Archivo por meses: julio 2009

Notas sobre los árabes y judíos en el Perú virreinal y en el siglo XIX


Calle de los judíos, al lado de la Catedral de Lima

Tanto la presencia árabe como judía, durante la Colonia, no tuvo carácter legal. Simplemente, estaba prohibida, ya que para venir a la América española se necesitaba certificado de “pureza de sangre”, es decir, demostrar que se era “cristiano viejo” (descender de cristianos por lo menos de cuatro generaciones). Ser “cristiano nuevo” o converso podía traer complicaciones ya que los indios del Nuevo Mundo estaban en proceso de evangelización y gente con ascendencia árabe o judía podía perjudicar el mensaje puro del cristianismo. Sin embargo, mucha gente con antepasados recientes del judaísmo o del islamismo pudieron filtrarse al Nuevo Mundo ocultando su verdadera identidad con documentos alterados, arriesgándose a que la Inquisición pudiera descubrirlos.

Por ejemplo, el que los árabes asumieran un nombre español y el hecho de que su aspecto físico los hiciera pasar por españoles del sur (andaluces) favoreció su permanencia en el Perú. La mayoría de los que llegaron al Perú en el siglo XVI fueron artesanos moros o moriscos (español musulmán bautizado) que realizaban labores que no competían, económicamente, con las que realizaban los conquistadores españoles. Respecto a los aportes de estos artesanos, es muy clara la influencia del mudéjar (arte hispano-árabe traído desde la Península) en la arquitectura limeña: el uso de rejas, azulejos, jardines, fuentes de agua y los balcones de cajón, por ejemplo.

Además, un importante contingente de mujeres moras o moriscas ingresó en la dinámica de la esclavitud; eran las “esclavas blancas”. Muchas fueron liberadas tras convertirse en concubinas o antes de ser esposas de los españoles. Estas mujeres eran hijas de quienes fueron tomadas como botín de guerra por los Reyes Católicos en Granada o prisioneras esclavizadas durante las guerras de Carlos V en el Mediterráneo Oriental. Ellas tuvieron notable influencia en la cultura limeña: el manto de la tapada y la preparación de los dulces.

Finalmente, personajes de origen árabe que lograron posiciones importantes, ocultando para ello su verdadera identidad, fueron: Emir Cigala quien, bajo la identidad de Gregorio Zapata, llegó a ser capitán y labró una cuantiosa fortuna en Potosí; Cristóbal de Burgos, regidor de Lima y rico encomendero; Francisco de Talavera, también concejal limeño y amigo de Francisco Pizarro; Lorenzo Farfán de los Godos, primer alcalde de San Miguel de Piura; y Nicolás de Ribera el Viejo, primer alcalde de Lima. Refiere el historiador Juan José Vega que al morir Diego de Almagro (que había sido acusado de moro en más de una ocasión) Hernando Pizarro, su estrangulador, ordenó que se desnudara el cadáver para comprobar si había sido circuncidado. Aunque no se encontró la marca, los rumores de que su madre había sido morisca fueron persistentes.

Los judíos recién conversos al cristianismo eran sospechosos de ser “judaizantes” es decir de seguir practicando, de manera oculta o privada, las viejas costumbres judías; también se temía que pudieran filtrar el discurso hebreo. Por tal motivo, la Inquisición estaba alerta por la presencia de cualquier “judaizante”. Un caso muy sonado para la Inquisición limeña fue la “gran complicidad” o la “complicidad grande” que comprometió a los comerciantes portugueses más importante del Virreinato. Acusados de “judaizar”, los lusitanos fueron encarcelados entre 1635 y 1639. Las declaraciones de los inculpados llevaron ante el tribunal al conocido mercader Manuel Bautista Pérez y a su cuñado, Sebastián Duarte. El auto de fe, uno de los más apoteósicos, se celebró el 23 de enero de 1639 y en él se penitenció a 80 portugueses supuestamente “judaizantes”. No todos los acusados fueron condenados a muerte aunque Pérez y Duarte terminaron sus días en la hoguera. El santo Oficio secuestró los bienes de los reos, asegurando así sus finanzas, evitando competencias para los empresarios hispanos. Este proceso inquisitorial a los portugueses criptojudíos repercutió en los tribunales de México y Cartagena de Indias, pues en aquellas ciudades se tomaron medidas similares.

En el campo intelectual, destacó el jurista y erudito escritor de origen “sefardí” Antonio de León Pinelo (Lisboa ¿1590?-Madrid 1660). Desde sus cargos de relator y cronista del Consejo de Indias, se ocupó de reunir informaciones detalladas y abundantes sobre el Nuevo Mundo, convirtiéndose en el primer gran bibliógrafo sobre América. Entre sus abundantes escritos, podemos destacar El Paraíso en el Nuevo Mundo (1656) en el que sostenía que América había sido en antiguo Jardín del Edén, escenario de los sucesos del Génesis, y que los restos de la tierra perdida podían encontrarse en la Amazonía a juzgar por su exuberante naturaleza. León Pinelo argüía que los grandes monumentos de México y Perú habían sido construidos por los descendientes de Adán, antes del Diluvio Universal, y que los indios, por su adicción a la guerra, eran bárbaros recién llegados al Nuevo Mundo. Pinelo plantea un encuentro entre la erudición barroca y la utopía de América, tierra concebida como lugar de regeneración de la humanidad. A pesar de no haber nacido en las Indias, esboza un claro anhelo de reivindicación criolla al revalorizar el espacio indiano.

El siglo XIX.- Entre 1840 y 1850, llegaron a Lima judíos alemanes, franceses, ingleses y suizos quienes encontraron una elite más receptiva a la influencia de la cultura europea. Fue en este ambiente de relativa tolerancia, en que llegaron los primeros judíos al Perú. Decimos “relativa tolerancia” pues por un lado se acogía a los colonos extranjeros pero del otro se dejaba en claro la naturaleza católica del país. Decenas de judíos se asentaron en Lima y en 1855 aparecen los primeros documentos que testimonian su presencia. Entre 1869 y 1870 algunos discutieron la posibilidad de fundar una sociedad israelita. Por esos años se calcula en poco menos de 100 judíos en el país, algunos de ellos interesados en observar las tradiciones judías al menos en las Altas Fiestas. Por ello, en 1870, se fundó la Sociedad de Beneficencia Israelita, que obtuvo su reconocimiento oficial en 1873.

Una carta de Jacobo Herzberg, presidente esta Sociedad de Beneficencia, publicada en el periódico judío alemán Allgemeine Zeitung des Judenthumus, del 1 de abril de 1873, describe la naturaleza de la vida judía en Lima por esos años: “Vivimos acá en la República del Perú, país en el cual la libertad de culto todavía no se ha decretado por ley y cuya población es católica en su totalidad. Se tolera, sin embargo, a todas las sectas y religiones disidentes, las que efectúan los servicios religiosos en sus casas. Residen acá alrededor de veinte familias judías, entre las que se encuentran de veinte a cuarenta jóvenes solteros. También encontramos entre los varones casados a algunos que están capacitados para realizar lo servicios religiosos en caso de algún fallecimiento o para las fiestas de Rosh Hashana y Yom Kipur. Desde hace un año reside en Lima también un Mohel (persona que realiza las circuncisiones rituales), y por lo tanto ya no es necesario enviar a nuestros hijos a Europa para que se les practique la circuncisión. Además, desde el año 1870 organizamos una Sociedad de Beneficencia Israelita con el fin de ayudar a nuestros correligionarios en caso de indigencia o de enfermedad y también para atender que se les entierre en caso de si fallecimiento”.

Lo cierto es que existía la certeza de que uno podía ser abiertamente judío y pertenecer al círculo de la oligarquía, pues las relaciones sociales condujeron al matrimonio mixto. Pero a pesar de que esta comunidad fundó el Cementerio Judío (en un terreno donado por Henry Meigg en el Callao), que luego se convertiría en piedra angular de la vida judía organizada en el Perú, todos sus miembros originales, con excepción de uno, se asimilaron a la población peruana y desapareció la categoría de “judío” por de tres generaciones.

Ariel Segal indica que muchos factores pueden darse como pistas a esta desintegración de la primera comunidad judía de Lima:

a. Los primeros inmigrantes vinieron mayormente de Alemania donde el judaísmo atravesaba una transformación radical con el surgimiento del Movimiento Reformista. Su contenido religioso fue desplazado por una visión más histórica y cultural del judaísmo. Esto facilitó a muchos judíos nacidos en Alemania identificarse con otros inmigrantes europeos quienes compartían similares costumbres, preferencias sociales, idioma y un sentido de aristocracia. Quizá los judíos, entonces, no quisieron tener ningún significado especial de distinción, fuera de algunos rituales, respecto a otros inmigrantes europeos.
b. La Iglesia Católica fuertemente abogaba frente al Estado a fines del siglo XIX para que desaliente el establecimiento de sólidas comunidades religiosas en el Perú.
c. Muchos judíos se establecieron en Lima por un corto período de tiempo debido a la crisis económica causada por la Guerra del Pacífico (1879-1883). Por ello no fue un momento para echar raíces y mantener ritos religiosos o educar a la juventud.
d. Muchos niños judíos fueron educados en escuelas americanas o protestantes. Ellos no recibieron formación religiosa ni en la escuela ni con maestros particulares en la Comunidad Judía pese a lo que los Estatutos de la Sociedad de Beneficencia Israelita afirmaba acerca de la educación hebrea. El alto grado de secularización y matrimonios con mujeres no judías pudo también debilitar los lazos entre los miembros de la Comunidad Judía de Lima.

Respecto a los árabes, entre finales del siglo XIX e inicios del XX, el Imperio Otomano dominaba todo el Cercano y Medio Oriente. Por entonces, muchas familias de origen cristiano, que vivían en el actual Líbano o en Palestina (ciudades de Beit Jala y Belén) se sentían presionados o discriminados por los turcos musulmanes. Estaban abrumados por altos impuestos y escasez de tierras. Muchos, entonces, decidieron emigrar a otras tierras. Según Leyla Bartet, entre 1860 y 1890, unos 600 mil árabes abandonan Medio Oriente, siendo los países de América Latina un destino corriente para estos inmigrantes. De esta forma, fueron llegando a estas tierras en sucesivas oleadas. Sin embargo, no todos tenían un destino fijo. “Uno iba al puerto de Beirut y lo único que se pedía era llegar a América, es por eso que el destino era muchas veces fortuito”, señala el cónsul honorario de Líbano en el Perú, Elías Chalouhi. A veces los barcos los dejaban en cualquier puerto. Así llegaron, también, a las Antillas, a Dakar en África, otros a Cuba. Una vez desembarcados, muchos no tenían la alternativa para trasladarse a otro lugar de América así que se quedaban a trabajar como comerciantes, que es un oficio que llevan en la sangre. Y es que, como dice Eduardo Farah, el lema del éxito de la colonia árabe se basó en tres elementos “trabajo, disciplina y ahorro”.

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El atentado contra AMIA: ya son 15 años y no hay culpables

El atentado contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (18 de julio de 1994)

Uno de los casos más enrevesados y vergonzosos en los que se han visto envueltos la justicia, la policía y los servicios de inteligencia argentinos en época democrática es el llamado caso Amia, del que se cumple hoy sábado el decimoquinto aniversario. Se trata del peor atentado cometido contra la comunidad judía después de la II Guerra Mundial: un coche bomba estalló a las 9.05 de la mañana del 18 de julio de 1994 frente a la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), en el barrio de Once, y causó 85 muertos y 300 heridos. Pasados 15 años, el caso sigue sin estar cerrado, no hay detenidos y el escándalo sigue dando coletazos. El último porque los familiares de las víctimas rechazan que se nombre jefe de la recién creada Policía de la capital a Jorge Palacios, que era comisario de la Policía Federal cuando ocurrió el atentado y al que acusan de haber obstruido gravemente la investigación.

Argentina cuenta con la sexta población hebrea más grande del mundo, fuera de Israel, y solo en el área de Buenos Aires se calcula que viven, aproximadamente, 200.000 judíos.

El atentado contra la Mutual se produjo dos años después de que otro coche bomba destruyera la embajada de Israel en Buenos Aires, el 17 de marzo de 1992, y causara 29 muertos y 242 heridos. No hubo detenidos, ni tan siquiera sospechosos claros, pero la Corte Suprema estableció, en diciembre de 1999, que el atentado había sido obra de la Yihad Islámica, brazo armado de Hezbolá. El Gobierno israelí insistió desde el primer momento en la responsabilidad final de Irán.

El segundo atentado fue todavía más brutal y dio origen a una lastimosa investigación judicial y policial que acabó, diez años después, con la liberación de todos los sospechosos de haber colaborado en la masacre. Hace un año y medio, el nuevo fiscal encargado del caso reabrió la conexión internacional y pidió a la Interpol la detención de un libanés y ocho iraníes, entre ellos el ex presidente Ali Rafsanyani, por crímenes de lesa humanidad. El organismo internacional rechazó la orden de captura para Rafsanyani pero emitió la de otros seis ciudadanos iraníes, entre ellos el agregado cultural de la embajada de Teherán en el momento del atentado, Moshen Rabbani, y la del acusado libanés, conocido ya por su implicación en otros actos terroristas.

En Argentina el verdadero escándalo lo provocó la investigación de la conexión local. Las autoridades policiales y judiciales estimaron desde el primer momento que el atentado no había podido producirse sin apoyo interno: alguien facilitó los explosivos y la furgoneta en la que se instalaron. Detenido el dueño del vehículo, este implicó a su vez a miembros de la Policía Federal, que fueron encausados y juzgados. En el juicio oral, que se prolongó durante tres años, se demostró, sin embargo, que el propio juez instructor de la causa, Juan José Galeano, había ofrecido una elevada cantidad de dinero al dueño del coche para que implicara a un comisario, Juan José Ribelli, y a tres oficiales de la policía. En septiembre de 2004, se dio por nulo el juicio y se dejó en la calle a los sospechosos. El magistrado implicado en el extraño montaje fue expedientado y destituido. ¿De dónde había sacado el juez el dinero que ofreció? Una posible interpretación es que le fue proporcionado por los servicios de inteligencia argentinos, la famosa SIDE, convencida de la participación del comisario, pero escasa de pruebas reales, o dispuesta a encontrar un culpable fuera como fuera.

Los familiares de las víctimas recurrieron la decisión de anular todo el juicio y solicitaron que se reabriera con lo actuado hasta el momento de la intervención del juez Juan José Galeano. Hace tres semanas y media, la Corte Suprema convalidó esa petición y aceptó como válidas pruebas anteriores, con lo que el caso Amia vuelve a manos de un juez de primera instancia y recomienza su peripecia.

