EL CRIMEN DE JOSÉ YACTAYO, EL DL. 1323 Y LOS CRÍMENES DE ODIO: RELACIONES PELIGROSAS.

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El debate parlamentario sobre el Decreto Legislativo 1323 y el caso del asesinato del periodista José Yactayo, nos lleva a una discusión de fondo sobre qué es y qué no es un crimen de odio. Planteo estos dos hechos porque en ambos las posturas conservadoras argumentan que no existen los “crímenes de odio”, dado que en verdad estaríamos ante hechos de delincuencia común, robo o crímenes pasionales. En principio veremos algunos aspectos del crimen de José Yactayo, para luego revisar el concepto de crímenes de odio para discutir la necesidad del D.L. 1323.

Sobre el crimen del periodista Yactayo, lo que sabe es que el 25 de febrero (cuando ya estaba vigente el DL. 1323), la víctima se contactó con su asesino por la red social gay “Manhunt”, en la misma que pactaron una cita en el departamento de Wilfredo Zamora, un joven  universitario, lo que sucedió exactamente allí no se sabe, lo que si sabe es que Zamora descuartizó a Yactayo y arrojó sus restos en un camino de Huaral. Incluso antes de tener el contexto sobre la forma que se conocieron víctima y victimario, la extrema violencia del acto de descuartizamiento nos llevó a muchos a pensar que estábamos frente a un crimen de odio. Hechos posteriores como el saber de la existencia de otros cómplices y la aparente sangre fría con la que se actuó nos refuerza esta hipótesis.

Sobre lo anterior debemos aclarar que para que el hecho califique de un crimen de odio, no es necesario que Wilfredo Zamora y sus cómplices, tuvieran un odio patológico hacia las personas homosexuales (homofobia) o que tuvieran que ser heterosexuales, dado que los crímenes de odio se producen al interior de una estructura de poder heteronormativa en la cual la violencia es una forma de control social, de hecho que José Yactayo un  hombre mayor, solitario y gay, era visto como una presa fácil dada la clandestinidad de su actuar debido a que su orientación sexual no era aceptada socialmente, es decir Yactayo es la víctima no solamente de la homofobia de su descuartizador, sino de la homofobia de una sociedad que no permite en lo público la existencia de una diversidad de expresiones sexuales, una prueba de ello es la fuerte corriente contra la “igualdad de género” y el D.L. 1323 que penaliza los crímenes de odio.  Otro aspecto vinculado a lo antes dicho es muchos niegan que exista un crimen de odio en los casos que los victimarios sean LGTBI, al respecto es importante aclarar que incluso las personas LGTBI tienen altas dosis de homofobia interna.

Si Yactayo optó por entrar a una red social, citarse con un extraño y acudir al domicilio de un desconocido, no es porque no tuviera una compulsión hacia el riesgo, sino porque la sociedad había condenado su sexualidad a la clandestinidad. Si sus victimarios pensaron que podían matar a un hombre mayor gay, es porque saben las altas probabilidades de impunidad cuando la víctima es LGTBI. Si los “amigos periodistas” de Yactayo han hecho todo lo posible para ocultar su sexualidad, al extremo de haber retirado el disco duro de su computadora, es porque consideran que es mejor la impunidad que la vergüenza pública a la que expone ser homosexual.

En este contexto creo que es adecuado que el caso se juzgue de acuerdo a los agravantes que determina el D.L. 1323, dado que el móvil del acto criminal está relacionado directamente con el rechazo y el temor hacia la preferencia sexual de la víctima, y justamente para garantizar el acceso a la justicia es que es necesario hablar de la sexualidad de la víctima y las circunstancia de su horrendo crimen.

Dado que este hecho de sangre se produjo en un contexto en el cual son las relevantes las tendencias compulsivas dentro de la sociedad, las cuales aspiran a restaurar la “normalidad” rota por la disidencia sexual, en este tipo de pensamiento encontramos frecuentes relaciones dicotómicas entre lo que se concibe como “correcto” o “incorrecto” (STRAND NIELSEN: 1997), por lo tanto estaríamos hablando de la existencia de una fuerza compulsiva y normativa afincada en el sentido común, producto de la cual se concibe a la heterosexualidad como una orientación obligatoria, lo anterior, se manifiesta en el repudio y exclusión a lo que está fuera de la heterosexualidad y se considera abyecto (BUTLER:2002).

Fuentes:

BUTLER, JUDITH (2002) CUERPOS QUE IMPORTAN. SOBRE LOS LÍMITES MATERIALES Y DISCURSIVOS DEL “SEXO”. PAIDOS, BUENOS AIRES.

BONFIL, CARLOS (2001). HOMOFOBIA Y SOCIEDAD. EN DE AMORES Y LUCHAS. CENTRO DE LA MUJER PERUANA FLORA TRISTÁN. LIMA.

MONTALVO, JOSÉ (2005). CRÍMENES D HOMOFOBIA EN EL CONTEXTO DE LA VIOLENCIA POLÍTICA EN EL PERÚ (1980-2000). En: JÓVENES EN MOVIMIENTO. RAÍZ DIVERSIDAD SEXUAL, INSTITUTO RUNA. LIMA

STRAND NIELSEN, DAG. (1997). LA IDENTIDAD GAY. EN INDIA BONITA .MHOL, LIMA

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Un pensamiento en “EL CRIMEN DE JOSÉ YACTAYO, EL DL. 1323 Y LOS CRÍMENES DE ODIO: RELACIONES PELIGROSAS.

  1. Juan Manuel

    El autor de este artículo asume que Pepe Yactayo en paz descanse era gay en secreto por temor a ser rechazado y por lo tanto eso es culpa de la sociedad que no acepta la homosexualidad como normal. Yo más bien pienso que era gay en secreto por decisión propia, talvez no quería que nadie se entere o era bisexual u otra variante de la homosexualidad y eso no es culpa de la sociedad sino solo de el, es su decisión y no hay nada que reprocharle. Esto se puede verificar en sus colegas como Beto Ortiz y Jaime Bayli que son homosexuales de manera abierta y la gente lo acepta y los respeta como tal, la sociedad ya no es como antes, hay homosexuales en la televisión​ y hasta en el gobierno y nadie se araña por eso. No es un crimen de odio es más bien un crimen perpetrado por un enfermo mental que debe ser sancionado con todo el peso de la ley porque por encima de que sea homosexual o no Pepe Yactayo era una persona humana con todos sus derechos

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