La flora de Lima: las flores


La carga de los amancaes

Respecto al uso generalizado de flores en conventos y casas privadas, el padre Bernabé Cobo nos informa lo siguiente: No se hallaron en este Nuevo Mundo muestras de rosas de Europa, clavelillas, lirios, azucenas y demás diferencia de flores que los españoles han traído… Las flores que corresponden a nuestros lirios y azucenas son las que los indios del Perú llaman “amancaes”… de las cuales al primera y la más hermosa de todas es el amancay blanco. A continuación, nos habla de las distintas variedades de esta flor y añade: Todas las flores que hasta ahora se han traído de España a estas Indias… nacen acá con gran abundancia… aunque son innumerables las diferencias de flore que nacen en estas Indias naturales de acá, casi todas son silvestres y poco odoríferas. Describe luego, entre las flores del Perú, las siguientes: el “ticsau”, el “panti” y la “ulla ulla”. De las flores que los españoles trajeron al Perú, menciona los claveles, las clavelillas, las azucenas, los alhelíes y la malva loca.

Asimismo, tenemos un delicioso texto del viajero suizo Jacobo von Tshudi (década de 1840) sobre la venta de flores en Lima: Los limeños gustan de rememorar las glorias pasadas de su mercado de flores y suspirar por su actual decadencia. Se suelen vender allí los famosos pucheros de flores. Consisten en lo siguiente: en una hoja de plátano se coloca una manzana pequeña, un palillo, un par de capulíes, algunas flores de cerezo y de azahar y esto se adorna con manzanilla, alelí, violetas, margaritas, flores de aromo y una ramita de maciste, se cubre luego de choco, jacintos, juncos amarillos, y se adorna arriba con una pequeña fresa. Todo esto se salpica de agua rica o agua de lavanda. Estos pucheros son muy bonitos pero despiden un olor enervante.

El amancay.- Esta planta dio origen al nombre de la Pampa que, al norte del actual distrito del Rímac, era escenario, hasta hace poco más de 40 años, de una de las fiestas costumbristas más enraizadas entre los limeños. Cada 24 de junio, sin distinción de clases social, se reunían los limeños, desde los tiempos virreinales, a festejar la “fiesta de los amancaes”, celebración algo pagana en que abundaba el alcohol y la jarana, y se rendía culto a San Juan Bautista. Una vieja iglesia, aún en pie, da testimonio de la fe de aquellos días, como viviendas informales, a medio hacer, y calles sin asfalto empinándose en los cerros, demuestran el caos con que se ha desarrollado Lima, sepultando tradiciones y avasallando el medio ambiente. Hoy, lamentablemente, el amancay, la flor emblema de Lima, desapareció del Rímac, y la Pampa de Amancaes, en donde se desarrollaba la el culto a San Juan y la jarana criolla, es sólo un recuerdo sepultado por cemento y ladrillo. Tenemos noticias que Manuel Prado y Ugarteche fue el último presidente en acudir a esta Fiesta en 1958, cuando la celebración ya estaba en decadencia, ya era una caricatura.

LAS LOMAS (explicación).- Las lomas, “oasis nacidos de las brumas”, son el fruto de un fenómeno natural discontinuo de la costa peruana. Su límite sur es el paralelo 30° y al norte corresponde más o menos ala ciudad de Trujillo. La costa central permanece cubierta durante 6 a 8 meses (mayo noviembre) por nubes situadas a unos 800 metros de alto, que pueden bajar a nivel del suelo durante las mañanas y noches. El aire seco de los vientos alisios se enfría al pasar sobre el mar, que a su vez es enfriado a lo largo de la costa por la emergencia de aguas frías empujadas por el viento. Al enfriarse, la humedad de la costa se condensa y se forma una capa de estratos que no es lo suficientemente espesa para favorecer una verdadera lluvia, sino que cae en forma de llovizna o garúa.

Afortunadamente, hoy, la flor ha sobrevivido en las lomas de Pachacámac. Mauricio Romaña elaboró un proyecto, financiado por Cementos Lima, para implementar el Santuario del Amancay, a 40 kilómetros al sur de Lima, sobre un área de unas 50 hectáreas pertenecientes a la cementera; el proyecto también incluye excavaciones arqueológicas en convenio con la Universidad Católica (mayor información en www.santuariodelamancay.com).