Mientras tanto, siguen las denuncias por el comportamiento de la policía. Es el caso de Jorge Palacios, a quien el alcalde de Buenos Aires, Mauricio Macri, acaba de nombrar jefe de la recién creada policía porteña. Palacios es, al parecer, uno de los hombres más respetados en la Policía Federal, en la que ocupó importantes cargos, pero según los familiares de las víctimas fue investigado por un juez por haber entorpecido la investigación del caso AMIA en relación con un ciudadano sirio. En aquel momento, el presidente argentino era Carlos Menem, de raíces sirias. “El nombramiento de Palacios da vergüenza ajena”, protestó la agrupación Memoria Activa (adaptado de El País de España).

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Galileo, Darwin y Armstrong *

¿Tienen algo en común estos tres personajes históricos (Galileo, Darwin y Armstrong) que merezca ser comentado? Aunque lo más obvio es la coincidencia, este año de 2009, del aniversario de tres grandes eventos que han sido cruciales para el progreso de la ciencia, la realidad es que, en cierta medida, han revolucionado nuestra forma de pensar.

Galileo

En esta época de desarrollos tecnológicos tan espectaculares como el teléfono móvil o una prótesis inteligente, no creo que llamara la atención un largo tubo con dos vidrios en sus extremos que producía una imagen unas seis a ocho veces mayor de lo que se veía a simple vista. Sin embargo, en 1609, hace 400 años, Galileo consiguió con este instrumento gran notoriedad entre sus coetáneos. El 21 de agosto lo presentó al Senado de Venecia. Montó el artilugio óptico sobre el Campanile, en la Plaza de San Marcos, donde entusiasmó al público espectador. Ante sus ojos, Murano, situado a unos 2,5 kilómetros, parecía estar a solo 300 metros. Galileo legó los derechos sobre el telescopio a la República de Venecia, muy interesada por las aplicaciones militares del aparato.

Si la notoriedad de este primer telescopio se hubiera limitado a lo antes dicho, posiblemente pocos recordaríamos hoy los hechos antes narrados. Galileo fue perfeccionando su rudimentario instrumento (consiguió más de 20 aumentos) y continuó observando el firmamento.

Analiza con detalle la Luna y sus fases donde descubrió que el astro no es una esfera perfecta, como requería la teoría aristotélica. Comprobó que la zona transitoria entre la sombra y la luz era irregular, lo que afirmaba la existencia de montañas y no una superficie perfectamente esférica y lisa como preconizaba Aristóteles.

Descubre la naturaleza de la Vía Láctea, donde puede contar estrellas en la nebulosa de Orión y encuentra que ciertos objetos tomados como estrellas son en realidad cúmulos de estrellas. Prosigue sus observaciones y descubre las fases de Venus, para él, prueba evidente de la hipótesis heliocéntrica de Copérnico. Probablemente el descubrimiento más capital es constatar la existencia cerca del planeta Júpiter de cuatro pequeñas estrellas, que después de varios días de observación, confirma que son cuatro satélites (conocidos como los satélites galileanos: Io, Europa, Ganímedes y Calixto) orbitando al gran planeta. Para Galileo es la prueba de que, Júpiter y sus satélites, forman un pequeño modelo de Sistema Solar. Basándose en este descubrimiento pretende poder demostrar que las órbitas perfectas circulares de Aristóteles no existen, y que todos los cuerpos celestes no giran alrededor de la Tierra, un golpe muy duro para los seguidores de las teorías aristotélicas y ptolomaicas.

En 1611, Galileo es invitado con todos los honores por el Cardenal Barberini, futuro Papa (Urbano VIII), a presentar sus descubrimientos al Colegio pontificio. La Academia de los Linces, de la que yo guardo un grato recuerdo porque en su sede de Turín recibí el título de Académico de la International Academy of Astronautics-IAA, lo recibe con entusiasmo y le admite como su sexto miembro.

Pero la intransigencia de Galileo, que rechaza la idea de una posible equivalencia de las teorías heliocéntricas de Copérnico comparada con la hipótesis geocéntrica de Ptolomeo, precipita la decisión del Cardenal Belarmino (el mismo que condena a la hoguera a Giordano Bruno) para ordenar que el tribunal de la Inquisición realice una investigación “discreta” sobre las teorías propugnadas por Galileo. El resto de la historia es muy conocida. Visto retrospectivamente, realmente la Inquisición fue bastante benévola con Galileo. En realidad su intransigencia era un ataque frontal contra las ideas que habían reinado durante siglos en la Cristiandad. Aristóteles era intocable porque había sido adoptado por los grandes teólogos cristianos como San Alberto Magno y Santo Tomas de Aquino; tengo para mí que la osadía de Galileo era difícil de asimilar por la Iglesia.

El telescopio ha sido, desde Galileo, el instrumento básico para la investigación astronómica. En realidad no es más que un colector de energía, que la concentra en el foco. Cuanta mas superficie colectora posea más energía recibirá el foco, de la que se podrá extraer más información. Para poder discriminar la información recibida será preciso instalar en el foco los instrumentos científicos adecuados: cámaras, espectrómetros, contadores, registros, etcétera.

Todos los objetos que hay en el universo radian energía en forma de ondas electromagnéticas, pero la atmosfera de nuestro planeta Tierra, filtra la mayor parte de esta energía. Para conocer en detalle el Universo es preciso observar en todos los rangos de frecuencia del espectro, no solo en el visible, también en rayos gamma, rayos X, UV, infrarrojo, microondas, radio, onda corta y onda larga. Es obvio pues que para abarcar toda posible información se precise instalar algunos de estos telescopios, con su instrumental científico, en las naves espaciales más allá de la atmósfera.

Primer Evento: Al cumplirse este año el 400 aniversario del primer telescopio de Galileo, la ONU ha declarado el año 2009, el Año Internacional de Astronomía, AIA – IYA 2009.

Gracias a Aristóteles, “maestro de los que saben” según Dante, a quien debemos el haber creado la ciencia de la razón, la lógica; gracias también a los desarrollos tecnológicos empezando por el telescopio de Galileo; y gracias al dominio del espacio, hemos conseguido acumular, en un período relativamente corto, unos conocimientos del Universo que probablemente no tiene parangón en ningún otro campo del saber. La confirmación de los procesos de nucleosíntesis en el centro de las estrellas, lo que nos permite afirmar que somos polvo de estrellas, porque sin estos hornos, donde se generan los elementos (carbono, oxígeno, fósforo, etc.) que componen la vida, no existiríamos. La detección de múltiples planetas extrasolares, como confirmación de las teorías sobre generación y evolución de sistemas solares. La comprobación de que las leyes físicas son universales, y rigen por igual en cualquier confín del cosmos. La posibilidad de conocer con cierto detalle la historia del universo desde el Big-Bang hasta nuestros días, son algunos de los elementos que confirman el gran avance de la astronomía.

Hay evidencias científicas que permiten resumir varias de las secuencias de la historia del universo: después de la gran explosión, la semilla del cosmos se expandió exponencialmente de forma extremadamente rápida (todo ello en unos 10-35 segundos, según la teoría inflacionaria de Alan Guth). En los primeros minutos, en un ambiente de muchos millones de grados, se creó el hidrógeno y algo de helio. Cuando el Universo tenía 380.000 años de existencia, la temperatura había bajado lo suficiente para que las partículas cargadas eléctricamente como los electrones y los protones, que desviaban los haces de luz, se combinaran para formar átomos, lo que permitió la libre circulación de energía electromagnética que hoy vemos. Los siguientes 10.000 millones de años la materia y la energía, sometida a las fuerzas fundamentales, fue ordenando el universo tal como lo estamos viendo (galaxias, estrellas, planetas, etcétera).

