La Reconstrucción Nacional: la guerra entre Iglesias y Cáceres

Finalizada la guerra con Chile, una Asamblea Constituyente reunida en Lima ratificó en el mando a Iglesias como “Presidente Provisorio”, cargo que desempeñó desde 1883 a 1885. En virtud de tal condición intentó sacar al país adelante con los pocos recursos existentes y con la tenaz oposición de Cáceres.

A nivel cultural, se reabrió el antiguo Colegio de Guadalupe, bajo la dirección del eminente maestro Pedro A. Labarthe, y el tradicionalista Ricardo Palma inició la reconstrucción de la Biblioteca Nacional luego del saqueo chileno. Esta fue sede de la caballería invasora, usándose sus estantes como improvisados comederos, y sus cuantiosa colección fue embarcada a la Biblioteca Nacional de Santiago. Por ello, Palma inició la penosa y lenta tarea de reabrir nuestra principal biblioteca. Pidió donaciones de libros y revistas del exterior así como aportes valiosos de coleccionistas particulares. Otro acontecimiento, esta vez cargado de violencia, se desató en el Callejón de Huaylas (Ancash) con la rebelión indígena de Atusparia.

Pero los días estaban contados para el gobierno de Iglesias. En agosto de 1884 las tropas caceristas atacan Lima hasta tomar Palacio de Gobierno semanas después. El 3 de diciembre Iglesias tuvo que dimitir. Asumió temporalmente el mando Antonio Arenas, presidente del Consejo de Ministros. Convocadas las elecciones distintas fuerzas políticas presentaron la candidatura de Cáceres patrocinada por su nuevo partido, el Constitucional. También lo apoyan los civilistas que no presentan candidato.

Nicolás de Piérola y su partido, el Demócrata, se oponen al proceso electoral por considerar un excesivo favoritismo del gobierno transitorio a la candidatura de Cáceres. Este será el comienzo de otra rivalidad que siguió ensangrentando al Perú al finalizar el XIX; una nueva guerra civil se veía en el horizonte. La candidatura de Cáceres sería aclamada mayoritariamente. El nuevo gobierno inaugura sus funciones en junio de 1886 y, según la constitución vigente, la de 1860, debía durar cuatro años.


Biblioteca Nacional del Perú en el siglo XIX

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Comentarios

  1. alex escribió:

    buenaa informacion

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