¿Qué es lo que hace tan atractiva a esta planta, aparte de ser emblema de Lima? Lo efímero de su aparición y su belleza. Sólo tres semanas al año puede ser admirada. Tres semanas en que florece sobre el manto verde que desde mayo hasta noviembre cubre las faldas de los cerros limeños. Brota alrededor del 24 de junio y desfallece, porque no muere, a mediados de julio. Luego de tal esfuerzo, la flor se marchita y deja caer su semilla que germinará un año después para perdurar la especie. Es importante añadir que el amancay es una flor endémica de la vegetación de lomas del Perú. Crece en suelos arenosos y pedregosos.

Cabe destacar, por ejemplo, que así era la Tablada, que se encuentra sobre Lomo de Corvina, al sur de Lima. Por ello, algunas personas protestaron cuando, a inicios de los años 70, el gobierno de Velasco decidió reubicar a miles de invasores en dicha Tablada. Pero sobre las calles trazadas a tiza y rodeadas por viviendas de estera, testarudamente siguieron saliendo por años brotes que insistían en seguir viviendo.

Más datos sobre el amancay:

1. Amancaes es un conjunto de cerros que rodean por el norte y en forma semicircular al actual distrito del Rímac. A sus pies, se extiende una explanada de pendiente irregular y a mayor altura con respecto al Centro de la Ciudad.
2. Amancaes es el nombre de una flor de color amarillo, que antaño brotaba en la pampa a partir de Junio, cuando la baja neblina de Lima chocaba con los cerros de Amancaes y los humedecía, permitiendo la aparición –aunque efímera- de algunas variedades de vegetación silvestre, entre estas, la Flor de Amancaes.
3. Amancaes era el nombre de un curacazgo que encontraron los españoles donde hoy está el distrito del Rímac. Los pobladores indígenas de este lugar, se dedicaban a la pesca de camarones en el río Rímac.
4. Al pié de los cerros, se encuentra la iglesia de San Juan Bautista de Amancaes.
5. Cuenta la tradición que, el 2 de Febrero de 1582, una niña indígena llamada Rosario, encontró en Amancaes a un viajero que le entregó una carta dirigida al prior de los dominicos, encargándole edificar un templo en el lugar donde se encuentre grabada la imagen de Jesucristo. Cuando el prior se acercó a Amancaes, presidiendo una romería, encontró la imagen de Jesucristo en una roca, imagen que la niña reconoció como el rostro del viajero que le había entregado la carta.
6. Hasta Amancaes llegaba San Martín de Porras (quién en su juventud vivió con su madre en el Rímac), para dedicarse a la oración y sembrar árboles frutales para los pobres de la localidad.
7. En el siglo XVIII fue el sitio preferido por algunos virreyes como Melchor de Navarra y Rocafull, Duque de la Palata, quién organizaba eventos de caza de venados y palomas con perros y halcones, y que terminaban en meriendas con música al aire libre.
8. La Fiesta de Amancaes se realizaba desde el siglo XVI, cada 24 de Junio, Día de San Juan Bautista, celebración que en Europa se asociaba a rituales de siembra y cosecha. En Amancaes se paseaba la imagen de San Juan Bautista en andas, culminando en grandes comidas y bailes, siendo un evento que reunía a todas las clases sociales de Lima, que acudían a pié, en carretas y a caballo. Cuando regresaban a Lima, los grupos lucían en sus sombreros, trajes, caballos y carros, la famosa Flor de Amancaes.
9. La canción “José Antonio”, de Chabuca Granda, evoca la fiesta en tiempos modernos, relatando cómo un jinete con poncho y sombrero de jipi japa, viene desde Barranco a participar de la fiesta. La canción evoca también a la “fina garúa de Junio” y a “los Amancaes” adornando el sombrero del chalán.
10. En 1927, cuando la fiesta casi se había extinguido, el Alcalde del Rímac, Juan Ríos Alvarado, decidió “revivirla” con concursos de caballos de paso, presentaciones de grupos de danza y música criolla y andina. El invitado especial era Augusto B. Leguía quien, con su presencia, le dio a la fiesta un carácter oficial

A continuación, un poema de Manuel Gonzáles Prada (“Los amancaes”):

I

Fuimos siete adolescentes,
Siete Vírgenes del Sol,
Que manchamos la inocencia
Con la culpa del amor.

Siete Príncipes hermanos
De invencible y dulce voz,
Cautivaron con su hechizo
Nuestro frágil corazón.

Perecimos en las llamas,
Y el benéfico Hacedor
En humildes, tiernas flores
Compasivo nos trocó.

