicados a la Virgen, en distintas etapas de su vida. El lienzo fue pintado por Medoro hacia 1600 y es uno de los símbolos del convento.
5. Hay un Centro Médico, relativamente moderno, al que acude gente pobre, especialmente del Rímac, en demanda de servicios gratuitos.
6. Todos los años, el 2 de agosto (día de la Porciúncula), cientos de pobres acuden al Convento a tener una comida completa, pródiga en gallina, pollo, res y carnero. El “Día de la Indulgencia de la Porciúncula”, los franciscanos de todo el mundo preparan una sopa rica en carnes, tubérculos y verduras, que reparten entre las personas del lugar. Se le puso el nombre de porciúncula por la iglesia llamada así, de la Basílica de Santa María de los Ángeles, en Asís, Italia, donde se inició el movimiento franciscano.
7. El Centro Misional “San Francisco Solano” funciona en un moderno local para los misioneros de la selva peruana.
8. Hay una Enfermería para la atención y cuidado de los religiosos ancianos y enfermos de la Provincia.
9. En el recinto conventual, pero en un lugar apartado, hay un Cementerio para los religiosos fallecidos de la Provincia

20110929-descalzos3.jpg
Frailes franciscanos frente a la Casa de Ejercicios “San Francisco Solano”

Puntuación: 4.13 / Votos: 8

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *