Sobre el celibato sacerdotal

Este blog no suele ocuparse de estos temas pues escapan a su temática. Sin embargo, no podemos abstraernos de un debate que hoy cobra un interés especial, debido a los escándalos que, lamentablemente, sacuden a la Iglesia católica. Ayer, el jesuita y ex cardenal de Milán, Carlo María Martini, volvió a reclamar que se replantee la obligación del celibato, como ya hiciera en su libro Coloquios Nocturnos en Jerusalén. En un artículo, en el diario austríaco Die Presse, Martini escribió: “Las cuestiones de fondo de la sexualidad deben repensarse a partir del diálogo con las nuevas generaciones (…) porque debemos plantearnos los problemas de base para reconquistar la confianza perdida”.

Ante tantas dudas y desinformación que hay al respecto, debemos indicar algo sustentado en la Historia: El celibato no es para el clero secular ni un voto ni un dogma, sino una norma eclesiástica y, como tal, puede ser revisada, postergada o anulada. Fue impuesto por primera vez en el Concilio de Elvira (año 503), aunque con algunas excepciones, y quedó reafirmado luego en los concilios de Letrán (año 1123) y de Trento (1545-1563). Una cuestión más: el celibato sólo es obligatorio para los sacerdotes católicos de rito romano, pues los de rito bizantino pueden contraer matrimonio. Para los curas ortodoxos, el celibato es opcional, aunque forzoso para acceder a obispo, de ahí que la mayoría de obispos sean frailes, pues profesan los votos de castidad, pobreza y obediencia.

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