II

Fuimos siete adolescentes,
Siete Vírgenes del Sol,
Y amarillos, solitarios
Amancaes somos hoy.

A los Príncipes llamamos
Con eterno y casto ardor,
Que si perdimos la vida
No perdimos la pasión.

En el día y en la noche,
Con las ansias del amor,
Esperamos, esperamos,
Y Ellos (ay! no vienen, no.

Las rosas, Santa Rosa de Lima y las flores.- Respecto a la rosa, Bernabé Cobo nos dice: Trájose su semilla a esta ciudad de Lima hacia los años de 1552, y como cosa tan deseada se puso gran cuidado y diligencia en sembrarla… y con este intento se dijo una misa con la semilla puesta sobre el altar… Diéronse las primeras rosas en esta ciudad en el sitio a donde ahora está el hospital del Espíritu Santo, que entonces era una huerta que caía fuera de la ciudad, siendo Virrey del Perú el Marqués de Cañete Andrés Hurtado de Mendoza. Y la primera rosa que nació se la puso el Arzobispo fray Jerónimo de Loayza por su misma mano en la suya a una imagen de bulto de Nuestra Señora, que estaba en la iglesia mayor, en una fiesta solemne, a vista de todo el pueblo.

Lo cierto es que los limeños desarrollaron gran sensibilidad con las flores, especialmente con las rosas, como lo tenían los franciscanos, grandes sembradores de rosas en sus conventos. Este espíritu influyó en la vida de Santa Rosa de Lima, cuya iconografía está muy ligada a la imagen de los jardines y la importancia de las flores. Cuando Santa Rosa abría las puertas de su celda para orar, “convidaba en voz alta a los árboles y a las plantas, a las hierbas y florecillas, para que todos la ayudasen a dar mil bendiciones al Creador”. La relación de santa Rosa con la flor de su nombre dio lugar a la representación floral más importante que se haya dado en la pintura, desde su rostro de niña como una rosa, pasando por los innumerables jardines en donde se colocan las escenas de su vida. Hay que mencionar la “Vida de Santa Rosa”, pintada en el siglo XVIII por el quiteño Laureano Dávila (Monasterio de Santa Rosa de Santiago de Chile) y la serie de la “Vida de Santa Rosa” del Convento de Santa Catalina de Siena (Córdova, Argentina). Pero la iconografía de la santa no sólo está ligada a las rosas, sino que juega con su apellido “Flores de Oliva”, por lo cual muchas veces porta en su mano un ramo de olivas entrelazadas con diversas flores.

Chabuca Granda y las flores de Lima.- Todos sabemos que los valses de Chabuca Granda evocan Lima y sus tradiciones. Entre ellas tenemos la mención de flores o plantas emblemáticas de nuestra ciudad, cultivadas en parques, balcones y jardines limeños. Un claro ejemplo es su famosos vals “Fina estampa” en el que menciona el perfume de los geranios, los claveles y las magnolias.

Una veredita alegre,
con luz de luna o de sol,
tendida como una cinta
con sus lazos de arrebol,
arrebol de los geranios
y sonrisas con rubor,
arrebol de los claveles
y las mejillas en flor.

Perfumada de magnolias,
rociada de mañanitas,
la veredita sonríe,
cuando tu pie la acaricia,
y la cuculí se ríe,
y la ventana se agita,
cuando por esa vereda,
tu fina estampa pasea.

Fina estampa, caballero,
caballero de fina estampa, un lucero,
que sonriera bajo un sombrero, no sonriera.

Más hermoso, ni más luciera, caballero,
y en tu andar andar, reluce,
la acera al andar andar.

Te lleva hacia los zaguanes,
y a los patios encantados,
te lleva hacia las plazuelas,
y a los amores soñados.

Veredita que se arrulla,
con tafetanes bordados,
tacón de chapín de seda,
y fustes almidonados.

Es un caminito alegre,
con luz de luna o de sol,
que he de recorrer cantando,
por si te puedo alcanzar.

Fina estampa, caballero…
¡Quién te pudiera guardar!…

De las flores mencionadas en el vals, nos detenemos en los geranios, tan extendidos en Lima. Antiguamente se creía que los geranios tenían propiedades mágicas, no solo por sus influencias en la fertilidad y el amor sino también como protectores contra las malas artes de los brujos, hechizos y amarres. Los chamanes americanos, por ejemplo, rinden culto al geranio, cuyas influencias varían de acuerdo a sus colores. Curiosamente, las hojas son más aromáticas que las flores. Planta traída por lo españoles, los geranios poseen diferentes aromas: a nuez moscada, a limón y a menta. Se cree que todas las clases de geranio son protectoras si se cultivan en el jardín o se meten en casa recién cortados y se les pone en agua. Los curanderos utilizan los pétalos rojos para aliviar los estados de ansiedad y decepciones amorosas, los de tono rosa se recomiendan para proteger en hogar de las malas influencias, mientras que el blanco aumenta la sensualidad y fertilidad. Los de flores rosadas se emplean también en los hechizos de amor, y las variedades de color blanco aumentan la fertilidad.

