Sendero

No cumplía mi mayoría de edad y ya escuchaba de la fórmula más efectiva de materializar y resolver la lucha de clases: con el uso del fusil. Eso lo oía en mis últimos años secundarios de algunos profesores que con verbo seductor y ardoroso tocaban esos temas en clases. Más tarde me enteraría que esos profesores eran, a la vez, dirigentes del Sindicato de Trabajadores de la Educación Peruana, Sutep. El más vehemente era Barreda Bazán empeñado en organizar a los alumnos a través de un Comité de Coordinación de Unificación de las Luchas Estudiantiles Secundarias, Ccules, símil del Comité de Coordinación de Unificación Clasista, Ccus. Esos años los viví en medio de puras siglas que parecían trabalenguas que desenredábamos entre risas con mis compañeros de aula, sin percibir lo que todo eso encerraba: la génesis del terrorismo que, como se demuestra en el informe final de la CVR, tuvo en la escuela su principal terreno de cultivo.

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