¿La COP20 o El Chavo?

Tal vez para Peña Nieto fue un bálsamo, pero para Humala se ha convertido en un inoportuno  aguafiestas, pues segundo día de la COP20 y los principales medios  del país no dejan de hablar de la muerte de Roberto Gómez Bolaños, El Chavo. ¿la vigésima Conferencia de las Partes de la Convención Macro de la ONU sobre Cambio Climático, la Decima Reunión de las Partes del Protocólo de Kyoto, CMP10, y de paso la Cumbre de los Pueblos? Poco o nada, por eso no debe extrañarnos que tamaños eventos pasen totalmente desapercibidos para la mayoría de nosotros.

Aunque inexplicablemente sigamos llorando al Chavo o Chespirito, es bueno saber que desde ayer nuestro país es sede de estos magnos eventos  donde se vienen exponiendo las formas de cómo adaptarnos a los grandes efectos del cambio climático que ya vivimos y sufrimos, como las inundaciones, tsunamis, sequías u olas de calor o frío. A la vez, este evento que congrega miles de representantes oficiales y no oficiales de todo el mundo, tiene como tarea principal  avanzar en las negociaciones para, por lo menos,  reducir las causas que originan estos violentos cambios.

 Obviamente que esta negociación compromete principalmente a los países primermundistas o industrializados. Precisamente por eso es que estos eventos son vistos como inútiles, pues son varias las ocasiones que estos países no han aceptado o se han burlado de los acuerdos para frenar el calentamiento de nuestro planeta.

 He escuchado una entusiasta voz oficialista (Pulgar Vidal) que cree que  el Perú sí será el escenario para que se avance en un nuevo compromiso a ratificarse el próximo año en Paris. Tal estallido de fe contrasta con las acciones de este gobierno, pues recordemos que acaba de dictarse medidas  reactivadoras violando acuerdos medioambientales, y también recordemos que nuestro propio mandatario, Humala, cree poco o nada en ese tema, sino veamos quienes le rodean (cocaleros y mineros ilegales). Eso sin mencionar que la COP20 se hace en medio de una Lima que se ahoga en su inmunda por desidia de sus autoridades.

 Por esas razones es que me ubico más entre los que creen que la tarea principal recae en la sociedad civil que debe asumir un rol más activo para así empoderarse y convertirse en el contrapeso de esas multinacionales y sus respectivos gobiernos que dejándose guiar por su angurria y egoísmo han puesto en peligro a toda la humanidad. Para ese necesario protagonismo de la sociedad civil, el primer paso es dejar de llorar por El Chavo.