Las campanillas (Ipomoea purpurea).- Es una enredadera (o trepadora) muy común en Lima, especialmente en Miraflores y Barranco; también se le conoce como “campanilla morada” o “yedra morada”. Es originaria de América, crece rápido, tiene tallos delgados y sirve para formar tupidos enrejados en paredes. Los colores de su flor es básicamente violeta, pero también puede mutar a púrpura, rosado, blanco o multicolor. Como mencionábamos, se emplea para cubrir rejas y barandillas y para formar arcos; también se cultiva en terrazas en macetones. Son perfectas para cubrir una celosía o para colocarlas en una jardinera en una ventana.

Blanca Varela, en sus “Valses” (Canto Villano. Poesía reunida, 1949-1983), le dedica un fragmento a esta tradicional enredadera usada por los limeños:

Siempre amé lo confieso
Tus paredes aladas transparentes
Con enredaderas de campanillas
Como en Barranco cuando niña
Miraba a una pareja besarse bajo un árbol

El jazmín.- De origen árabe, esta bella flor fue traída a América por lo españoles y pronto perfumaron las casas, los jardines y los balcones limeños. Aunque existen muchos tipos, la mayoría tiene la flor blanca, excepto algunas especies que son amarillas. Su aroma es floral, cálido, animal, especiado, frutal o licorado; por ello, el jazmín está ligado al mundo de la perfumería, en el que es la flor blanca más utilizada. Tiene, además, un importante valor decorativo. Como es una especie trepadora, es muy útil para cubrir y embellecer rejas o muros, especialmente en verano, cuando se produce la floración.

Los limeños atribuían al jazmín múltiples “beneficios”: antiséptico, antiespasmódico, tónico y parasiticida. Por ello, se popularizó el “té jazmín” ya que, además, fungía como un estimulante del aparato digestivo. Otro le atribuían a sus flores propiedades afrodisiacas: se afirmaba que beneficiaba las relaciones de pareja, especialmente en el aspecto espiritual, y aleja las vibraciones negativas; también estimulaba los sueños proféticos. Asimismo, la flor era empleada como ambientador y ahuyentador de mosquitos. Finalmente, se solía afirmar que las infusiones realizadas con jazmín eran un gran remedio para las afecciones en los ojos.

La pasionaria.- Se trata de una flor de nombre muy llamativo y simbólico. También llamada “flor de la pasión”, fue descubierta en Perú a principios del siglo XVI y pronto se extendió por Brasil, México, Estados Unidos y las Antillas. Este nombre lo ostenta desde el siglo XVII, cuando el Papa Pablo V consideró que era la representación de la Pasión de Cristo, por los filamentos que componen la flor y que evocan a la corona de espinas de Jesucristo; además, los estambres representarían las cinco heridas en su cuerpo, los tres estilos, los clavos de la cruz y los pétalos, a los doce apóstoles. Existen hasta 400 especies de esta flor y son lianas trepadoras que llegan hasta los 9 metros de altura, con los tallos leñosos y la raíz perenne. Sus flores, de unos 5 cm. de diámetro, desprenden una aroma agradable y varían desde colores como el blanco hasta el rosa, pasando por el lavanda pálido o malva. La corona está formada por pétalos rodeados de un círculo triple compuesto por finos filamentos.

Aquí está la pasionaria,
flor que cantan los poetas;
los poetas cuando cantan,
cantan penas y tristezas. (bis)[x2]

Vengo a que todos me desengañen,
aunque me cueste luego de morir;
vengo a arrancarte ¡ay! de otros brazos,
vengo por lo que es mío, vengo por ti.

Me dicen que no me quieres
a mí que tanto te he amado;
me dicen que me abandonas
y yo les digo que no les creo. (bis)[x2]

Vengo a que todos me desengañen,
aunque me cueste luego de morir;
vengo a arrancarte ¡ay! de otros brazos,
vengo por lo que es mío, vengo por ti. (bis)

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