7 de diciembre, midiendo los ánimos

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El Ejecutivo aprobó la propuesta del JNE, así que ya sabemos que las elecciones de segunda vuelta para saber quién encabezará el Gobierno Regional de Arequipa, será el 7 de diciembre.  Prácticamente a un mes de ese proceso, es bueno preguntarse cómo van los ánimos, tanto de la población como, principalmente, de los protagonistas de este proceso: Osorio e Ismodes.

Creo que para nadie es una novedad darse cuenta que esta segunda ronda electoral está atravesada por la apatía y desgano. A un mes de la primera vuelta, además de las consabidas protestas y críticas de los perdedores, nada trascendente ha ocurrido; los candidatos finalistas pareciera que han decidido refugiarse en sus cuarteles y la población ya no discute o, en todo caso, muestra fastidio al abordar el tema electoral. Quizá la explicación se deba a que nuestra región no ha asimilado aún esta experiencia que la pasa por primera vez; es decir, elegir en una segunda vuelta electoral a la autoridad regional. Pero parece que ni los candidatos finalistas la han sabido asimilar, pues en lugar de ser los impulsores para que los ánimos no se extingan, han emprendido una estrategia que contribuye a este clima de fastidio y desazón.

 Es cierto que se han multiplicado los locales partidarios de ambas agrupaciones, pero mi impresión es que éstos son mayormente alentados por los votantes cautivos o utilitarios; es decir, aquellos que ven cada vez más cerca la posibilidad de conseguir el puestito de trabajo a cambio del voto.

 Curiosamente, lo que más ha ido creciendo en las últimas semanas es la opción del voto en blanco o viciado, expectativa, por cierto, atravesada por el desconocimiento del proceso, pues es imposible lograr el porcentaje que lo anule,  y si ocurriera no cancela las elecciones para convocar otra. Es decir, nuevamente tendríamos a Osorio e Ismodes como finalistas.

 La siguiente semana arrancan los debates. El lunes, por ejemplo, hay uno organizado por la Universidad San Pablo que ha sabido convertirse en protagonista de estas elecciones. Además, tengo conocimiento que otras organizaciones vienen organizando eventos similares, a pesar que los candidatos no muestren muchas simpatía de estos espacios.

 Ojalá que el debate del lunes, la de la San Pablo, logre encender los ánimos, no sólo de los candidatos, sino de la población en general para que el 7 de diciembre elijamos con cierta expectativa. De lo contrario, parece que esta segunda vuelta corre en riesgo de convertirse en un acto ritual atravesado por la obligación y la flojera, lo que en el fondo demostraría que en realidad no hay ninguna esperanza, ni en Osorio, ni en Ismodes.

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