Cuando el Universo tenía unos 10.000 millones de años y nuestro planeta Tierra unos 1.000 millones, sometido entonces a intenso bombardeo de meteoritos, parte de la materia se había organizado de forma que podía crecer y reproducirse. Material fósil encontrado en la isla de Akilia cerca de Isua, Groenlandia, datado con al menos 3.850 millones de años de antigüedad, parece confirmar que la vida ya existía entonces. ¿Cómo se originó? ¿Cuáles son los procesos fisicoquímicos que transforman la materia inerte en un ente vivo? Este sigue siendo uno de los mayores retos científicos de nuestra era.

Darwin

¿Existió un primer organismo vivo del que descendemos todos? A Darwin no le gustaba la idea de vida en constante emergencia y hoy la gran mayoría de biólogos piensan que la vida en la Tierra desciende de un ancestro común. Si este no fuera el caso, sería difícil explicar como todos los organismos vivos comparten el modo en que la célula registra la información genética y la reproduce. Pero ¿Cómo pudieron sobrevivir a los intensos bombardeos de meteoritos los primitivos organismos? ¿Acaso la vida fue inseminada desde el espacio por una panspermia natural, como propuso Svante Arrhenius? Hallar vida sobre otro planeta no nos esclarecería el origen de ella, pero encontrar un simple microbio en cualquier parte del cosmos transformaría para siempre nuestra imagen del Universo.

Durante los siglos XIX y XX, los científicos han reconstruido laboriosamente la historia de la vida en la Tierra. En términos generales, cuanto más retrocedemos en el tiempo más simples eran los seres vivos. La proliferación de vida compleja ocurrió en los últimos mil millones de años (aproximadamente un 25% del tiempo total de existencia de vida en este planeta). Solo en los últimos 500 millones de años se inició una autentica explosión de especies que dio lugar a la colonización de la Tierra por los seres vivos complejos. Antes la vida estaba limitada a organismos unicelulares.

Segundo Evento: Fue Darwin quien explicó en líneas generales la teoría de la evolución en su libro El Origen de las Especies que se publicó el 24 de noviembre de 1859, quedando agotada el mismo día la edición, y lo mismo le sucedieron a seis ediciones posteriores. Este año se conmemora el 150 aniversario de la primera edición.

La publicación provocó grandes controversias porque echaba por tierra la teoría creacionista y desplazaba al ser humano del centro de la creación. Sin embargo, convenció a los científicos de que los seres vivos evolucionan primando las mutaciones genéticas que se adaptan al ambiente. Darwin explica en la introducción del libro la razón de la fecha de publicación. Dice que le ha movido a hacerlo el que “Mr. Wallace… ha llegado casi exactamente a las mismas conclusiones generales que sostengo yo sobre el origen de las especies”. Este reconocimiento de la co-autoría de la teoría evolucionista, honra a Darwin.

La NASA organizó, en 1996, un simposio al que asistieron expertos de los más variados campos del conocimiento: científicos, filósofos, teólogos, incluso algún político. El simposio tenía por objeto deliberar sobre cuales deberían ser las líneas maestras en las que se asentara su programa científico en el futuro. Como conclusiones a dicho simposio se redactó un informe proponiendo el programa multidisciplinar Origin,s que fue aprobado y donde la NASA está invirtiendo, por muchos años, gran parte de los recursos destinados a las ciencias del espacio. El objetivo fundamental de este programa es esclarecer los orígenes, los que explican el Universo y los que explican la vida. El programa está compuesto por un conglomerado de grandes misiones. Cada una de ellas se basa en el legado científico y técnico de las misiones previas, proporcionando nuevos conocimientos y tecnología para la siguiente.

Si alguna de las grandes misiones futuras como el TPF (Terrestrial Planet Finder), encuentra algún planeta extrasolar con signos de vida, por ejemplo gases atmosféricos tales como dióxido de carbono, vapor de agua y ozono, se iniciaría una misión más allá del año 2020 (Life Finder), que constaría de una red de grandes telescopios. La radiación infrarroja combinada de estos telescopios produciría en los detectores, espectros de muy alta resolución de las atmósferas de los planetas extrasolares distantes. La investigación en astrobiología ayudará a expandir nuestros conocimientos sobre los signos de vida que se espera aparezcan en diferentes estados de evolución y ¿por qué no?, sobre especies con algún grado de inteligencia.

Armstrong

En 1973, en Cracovia, tuvo lugar un simposio para conmemorar el 500 aniversario del nacimiento de Copérnico. Durante siglos se afirmó que la Tierra era el centro del Universo. Nadie se atrevía a disentir de Aristóteles y Ptolomeo, según los cuales todo giraba alrededor de la Tierra. Fue el canónigo Copérnico quien dio una gran lección de humildad a la Tierra y sus habitantes al mostrarles que no tenían ninguna situación de privilegio, que ésta no era más que un insignificante planeta, girando alrededor de una estrella vulgar, en un inmenso universo. Fue en este simposium de Cracovia donde Brandom Carter presentó un principio revolucionario: el Principio Antrópico, según el cual quizá el hombre vuelva a recobrar el orgullo de ser el centro del universo, aunque no centro físico, sino como único observador privilegiado. Carter lo expresó claramente: “Nuestra posición en el Universo es necesariamente privilegiada en el sentido de que es compatible con nuestra existencia como observadores”.

Los viajes al espacio son la realización de un deseo ancestral y la culminación de uno de los grandes sueños de la humanidad. Yuri Gagarin voló por primera vez al espacio el 12 de abril de 1961, es nuestro primer mensajero cósmico. Muy pronto, el 25 de mayo de 1961, el Presidente Kennedy pronunció en el Congreso de Estados Unidos, un discurso histórico con respecto a la exploración del espacio por el hombre: “Esta nación debe comprometerse a conseguir el objetivo, antes de terminar esta década, de alunizar un hombre en la Luna y retornarlo sano y salvo a la Tierra”. El programa Apollo había nacido.

Sobre el programa Apollo se han escrito muchos volúmenes y no es mi intención repetir lo que ya se ha dicho muchas veces. Sin embargo es muy instructivo recordar lo que el proyecto logró en un tiempo increíblemente corto y con unos medios técnicos considerados hoy prehistóricos. Tuve la suerte de participar en el desarrollo de las misiones tripuladas Apollo, y éstas dispusieron de recursos económicos y humanos prácticamente sin límite. A esto hay que añadir la herramienta moral más valiosa que proyecto humano pueda tener: la ilusión. Entre las múltiples actividades poco comunes a realizar, fue preciso decidir como se desarrollarían las misiones, en que parte de la Luna se alunizaría, encontrar soluciones técnicas para construir grandes lanzadores para transportar varios astronautas a la Luna y naves espaciales que pudieran ensamblarse en el espacio con total estanqueidad; diseñar y fabricar trajes espaciales para actividades extravehiculares en la superficie de la Luna donde reinan vacíos extremados, grandes dosis de radiación y temperaturas totalmente inadecuadas para el hombre: sobre todo, la medicina tuvo que encontrar solución a muchos problemas que conlleva la ausencia de gravedad y la intensa radiación.

