¿Podrá Yamila ser el futuro?

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No hay  duda que la figura más insólita y  refrescante de  nuestro  actual escenario político-electoral es Yamila Osorio, la candidata que inesperadamente eligió el oficialismo para reemplazar a Guillén y continuar 4 añitos más gozando del poder regional. Yamila resulta una candidata insólita no sólo porque no estaba en el cálculo político de ninguno competidor al gobierno regional (ni  siquiera al interior de “Arequipa Tradición y Futuro”), sino también porque termina siendo la única mujer, además joven y apuesta que resalta frente a tanto vejete y mofletudo que compiten para la Región. Justamente esta última característica le da a Yamila su tono refrescante. Pero, ¿eso basta para ganar?

La campaña de Yamila se basa en esa supuesta fortaleza: juventud; es decir, ha decidido apostar por ese sector a quien cree encarnar en sus valores más representativos: voluntad, trabajo, responsabilidad, compromiso, etc.  Sin embargo, habría que preguntarse si esos son los reales valores de nuestra juventud actual y para ello me remito a una reciente encuesta hecha por la UCSM entre sus estudiantes donde sobresale un mayoritario desinterés por la política y mucho menos por la democracia. Hace unos años, CEDER hizo la misma  investigación y el resultado fue casi el mismo. Es decir, hay que reconocer que nuestra juventud vive hoy postmodernamente; o sea, entre el goce de hoy y la dejadez del mañana; la inmediatez y frivolidad. Los pocos que pueden interesarse en la política no tienen referentes: no hay partidos serios y sus representantes, los que dicen liderarlos y hoy son candidatos terminan siendo o violadores o plagiadores. ¿Con esos referentes qué jóven puede tomar en serio la política?

 A pesar de eso, Yamila podría, efectivamente, encarnar la voz y figura que necesita nuestra juventud para que crea en ella (la política) y ser la semilla renovadora que ésta necesita. Para ello la candidata del oficialismo debería, precisamente, desmarcarse del oficialismo. Por ejemplo, sería genial que exija e impulse una investigación a fondo sobre corrupción en el que está envuelto la actual gestión con Guillén a la cabeza; sería genial que Yamila se pronuncie sobre el protocolo del aborto terapéutico o la unión civil; es decir, temas que la demarquen del pensamiento y estilo tradicional encarnados en los añosos y tradicionalistas de su organización y de toda la política local.

 No le bastará a Yamila estar en las redes sociales y jugar con colorcitos llamativos (copiados de PPK) para decir que representa lo nuevo y juvenil. Deberá dar un golpe de timón no sólo en el estilo de hacer política sino fundamentalmente en el discurso: irreverente, cuestionador, revoltoso; es decir el estilo discursivo propio de la juventud que además contiene su propia agenda: estudio productivo, trabajo inmediato, sexo y convivencia sin mayores compromisos.  Sólo así  Yamilia podría ser el futuro, dejando a Guillén y toda la clase política local en la tradición. ¿Podrá?

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