Los nombres de las calles de Lima (4)


Calle del Milagro, entre Azángaro y Abancay

Milagro (cuadra 4 del jirón Ancash).- El 27 de noviembre de 1630, casi al mediodía, cunado seguían celebrándose las fiestas por el nacimiento del príncipe Baltasar Carlos de Austria, hijo del rey Felipe IV y heredero de la corona española, un terremoto sacudió la ciudad de Lima. Fue entonces que, según Juan Alberto Suardo, en su Diario de Lima, nos cuenta: “En la iglesia de San Francisco ocurrió un caso muy milagroso, y fue que una imagen de bulto de Nuestra Señora de la Limpia Concepción, que estaba encima de la portada de la capilla de la cofradía de la misma advocación, que cae al cementerio de la iglesia, y estaba con la cara vuelta al dicho cementerio, cuando empezó a temblar se volvió con la cara hacia la capilla mayor de la dicha iglesia de san francisco, de que siendo advertidos los religiosos que estaban en ella se fueron allá con otras muchas personas y se pusieron de rodillas delante de la dicha imagen y empezaron a cantar los dichos religiosos, la antífona ordinaria Tota pulcra est, que esta sagrada religión acostumbra a cantar en honra de la Limpia Concepción de la Virgen Santísima. A vista de todos la dicha imagen poco apoco se fue volviendo a su lugar, y habiéndose divulgado el caso por toda la ciudad, todo el día hasta las diez de la noche había número infinito de gente de todos estados a ver la santa imagen. A 3 de diciembre, el virrey Conde de Chinchón visitó la imagen, la que ha hecho tres o cuatro milagros en dar salud de repente a los enfermos, por lo que concurre mucha gente a venerarla y se han recogido ya más de mil pesos para su adorno”.

Pedro Peralta y Barnuevo, en su libro Lima Fundada, recuerda también el suceso milagroso: “Erigiósele luego (a la imagen) en el mismo lugar una Basílica o Capilla magnífica, quedando la sagrada imagen en el sitio que ocupaba, que es hoy del altar mayor de la misma capilla, la cual tiene otros colaterales de suntuosa dorada escultura… Frecuéntase con ardiente devoción y se celebra en ella en cada año un octavario de misas y sermones con ornato de singular grandeza”. El asombroso suceso fue también reseñado por el sacerdote jesuita e historiador Rubén Vargas Ugarte: “comprobado por otros testimonios, dio origen a la Iglesia del Milagro, que aún subsiste en el mismo lugar. El incendio que en 1835 destruyó el antiguo edificio, respetó la imagen, una de las más veneradas por los limeños de otro tiempo”. En resumen, esta calle fue llamada así por la Capilla del Milagro, erigida dentro de los terrenos del Convento de San Francisco, en el mismo sitio donde la tradición cuenta que la imagen de la Virgen hizo el milagro de controlar el sismo de 1630 que sacudió nuestra ciudad. Asimismo, en esta calle se encontraba la casa donde nació y murió el ex-presidente Nicolás de Piérola.

Pelota (cuadra 6 del jirón Camaná).- Su nombre se debe a que aquí funcionó un lugar para el juego de Pelota Vasca, al que los limeños eran muy aficionados. El historiador Guillermo Lohmann cuenta que el local estuvo administrado, hacia 1634, por el autor de comedias Manuel de Ribera. Ojo que también hubo otro juego de la pelota en la calle de las Comedias de san Agustín. El virrey Gil de Taboada y Lemus mandó cerrar todos estos lugares de deportes porque originaban disturbios y apuestas ruinosas.

Pólvora (cuadra 3 del jirón Cangallo).- Dicen que la pólvora que se fabricaba en el Perú fue considerada, en varias oportunidades, una de las mejores del mundo. El primer molino de pólvora lo fabricó, al pie del cerro San Cristóbal, Pedro del Castillo allá por 1626. Luego hubo otro cerca de las lomas de Amancaes y otro en el barrio de Malambo, propiedad del coronel Juan Bautista Palacios, alcalde de Lima en 1719. El nombre de esta calle data de finales del siglo XVIII, cuando el comerciante Juan Miguel Castañeda abrió en esta cuadra una fábrica de pólvora, que se hacía con salitre de Tarapacá, que funcionaba a través de cinco molinos movidos por las aguas del río Huatica.

Polvos Azules (hoy Alameda Chabuca Granda).- El 12 de febrero de 1573, un zurrador o surtidor de cueros, Gaspar de los Reyes, inventó un método para teñir de azul los cueros. Por ello, presentó una solicitud al Cabildo para que le otorguen una licencia de cuatro años para teñir de color azul los cordobanes . De esta manera, el Cabildo acordó: “porque el dicho Gaspar de los Reyes sea gratificado del trabajo e industria con que ha salido, ninguno en esta ciudad ni en su jurisdicción no pueda teñir cueros de azul sino el dicho Gaspar de los Reyes; y que esto sea en los tres primeros años siguientes y no más, y que después puedan todos teñir libremente”. Como el zurrador tuvo su local de venta de cordobanes en esta calle, toda la cuadra tomó el nombre de Polvos Azules.
(Nota: el cordobán es el cuero de cabra o macho cabrío de alta calidad, muy ligero y suave, que se obtiene mediante la curtición vegetal con sustancias especiales, entre ellas los taninos obtenidos a partir del zumaque. Estos taninos presentan una resistencia mayor a la oxidación que el resto de taninos vegetales, lo que mantiene el color de la piel por más tiempo. Además, permite una mayor penetración de los colorantes, por lo que este cuero se utilizó como base para los cueros repujados y policromados).

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Comentarios

  1. Ricardo Ráez escribió:

    Estimado Juan Luis:
    Tenía una consulta con respecto a la calle Pelota donde se jugaba pelota vasca. ¿Se sabe quiénes lo practicaban y qué modalidad se jugaba? Además ¿podría especificar qué tipo de disturbios terminaron prohibiendo el juego?
    Aprovecho para felicitarlo por el blog que sencillamente es impecable.

    Gracias

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