Tercer evento: el día 20 de julio de 1969, ahora se cumple el 40 aniversario, Neil Armstrong, como observador privilegiado representando a la humanidad, pisaba por primera vez un objeto celeste distinto de la Tierra, haciendo realidad nuestro sueño ancestral. Como dijo al grabar la primera huella humana en la superficie lunar: “Un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad”.

Podemos concluir, pues, que nuestra especie vuelve a ser el centro del universo, no en el sentido físico, sino como observador privilegiado por ser consciente de ello. Parece que en cierta forma se ha cumplido un ciclo histórico universal: la nada -materia inerte- a vida -consciencia que nos permite observar y reconocer la belleza de nuestro entorno-.

* Por Andrés Ripoll, miembro de la Real Academia de Ingeniería y de la International Academy of Astronautics.

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El gran mural de Diego Rivera recupera su color


El antiguo mundo indígena

El mural de la historia de México pintado por Diego Rivera (1886-1957) en el Palacio Nacional de la capital mexicana está siendo sometido a un proceso de restauración y conservación que le devolverá su esplendor a tiempo para las celebraciones del bicentenario de la independencia del país, en 2010. “Es una visión del México anterior y el actual, pero más que nada es una visión histórica de hechos y acontecimientos de movimientos sociales, y sobre todo la presencia del ser humano alcanzando la meta que es la libertad del trabajo”, indicó ayer el coordinador del proyecto, Alejandro Morfín. Entre 1929 y 1951 Rivera pintó más de 274 metros cuadrados de murales en los arcos de la escalinata y el segundo piso del edificio, retratando la historia de México desde la época prehispánica hasta el siglo XX. Morfín recordó que hacía años que no se llevaba a cabo “una intervención completa integral” sobre esa obra del famoso muralista mexicano, que dejó incompleta al morir en 1957. Además de las labores de restauración, los trabajadores del Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico y Mueble del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) están realizando también un registro e informe actualizado de las condiciones en que se encuentra la obra pictórica (El País, 16/07/09).

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Chile, Bolivia, Perú: la insinceridad histórica no paga (un análisis desde Chile sobre el tema marítimo)

Por José Rodríguez Elizondo (publicado en la Revista Mensajes, julio 2009)*

La entrevista que concediera Evo Morales a Cristián Bofill, director de La Tercera (1) , más que un golpe periodístico fue una señal política extraordinaria para Chile y el Perú.

Respecto a nuestro país, presentaba la aspiración marítima boliviana en el marco de una negociación tranquila, sin periodistas, sin denuncia ante los foros internacionales y sin privilegiar el tema de la soberanía. “Lo que yo quiero es resolver juntos el problema y no buscar mediadores, veedores ni garantes”. ¿Y qué decía sobre la interferencia de Fidel Castro que torpedeó la visita a Cuba de Michelle Bachelet?… Pues, que fue un simple saludo o expresión de “un sentimiento internacional”, con tácita extensión al intervencionismo del líder venezolano Hugo Chávez. Morales verbalizaba, así, lo que muchos chilenos soñaron durante más de cuatro décadas y hasta sugería su disponibilidad para iniciar un vuelco histórico en la política de alianzas.

En cuanto al Perú, la entrevista marcaba el climax de la pésima relación de Morales con el Presidente Alan García. En ese marco, el agravio feroz del peruano, según el cual Morales dejó de ambicionar un mar para Bolivia, fue respondido con una ferocidad equivalente: la de que García demandó a Chile ante la Corte de la Haya a sabiendas de que perderá el pleito, pues su objetivo principal es “perjudicar a Bolivia”. Al respecto, Morales agregó (con matiz maldadoso), que él no hablaba desde meras suposiciones, sino con base en información interna, procedente de “las mismas estructuras del Estado peruano”.

Asesoría temeraria.- La entrevista sucedía a la clara señal del canciller ecuatoriano Fander Falconí, de que su país compartía el criterio jurídico de Chile sobre la demanda del Perú. Importante, pues ambos fenómenos efectivizaron la realidad de los riesgos geopolíticos de la estrategia peruana y, en especial, de la demanda judicial como método.

En rigor, era un riesgo compuesto, subestimado con ligereza por los expertos peruanos. Por una parte, consistía en que Ecuador hiciera causa común con Chile, en cuanto tercer suscriptor de los tratados de 1952 y 1954. Por otra, estaba la posibilidad de que Bolivia se diera por lesionada, pues la viabilidad de su aspiración marítima supone un corredor ariqueño y un mar adyacente no sujeto a controversia. De confluir ambas situaciones, se produciría lo que se está produciendo: el cuadro de un Perú enfrentado a Chile, Bolivia y Ecuador, con Venezuela apoyando decididamente a los dos últimos. En lista de espera estaría Colombia, que también participa del sistema limítrofe del Pacìfico Sur y donde operan las “chavistas” y muy infiltrables FARC.

Es pertinente anotar que el riesgo boliviano está analizado no sólo en mi reciente libro De Charaña a La Haya (2) . También fue contemplado en un artículo que publiqué, en septiembre de 2007, en esta revista (3). Allí planteaba, como “hipótesis”, que la pretensión oficializada en 1986 por el embajador peruano Juan Miguel Bákula, se habría diseñado, en parte, “como un franco disuasivo ante Bolivia”.

Esto, porque, siendo impensable que el Perú accediera a ceder a Bolivia parte de Arica, tampoco quería experimentar la ordalía de un nuevo acuerdo chileno-boliviano que hiciera explícita esa disposición. Desde ese talante, una disputa por la frontera marítima cumpliría el doble objetivo de reivindicar un segmento de océano e impedir -con presunta sutileza- un segundo “charañazo”. Ante una nueva petición de venía peruana para un “corredor ariqueño”, el gobierno requerido no estaría obligado a definirse sobre el fondo. Le bastaría indicar que los derechos sobre el mar adyacente ahora estaban en discusión y, claro, no se puede negociar sobre cosa ajena.

Sucede que esa hipótesis fue tajantemente descalificada por el propio embajador Bákula. Le resultaba conspirativo sostener que Bolivia pudiera sentirse afectada por la pretensión que él había liderado en lo técnico y representado en lo diplomático. Tal posibilidad no había pasado por su mente ni por la de su canciller ni por la de su Presidente. Tan arriesgada posición (¿cómo saber lo que realmente piensa otra persona?) fue volcada en trascendidos periodísticos y, en definitiva, se expresó en un libro que publicó el año siguiente. Ahí Bákula transformó mi hipótesis en simple “intuición”, la adjetivó como “extraña”, sospechó que estuviera “teledirigida desde otros miradores” y coligió que mi objetivo era desacreditar su propia gestión (la de Bákula) suponiendole “el recóndito propósito de reactivar la demanda marítima boliviana” (4).

Tan insólita reacción, que equipara la responsabilidad del agente diplomático con la del conductor polìtico, confunde una disuasión con una reactivación (de la aspiración boliviana) y descalifica a un analista por sospechas, era sicológicamente significativa. Por una parte, parecía revelar el oculto temor a un despertar crítico de los expertos propios. Por otra, evidenciaba que, a falta de argumentos convincentes, había que recurrir a “tergiversaciones patrióticas” y descalificaciones ad hominem. El ancestral reflejo de matar al mensajero.

Pero, a esa altura, la hipótesis ya era tesis verificada. Presidente, canciller, diplomáticos y ex cancilleres bolivianos aceptaban, con mayor o menor discreción, que la anunciada demanda peruana sería un obstáculo decisivo para su aspiración. Luego, cuando Morales quiso dar “orientación política antimperialista” al pueblo peruano y se burló de la robustez de García, la oleada antidemanda que bajaba desde Palacio Quemado era visible desde cualquier atalaya.

Con la demanda ya instalada, la Cancillería peruana y sus asesores pro demanda se encuentran ante un jaque geopolítico autopropinado. De ser cierto que sólo la intuición de un analista privado pudo prever el crítico alejamiento de Bolivia, significa que allí se dio un alarmante déficit de análisis focalizado. Si, por el contrario, hubo previsión certera, significa que esa Cancillería fue sobrepasada por una asesoría temeraria, que indujo las dos graves decisiones políticas de García: oficializar la pretensión peruana, en 1986 y presentar la demanda en 2008.

Traslado de culpas.- Hoy el gobierno de Bolivia aparece impulsando un traslado de culpas que daría un vuelco histórico al subsistema geopolítico pos Guerra del Pacífico. Chile dejaría de ser el exclusivo responsable de la mediterraneidad boliviana, pues los obstáculos reales los ha colocado –según Morales- la “permanente agresión” de García. El Perú quedaría en un aislamiento similar al que suelen percibir los chilenos, de manera recurrente, desde mediados del siglo 19.

Para nuestros cortoplacistas, puede ser una gran oportunidad. Bastaría endosar la querella de Morales contra García, sin asumir que eso a) equivale a reponer la “polìtica boliviana” previa a 1929, que giraba contra la transferencia a Bolivia de Tacna y Arica, b) supone canjear una compleja amistad boliviana por una sólida enemistad peruana, c) compromete –en caso extremo- a producir un “resquicio” para ceder un corredor a Bolivia bajo protección chilena y d) consolida el bloqueo de las políticas integracionistas en la sub-región, con perjuicio para todos. En suma, se prorrogaría la vigencia de “el siglo que vivimos en peligro”.

Mejor sería sincerarse y reconocer lo que los taimados hechos gritan: la aspiración marítima boliviana fue y sigue siendo una pieza para tres actores. Y, si en aras del dogma bilateralista quisiéramos negar el link entre la demanda peruana y la agenda de 13 puntos con Bolivia, significaría que algo muy extraño sucede en nuestro sistema perceptor de realidades.

Cabe agregar que en el meollo de la insinceridad está la exclusión de Bolivia consagrada en el Protocolo Complementario (y originalmente secreto) del Tratado de 1929. Tal instrumento fue, en su esencia, una Medida de Fomento de la Confianza (MFC), que permitió al Perú sublimar la pérdida de Tarapacá y Arica con la recuperación de Tacna y la certeza de que Chile no transferiría a Bolivia parte de la otra “provincia cautiva”.

El Presidente peruano Augusto Leguía sintetizó ese espíritu cuando dijo que el nuevo tratado unía fraternalmente a chilenos y peruanos “a la sombra de una historia forjada por héroes comunes y sobre un suelo cuya continuidad trazó la mano de Dios”. Fue un mensaje perfectamente decodificado por el ex Presidente boliviano Daniel Salamanca, con una metáfora que hizo fortuna: “Chile puso un candado al mar para Bolivia y entregó la llave al Perú”.

Trilateralismo diferenciado.- Chilenos y peruanos no contaron con que Bolivia, tras denunciar aquella exclusión, lucharía para convertirla en procedimiento. Al efecto, sus gobiernos la interpretaron de modo que “el candado” pudiera unirse con “la llave”, debilitando el espíritu del Protocolo Complementario. El método principal fue inducir conversaciones con Chile, para acceder al mar desde la frontera norte, y luego buscar la venia del Perú, a sabiendas de que para este país sería un tema incordiante.

Dicho procedimiento tuvo un hito decisivo en 1975, con los formales Acuerdos de Charaña, firmados por los generales Augusto Pinochet y Hugo Bánzer. A partir de éstos se inició una estrategia peruana que culminaría con un antídoto definitivo: la decisión de expandir la frontera marítima propia, primero mediante negociaciones y, en definitiva, demandando a Chile ante la Corte Internacional de Justicia.

Por lo señalado, Chile no sólo debe tratar de imponer sus mejores argumentos jurídicos ante esa Corte. Visto que el eventual fallo no puede solucionar el conflicto político y trilateral de fondo, también necesita enfrentar la complejidad de lo real, aceptando, con Goethe, que “las cosas siempre son más simples de lo que se puede pensar, pero mucho más intrincadas de lo que se puede comprender”.

En ese sentido, lo inteligente sería asumir la iniciativa política y estratégica de tender una “cuerda común” chileno-peruana, que sustente un nuevo espíritu respecto a Bolivia. Ambos gobiernos reconocerían, así, el fracaso de la exclusión de 1929 y admitirían la posibilidad de negociar con el tercer país a tenor de un proyecto integracionista en la triple frontera, sin transferencias de soberanía y en el marco de un juego “todos ganan”. De paso, reconocerían que el decaimiento de la soberanía absoluta, que reconoce la Ciencia Política moderna, no significa que dé lo mismo transferirla a otro país. Significa, más bien, que los Estados pueden delegar partes de su soberanía global en una entidad integracionista o supranacional. La modélica Unión Europea se forjó sin cambiar el color territorial de los mapas.

Ese trilateralismo diferenciado sería, entonces, una MFC que uniría a Chile, Bolivia y Perú en una empresa con soporte geopolitico, liquidando la madre de todos los recelos. No más ambigüedad flagrante desde el Perú. No más expectativas imposibles para Bolivia creadas desde Chile. No más vetos geoeconómicos en los mercados de exportación e importación. No más mercados gasíferos interferidos por el “factor patriótico”. No más discriminación a los inversionistas según sus nacionalidades. No más resquicios para que emerjan nuevos caudillos militares. No más facilidades a otros líderes para que interfieran en la relación entre nuestros tres países, demandando playas, dando apoyo estratégico a sus seguidores o apadrinando candidatos.

En resumidas cuentas.- Con el mérito de lo señalado, parece evidente que Chile debe mantener extrema prudencia ante el nuevo cuadro que configura el conflicto Bolivia-Perú. Nadie debe entusiasmarse con las trompadas que se propinan sus presidentes. A la inversa –y metafóricamente hablando- nuestra Presidenta Michelle Bachelet debiera negarse a convertir el penal que le está obsequiando su homólogo boliviano. Para no ser demasiado obvia en el rechazo, bien podria ensayar el trote previo desde los doce pasos y repetir su truco del zapato volador.

NOTAS

(1) La Tercera, 31 de mayo 2009.

(2) José Rodríguez Elizondo, De Charaña a La Haya, Ediciones La Tercera del Grupo Planeta, Santiago, 2009.

(3) La extraña invención del doctor García, revista Mensaje, septiembre 2007.

(4) Juan Miguel Bákula, La imaginación creadora y el nuevo régimen jurídico del mar, Universidad del Pacífico, Lima, 2008, pg. 218.

* Profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, escritor, periodista y caricaturista. También fue diplomático. Entre sus libros de análisis político están Crisis y renovación de las izquierdas, Chile-Perú el siglo que vivimos en peligro y Las crisis vecinales del gobierno de Lagos. Premio Rey de España a la mejor labor informativa en 1984. Distinción como Mejor Docente de Pregrado de su Facultad en 2007
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En defensa de la cultura judeo-española


Mujer de origen sefardí

En el corazón del desierto del Néguev un grupo de académicos de la Universidad Ben Gurión se dedica a preservar la cultura judeo-española o sefardí, aunque el futuro de este idioma, reconocen, se limitará dentro de pocos años sólo a las aulas de estudio. Cultura y lengua de los judíos expulsados de España en el siglo XV, el judeoespañol es hablado actualmente por unas 300.000 personas en todo el mundo, pero ni siquiera el creciente interés por la cultura sefardí podrá impedir la desaparición del idioma como lengua franca.

“La lengua sigue viva, porque por definición toda vez que haya dos personas que la hablen estará viva, la pregunta que debemos hacernos es por cuánto tiempo más”, dice en una entrevista con Efe el investigador Eliezer Pappo. “Actualmente ya no tiene masa crítica”, agrega al aludir “a ese conjunto de personas que conviven e interactúan a diario en una misma lengua para sus necesidades más rutinarias”, y base para que una lengua subsista a lo largo del tiempo.

Nacido en Sarajevo, Pappo es uno de esos pocos privilegiados en el mundo que aún habla esta lengua con absoluta soltura y fluidez, con 40 años de edad. “La edad promedio de los que hablan el judeoespañol supera los 70”, asevera la también investigadora Tamar Alexander. Ambos encabezan en la Universidad Ben Gurión del Negev, el llamado Sentro Moshe David Gaon de Kultura Djudeo-Espanyola, creado en 2004 en memoria de ese destacado historiador, escritor y bibliógrafo israelí de origen sefardí.

Expulsados de España.- “Sefarad” es la palabra hebrea para “España”, pero el gentilicio de este término alude también al patrimonio histórico, cultural y lingüístico relacionado con los descendientes de los judíos que debieron abandonar la Península Ibérica tras firmar los Reyes Católicos el Edicto de Expulsión, el 31 de marzo de 1492.

Alexander, directora del “Sentro”, subraya que su objetivo en estos momentos es “desarrollar la cultura judeoespañola”, una misión que llevan a cabo con la publicación de libros y revistas, investigaciones académicas, coloquios periódicos entre usuarios de ese idioma, congresos internacionales y jornadas de estudio. A ello han agregado un vasto programa de educación universitaria que, en el futuro, aspira a convertir en una licenciatura por si misma. “Esta es la primera vez que nuestra universidad dedica un programa de estudios íntegramente a la cultura judeoespañola y no sólo un curso aquí y otro allá”, refiere la lingüista.

Sólo en la Ben Gurión hay un centenar de universitarios que este año han seleccionado cursos relacionados con la historia y cultura sefardí, entre ellos algún que otro beduino que, curiosamente, encuentran un cierto paralelismo entre las romanzas sefardíes y la cultura árabe. La decisión de abrir programas de estudio sobre la cultura judeoespañola se siente en otras universidades, lo que hace presagiar que en el futuro esta cultura seguirá viva, aunque sólo en los pasillos universitarios. “El futuro del judeoespañol es la pregunta del millón. En la academia, como cultura, tiene un gran futuro, y lo vemos en un florecimiento desde hace diez años, pero no es el caso de la lengua”, explica Alexander.

A diferencia de muchos de sus colegas Pappo nació y creció en esta lengua que algunos llamarían “cervantina” por su parecido con el castellano medieval, y sostiene que el “judeoespañol” es una “lengua étnica” y por lo tanto no tiene futuro si los judíos no viven juntos en un mismo entorno. “La mayoría de los sefardíes -concluye- viven hoy en Israel pero se expresan en una lengua nacional que es el hebreo, así que como nunca van a crear un ‘Sefardistán’, el judeoespañol no volverá a ser nunca lo que fue en su día”. Sigue leyendo

Seminario en la Maestría de Historia (2009)

PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ
Escuela de Graduados
Especialidad: Maestría en Historia

Nombre del Curso: Seminario de Historia Comparada de América Latina
Código del Curso: His 643
Año: 2009 Semestre: Primero
Número de Créditos: Cuatro (04)
Profesor del Curso: Juan Luis Orrego Penagos
E-mail para consultas: jorrego@pucp.edu.pe
Oficina: Dpto. de Humanidades of. 111, telf. 6262000 anx. 4439

Sumilla.- El tema de este seminario es el análisis comparado de los diversos procesos económicos, sociales y políticos ocurridos en América Latina.

Objetivos.- El curso busca discutir dos temas centrales de la historia política de América Latina, la Independencia y la formación del estado nación (1810-1880) y el apogeo del populismo durante la primera mitad del siglo XX. Teniendo como base la “historia comparada”, a lo largo del semestre se pondrá énfasis en los procesos ocurridos en los países andinos y en México y Argentina. El objetivo final es entender la historia del Perú a la luz del análisis de otras experiencias latinoamericanas.

Sistema de evaluación.- Este curso, de acuerdo con su categoría de seminario, se centra en la participación de los alumnos en la discusión de los temas seleccionados, tanto como en la preparación y entrega de una monografía final. La composición de la nota es la siguiente:

a. Participación en los debates de clase (30%). Cada alumno deberá leer en cada semana un texto (artículos o capítulos de libros que se indicarán en clase), de manera que en la discusión pueda contribuir a partir de un punto de vista concreto, actividad que se evaluará de manera constante.
b. Exposición personal (20%). Al menos una vez durante el semestre, el alumno deberá encargarse de exponer un tema concreto (un libro o varios artículos) que servirá de eje para la discusión semanal.
c. Trabajo de investigación (50%). A lo largo del semestre el alumno debe preparar un trabajo de investigación de historia comparada. La nota de este trabajo se subdivide en: planteamiento del tema (20%); informe parcial de avance (30%) y trabajo final (50%).

El calendario es el siguiente:

1. Entrega del planteamiento del problema: hasta el martes 14-04-2009. (de 3 a 6 páginas máximo, sin incluir fuentes y bibliografía)
-Descripción del problema y variables a comparar
-Esquema tentativo
-Reseña de la discusión historiográfica
-Fuentes concretas (referencias de archivo o publicaciones) y bibliografía a utilizar.

2. Avance de investigación: hasta el martes 26-05-2009 (de 5 a 10 páginas máximo.)
-Introducción del trabajo (tema, discusión historiográfica y aportes del trabajo.)
-Esquema final
-Principales evidencias documentales e historiográficas
-Conclusiones tentativas

3. Entrega del trabajo final: hasta el lunes 20-07-2009

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INDEPENDENCIA

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Ojo a la situación en Perú (así nos ven en Europa)

En la interesante, esperanzadora y delicada situación en la que se encuentra América Latina en su conjunto empieza a adquirir gran importancia lo que está ocurriendo en Perú, el país con suficiente peso, masa crítica e historia como para cambiar los difíciles equilibrios actuales.

La incorporación de Perú al movimiento indigenista y al área bolivariana que lidera actualmente Venezuela, algo que no ha ocurrido, pero que podría ocurrir si no se controla la fuerte crisis que está atravesando, supondría un cambio de fuerzas entre los dos modelos principales que, con diferencias nacionales e importantes peculiaridades, se han instalado en el continente. Las noticias de Lima llenan de preocupación al gran bloque que lidera Brasil y, en menor medida, Chile, que propone un cambio de inspiración socialdemócrata, con reforzamiento institucional, crecimiento económico alto y una mejora social progresiva, pero que, en muchos casos, resulta demasiado lenta e insuficiente frente a las carencias que sufre la mayoría de la población.

En sentido contrario, países como Bolivia y Ecuador, con grandes poblaciones indígenas que fueron radicalmente marginadas de la vida política y económica de sus países y que ahora se sienten representadas en las nuevas constituciones indigenistas y en los Gobiernos de Evo Morales y Rafael Correa, ven con esperanza la posibilidad de que Perú se desestabilice lo suficiente como para que en las próximas elecciones presidenciales, en 2011, dé el giro definitivo y contemple la victoria de Humala, el líder del nacionalismo étnico. Perú aportaría en ese caso un peso extraordinario a un eje que apoya Hugo Chávez, y que está ahora debilitado con la caída del precio del petróleo.

El presidente Alan García ganó las elecciones en 2006, en segunda vuelta, por 52% a 47%, a Ollanta Humala, un ex militar de 46 años, fundador del Partido Nacionalista Peruano, de fuerte inspiración étnica. García -que ya ocupó la presidencia en otro periodo, durante el que fue acusado de graves casos de corrupción- ha impulsado un fuerte crecimiento económico, que en 2008 fue del 9,8%, uno de los más altos del mundo, basado en una fuerte inversión extranjera. La crisis golpeó duro al país y en 2009 se prevé un crecimiento cercano al 3%.

En los últimos meses, varias de sus decisiones fueron seriamente contestadas por la población indígena. En junio pasado se produjeron violentas manifestaciones en la zona de la Amazonia, que provocaron la muerte de 24 policías y 10 civiles. Los indígenas lograron que se retiraran las leyes que permitían la venta de terrenos en lo que se considera tierra de los pueblos originarios. García ha sido acusado de desatender a las poblaciones indígenas y de no impulsar programas sociales capaces de promover su integración educativa y política.

Con el conflicto con los indígenas aún sin resolver, y con la crisis económica en ebullición, el Gobierno de Alan García ha tenido que hacer frente en las últimas semanas a más de 200 conflictos sociales; los más graves, las huelgas de maestros y de transportistas. La dimisión del primer ministro, Yehude Simon, no ha ayudado a parar la veloz caída de popularidad de García y no parece que se vayan a calmar las movilizaciones. Ollanta Humala se proclamó ya candidato para 2011 (o antes, si se adelantaran las elecciones), al igual que el ex presidente Alejandro Toledo y Lourdes Flores, de 50 años, rectora de la Universidad de San Ignacio y presidenta del Partido Popular Cristiano. También podría optar a las elecciones la hija mayor del ex presidente Alberto Fujimori, Keiko Fujimori, de 33 años, que busca la liberación de su padre -condenado a 25 años por delitos contra los derechos humanos- y que fue elegida en 2006 senadora con más votos que ningún otro candidato. Nadie duda, sin embargo, que Ollanta será la figura a batir por todos los demás y que su llegada al poder sería, realmente, la que trastocaría el mapa político latinoamericano y rompería los equilibrios actuales. Perú tiene el fiel de la balanza.

SOLEDAD GALLEGO-DÍAZ (El País, 12/07/2009) Sigue leyendo

El ‘walkman’ cumple 30 años


Así era el “walkman” en 1979

“Decían que había que estar loco para ir por ahí con cascos, que el walkman era sólo un aparatito inútil inventado por un lunático”. Ninguno de los grandes fabricantes de aquel momento creyó a Andreas Pavel (Alemania, 1945), filósofo e inventor, pionero en la reproducción de música por medio de aparatos portátiles. El creador del “cinturón estéreo” estaba convencido de que la criatura tenía por delante un más que brillante porvenir. Por ello, el 30 aniversario de la primera producción en serie de un dispositivo de este tipo, el walkman de Sony, se cruza con la historia de la obstinación de Pavel, que dedicó 25 años a defender la patente -o propiedad- del invento.

El hermano mayor de una familia luego integrada por el discman, el reproductor de minidisc, el mp3 y mp4, y el iPod nació en Brasil, a finales de la década de 1960. Pavel y sus amigos se reunían con regularidad para escuchar discos (de Bach a Janis Joplin), y debatir sobre política y filosofía, según recoge un reportaje de The New York Times . En esos encuentros fantaseaban con la posibilidad de llevar sus canciones adonde quiera que fuesen. Inspirado en ese sueño, Pavel concibió el “cinturón estéreo”, que patentó en Europa, Estados Unidos y Japón, en 1977.

La extinción del prejuicio.- Dos años después, a finales de junio, el walkman de Sony llegaba al mercado. El aparato era caro, voluminoso y pesado, pero ninguna de estas desventajas impidió que su empleo se expandiese hasta transformarse en un símbolo de los 80. El prejuicio inicial pronto fue dejado de lado y las calles se llenaron de peatones “aislados” de la muchedumbre. El reproductor portátil cambió para siempre los tediosos y solitarios desplazamientos en las grandes ciudades. A su lado, el casete se impuso como soporte en detrimento del disco de vinilo. El tocadiscos comenzaba a quedar incómodo y anticuado. Para él había comenzado la irreversible transformación en producto vintage.

Sony vendió millones de walkman y fabricó decenas de modelos -el nuevo siempre mejoraba un aspecto del anterior- hasta que el casete entró en crisis como consecuencia de la irrupción del disco compacto. Pero el cambio de plataforma vino acompañado de una versión específica de reproducción portátil. En 1985, la línea walkman incorporó un aparato para CD, que coexistió durante varios años con el dispositivo original. En 2003, cuando la multinacional japonesa estaba embarcada sin reservas en la creación de adminículos compatibles con los revolucionarios archivos digitales, Pavel ganó la pulseada legal, y obtuvo el reconocimiento moral y económico de su propiedad intelectual sobre el reproductor portátil.

“Sucedió por pura experiencia estética”, confiesa el padre del walkman a The New York Times frente al interrogante sobre las motivaciones que determinaron la creación del invento. Los años han modificado el dispositivo para potenciar el concepto. La supervivencia de la esencia no necesitaba demostrarse, pero, la semana pasada, la BBC hizo el experimento con uno de los primeros reproductores portátiles y un adolescente de 13 años. El usuario -acostumbrado al iPod– concluyó con nostalgia: “Uno puede imaginarse la emoción del primer equipo. Es posible que ese tipo de sensación se haya perdido después por la avalancha constante de nuevos productos” (El País, 07/07/09).
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El parque Salazar (Miraflores)

Digan lo que digan, con la construcción de Larcomar, los limeños perdieron el parque Salazar. Hoy el espacio se ha degradado en favor de un dudoso proyecto modernizador. Fue construido en honor al alférez FAP Alfredo Salazar Southwell (Lima 1913-1937), quien a los 24 años se inmoló en los cielos de Miraflores al preferir enrumbar su avión con dirección al mar, donde hoy se encuentra el parque, para evitar la tragedia que hubiera causado su avión en llamas al estrellarse contra las viviendas de la ciudad. Todo ocurrió, irónicamente, en la mañana del 14 de septiembre de 1937, durante un ensayo previo al desfile aéreo por el Día de la Aviación e inauguración del monumento a Jorge Chávez, en Santa Beatriz, por el presidente Benavides. En 1953 se inauguró el parque y se colocó un monumento a su memoria; la obra fue del escultor húngaro Lajos D’Ebneth. Se trata de una cabeza estilizada de cóndor de 3 metros de altura. La pieza fue trabajada en mármol travertino rosado traído de la sierra central del país, y que es inalterable a las condiciones del aire marino, del sol y del calor. La escultura corona una base de rocas naturales.




(las fotos han sido tomadas del grupo Miraflores Antiguo)

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